Hace tiempo que el deporte ruso vive una situación muy delicada. Desde que estalló el conflicto bélico por la invasión de Rusia sobre Ucrania, los castigos sobre todo aquello que procedía del país del este comenzaron a sucederse. Deportistas, equipos, federaciones... muchos actores quedaron apartados de las grandes competiciones o incluso obligados a competir sin bandera, sanciones que hoy en día siguen estando vigentes en su gran mayoría.
Sucedió lo mismo en algunas competiciones con ciertos patrocinadores. En la Champions League, uno de los grandes focos de atención de deporte mundial, la UEFA finalizó su vinculación con Gazprom, la gigante empresa de gas rusa que era uno de los sponsors principales del torneo. Esta misma marca vio también cómo su logo desaparecía de la camiseta del Schalke 04, el club alemán al que también patrocinaba.
Sin embargo, el dinero ruso ha encontrado algunos reductos en los que colarse para seguir tejiendo su tela de araña más allá de las fronteras de su propio país. Serbia, en las carnes de dos de sus equipos más emblemáticos, se ha convertido en una alternativa perfecta para dar rienda suelta a las actividades habituales desempeñadas antes de la guerra con total normalidad.
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En Belgrado, los dos grandes clubes que cuentan con sección de fútbol y de baloncesto siguen manteniendo sus vínculos con Rusia. Donde otros vieron un conflicto ético, tanto el Estrella Roja como el Partizán vieron una gran oportunidad de mercado y de sustento económico. De hecho, desde algunos de los sectores más radicales se ha llegado a aplaudir y apoyar la invasión rusa sobre Ucrania. Ahora, este apoyo financiero ha desembocado en grandes operaciones deportivas como el fichaje de Facundo Campazzo, un jugador por el que suspiraban muchos otros grandes equipos.
Estrella Roja y Partizán
Se da la circunstancia de que el capital ruso ha encontrado en la ciudad de Belgrado un pequeño paraíso en el que campar a sus anchas. Si el Schalke 04 borró cualquier vinculación con Gazprom desde que la guerra estalló, en el Estrella Roja de fútbol sucedió todo lo contrario. La marca de la gasística rusa desapareció de las camisetas del conjunto alemán pero no del serbio.
La vinculación entre Gazprom y el Estrella Roja va todavía más allá de un simple acuerdo de patrocinio ya que la empresa rusa es propietaria del club. Y todavía hay más, ya que algunos de los sectores más radicales de este club han llegado a mostrar en algunas ocasiones su apoyo a la invasión rusa sobre Ucrania, haciéndolo patente con cánticos en algunos de los partidos disputados por el equipo.
En el caso del Partizán de Belgrado la situación es, en cierto modo, similar. De nuevo Gazprom aparece en el mapa, aunque lo hace de una manera diferente, ya que en este caso el patrocinio es a través de una de sus filiales. El equipo de baloncesto, que se pasea por toda Europa al competir en la Euroliga, lleva en su equipación el logotipo de NIS, una petrolera serbia en la que Rusia ha llegado a meter la mano.
Esta compañía, pese a ser natural de Serbia, está participada en algo más de un 56% por capital ruso. Gazprom ostenta un 50% de la marca, mientras que su división petrolera, Gazprom Neft, tiene otro 6,15% de NIS, por lo que el acuerdo que mantiene el Partizán de Belgrado es realmente con el capital ruso.
El caso de Campazzo
Uno de los grandes ejemplos del poderío del dinero ruso lo ha ejemplificado recientemente el Estrella Roja de Belgrado en su sección de baloncesto. Gracias al apoyo de Gazprom, ese que otros equipos e instituciones se quitaron por conflicto ético, el equipo serbio pudo hacerse hace unos días con el fichaje de Facundo Campazzo, procedente de la NBA tras quedarse sin equipo.
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El jugador argentino fue cortado por los Dallas Mavericks de Luka Doncic y, con la temporada ya comenzada, de repente se vio sin lugar en el que poder jugar al baloncesto. Sin opciones en la liga norteamericana, todas sus opciones pasaban por Europa, donde los principales equipos de la Euroliga suspiraban por hacerse con sus servicios.
La rumorología apuntó a un regreso del 'Facu' al Real Madrid, ya que además los blancos tenían el derecho de tanteo sobre él, pero el dinero se convirtió en un problema. Fue ahí cuando entró en escena el Estrella Roja para poner una cantidad de billetes sobre la mesa que el conjunto blanco no podía igualar de ninguna manera. El argentino aceptó, casi 2 millones de euros por lo que resta de temporada y otros 2,5 millones más por la siguiente, suponían una oferta irrechazable para el base e inalcanzable para el resto de clubes.
La jugada, sin embargo, no le ha salido del todo bien ni al jugador ni al propio Estrella Roja. Sobre el club de Belgrado pesa una sanción administrativa que impide que Campazzo haya podido estrenarse todavía en la Euroliga con su nuevo equipo. Sí lo ha hecho en la Liga del Adriático, con muy buenas actuaciones por cierto, pero donde los serbios querían lucir a su nuevo refuerzo era en la competición continental.
La Euroliga, sin embargo, mantiene que hasta el 1 de marzo no podrá inscribir a nuevos jugadores por una serie de impagos e irregularidades en la documentación económica. La competición considera que los serbios sacaron ventaja de estas situaciones fuera de la regla y que, por lo tanto, ahora deben pagar por ello sin poder inscribir ningún refuerzo.
Ahora, este conflicto se ha convertido en la gran prioridad del Estrella Roja. Sus jugadores salieron al último partido de la Euroliga contra el Real Madrid con una camiseta en la que se podía leer el lema 'Free Campazo', pidiendo libertad para el jugador argentino y tratando de meter presión para que todo se solucione cuanto antes. Mientras tanto, el base aguarda "cansado y triste" a que el bloqueo desaparezca.