El tiempo se congeló con el tiro desde media distancia con el que LeBron James se convirtió en el mayor anotador de la historia de la NBA. Recordó a la icónica imagen de Michael Jordan con su lanzamiento para ganar el campeonato ante los Utah Jazz. Dos diferencias: el contexto y la avalancha de móviles que aparecen en una de las fotos.
En el Crypto.com Arena (históricamente, Staples Center), LeBron se hizo inmortal este martes alcanzando los 38.390 puntos. En el Delta Center (ahora Vivint Arena), Jordan anotó el game winner de las Finales de 1998 que pasó a la historia como The Last Shot. Un tiro de cámara parecido, dos eras separadas por la tecnología.
Los flashes representan la brecha temporal que existe entre los dos mayores iconos del baloncesto. Es entre generaciones donde habita el gran debate sobre quién es mejor. Los de la Generación X se inclinarán en su mayoría por 'Mike'. Y si preguntan a sus hijos, la Generación Z, escucharán probablemente lo contrario: 'Bron'.
LeBron James, tras 20 años en la élite, parece tenerlo claro: "Siempre siento que soy el mejor que ha jugado al baloncesto", decía tras superar el récord anotador de Kareem Abdul-Jabbar. Michael Jordan, sin embargo, nunca se atrevió a responder la pregunta de si era él el mejor de todos los tiempos.
"Falso. Porque no jugué contra todos los grandes jugadores anteriores a mí y esos fueron los jugadores que influyeron en mi baloncesto", decía el '23' en 2003. Aunque sí afirmó hace pocos años que Larry Bird era "mucho mejor" que LeBron o cualquier otro alero que haya habido.
Como réplica a Jordan, no se puede encasillar a LeBron en una sola posición. Ni base, ni escolta, ni alero, ni ala-pívot, ni pívot. El de Akron, Ohio, ha sido un jugador voluble durante toda su carrera. Ha sido y es un gran anotador, pero nunca quiso limitarse a ser solo eso. También es un excelente defensor (2º mejor de la liga en 2009 y 2013) y pasador (líder en asistencias en 2020 y 4º en la historia).
Jordan era un brillante anotador. El mejor. Si bien el título de más puntos recae ahora sobre LeBron, MJ cerró su carrera con una mayor media por partido (30,1 a 27,2). También gana en robos, una faceta que le catapultó hasta ser nombrado mejor defensor de la NBA en 1988.
Dos tipos de liderazgo. LeBron James eligió serlo todo, mientras Michael Jordan apostó por su capacidad como finalizador y para aparecer en los momentos críticos. Eso le costó a la leyenda de los Bulls ser acusado en muchas ocasiones de no ser un jugador de equipo. La crítica más dura en ese sentido se encuentra en las memorias de Scottie Pippen, legendario compañero del '23'.
"Voy a ir tan lejos como para decir que Michael Jordan ha arruinado el baloncesto. En los 80, en los patios de los colegios, todo el mundo jugaba moviendo el balón, pasándoselo para ayudar al equipo. En los 90 eso terminó. Todos querían ser como Mike. Pues bien, Mike no quería pasar, no quería rebotear y no quería defender al mejor jugador rival. Quería que todo se le diera hecho y todo se hiciera para él. Por eso creo que LeBron James es el mejor de todos los tiempos. Hace de todo e involucra a sus compañeros".
LeBron entendió el juego como algo de equipo, a diferencia de un Jordan que confiaba en él más que en nadie. Curioso que aún así, compañeros suyos como el propio Pippen, Dennis Rodman, Steve Kerr o Toni Kukoc acabaran siendo tan importantes en los éxitos. Fueron unos 'súper Bulls', en parte por el propio carácter exigente de MJ, muy por encima de los equipos por los que ha pasado el 'Rey'.
Las versiones de LeBron
Cuando LeBron se permitió ser más acaparador del juego fue en Miami Heat, donde formó un Big Three junto a Dwyane Wade y Chris Bosh y ganó dos anillos seguidos (2012 ante Thunder y 2013 ante Spurs). Es lo más parecido que ha experimentado en su carrera a un superequipo.
Antes navegó solo por las aguas de los Cavs, a los que aun así llevó a unas Finales con 22 años (2007). A su regreso, con Kyrie Irving como aliado exterior, llegó a competir (y ganar en 2016) contra los Warriors de Stephen Curry. "MJ no le ganó al mejor equipo jamás reunido, ni se enfrentó cada año al mejor equipo jamás reunido", dijo Draymond Green -ganador de 4 anillos en Golden State- valorando la carrera de LeBron.
El último anillo hasta la fecha de James llegó en 2020, en el año más difícil para los Lakers por la trágica muerte de Kobe Bryant y también el año de la pandemia. En la franquicia angelina, compartiendo protagonismo con Anthony Davis, se vio la versión más completa de todas del 'Rey' tras pasar por tantas fases de aprendizaje en su carrera. Una exposición de inteligencia y conocimiento del juego adquiridos.
En ese discurso que dio que hablar, Green destacaba otro aspecto de la carrera de LeBron sobre la de Michael: "En 2005, era el mejor jugador de la NBA. En 2020, seguía siendo el mejor jugador de la NBA". Son ya 20 temporadas en la élite de aquel 'elegido' de Akron, mientras que Jordan jugó 14, con dos pausas, hasta que se retiró a los 40.
LeBron ha maximizado su carrera, en un baloncesto que ha evolucionado ("el talento es mayor", defiende Green), sabiendo preparar a su cuerpo con las herramientas adecuadas. Jordan decidió parar cuando estaba en la cima del deporte mundial, tras conquistar tres anillos. Nadie en la historia ha llegado a los 38 años como lo ha hecho el '6' de los Lakers.
La marca Jordan vs. el modelo LeBron
Michael Jordan se convirtió en icono global cuando el mundo no estaba conectado por la tecnología. LeBron James lo hizo también sobreviviendo al escrutinio continuo por su convergencia temporal con el boom de las redes. Dos formas de llegar a ser reconocidos en todo el planeta.
El único que no grababa con su teléfono a LeBron cuando anotó este martes su canasta récord era Phil Knight, fundador y dueño de Nike. Paradójicamente, no hubiera estado ahí si no fuera porque Jordan fichara por su marca en 1984 y del acuerdo surgiera el negocio del siglo. MJ abrió el camino que dos décadas después llevó al propio Knight a apostar por un joven LeBron con un contrato de casi 100 millones de dólares.
El carisma de Jordan no lo tendrá otro -aunque LeBron no ande corto-, pero su imagen desaparecía fuera de las pistas allí donde acababan los negocios. Fue la estrategia que siguió durante su carrera y mantiene a día de hoy, alejándose de luchas sociales para mantener una imagen 'blanca'. El 'Rey', al contrario, entendió que como estrella debía algo a la sociedad. "Lo que hizo LeBron fuera de la pista es más importante de lo que hizo en la pista", recalcó Abdul-Jabbar sobre él este martes en el viejo Staples.
Ha sido un ejemplo para niños, se ha posicionado políticamente -enfrentándose a Donald Trump, por ejemplo- y, sobre todo, ha sido uno de los rostros defensores de la comunidad afroamericana: "Me inspiré en Muhammad Ali, Bill Russell, Kareem Abdul-Jabbar u Oscar Robertson. Esas figuras que entendieron, cuando los tiempos eran mucho peores que hoy en día, su papel. Algún día espero que la gente me recuerde no sólo por lo que hice en el baloncesto. También sobre cómo viví como un hombre afroamericano", dijo alzando la voz (y el puño) en pleno movimiento del Black Lives Matter en 2020.
LeBron ha sido y es mucho más que un deportista, mucho más que el mayor anotador de todos los tiempos. Dentro y fuera de la cancha. Se mantuvo siempre como el hijo de Gloria, su madre que le sacó adelante cuando no tenían nada en Akron y de la que luego ha presumido siempre ya como estrella mundial.
A LeBron le queda poco que conseguir ya. Quizás sumar algún anillo que le lleve al empate con Jordan, pero esa no es su prioridad. Es otra: aguantar hasta poder jugar en la NBA junto a su hijo mayor, Bronny James (18 años). El martes él y su hermano pequeño Bryce Maximus, de 15, vivieron en primera fila el último hito de su padre. Un modelo como deportista y persona para ellos y para el resto del mundo.