España y la Federación de Baloncesto quedaron señaladas ante el mundo del deporte en el año 2000. La selección nacional de baloncesto protagonizó un hecho realmente controvertido y casi insólito. Una medalla de oro que fue noticia en todo el mundo, no por la hazaña conseguida, sino por un fraude que consolidó una de las mayores vergüenzas jamás vividas.
El hecho ocurrió en los Juegos Paralímpicos de Sídney del año 2000. España consiguió la victoria en la modalidad de baloncesto para discapacitados intelectuales. La Federación Española de Baloncesto presentó un equipo realmente brillante, un auténtico Dream Team, que se llevó la victoria sin recibir oposición.
Un éxito que generó una enorme polémica desde el mismo momento de su consecución ya que la manera en la que España aplastó a sus rivales levantó muchas suspicacias. Poco después, se demostró que el equipo nacional en realidad solo contaba con dos jugadores que tenían alguna discapacidad intelectual. Un escándalo casi imposible de creer que terminó obligando a España a devolver la medalla de oro conseguida.
¿Qué pasó en Sídney 2000?
La Federación Española de Deportes para Discapacitados Intelectuales y la Federación Española de Baloncesto crearon un proyecto que parecía infalible de cara a los Juegos Paralímpicos de Sídney. Un equipo imbatible para ganar uno de los oros más comentados de la historia. Un escándalo con el que pocos podrán compararse.
La FEB y la FEDDI seleccionaron a 12 jugadores de los cuales solo 2 tenían alguna discapacidad. Este fraude fue conocido tan solo unos días después de que la selección española consiguiera la medalla de oro. A raíz de este suceso, se inició una investigación en la que se descubrió que la mayor parte del equipo nacional no sufría ningún tipo de discapacidad.
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Un fraude que no solo atentaba contra principios deportivos, sino también éticos y morales, ya que se trataba de una batalla baloncestística entre personas sin discapacidad contra personas que sí sufrían algún tipo de particularidad. El Comité Paralímpico Español retiró las medallas a los jugadores que participaron en la competición e inició un estudio del caso que terminó en un proceso penal cuya resolución se conoció en el año 2013, hace ahora justo una década.
¿Quiénes fueron los jugadores señalados?
El escándalo protagonizado por la supuesta selección española de personas con discapacidad intelectual paralizó el deporte mundial. Desde aquel momento, este fraude pasó a ser uno de los episodios más oscuros de la historia para todos los medios internacionales. Un bochorno que, curiosamente, fue destapado por uno de los jugadores de la misma selección española.
Se trató de Carlos Ribagorda, quien además de ser aficionado al baloncesto era periodista. Formó parte de la plantilla a pesar de que evidentemente no sufría ninguna discapacidad. Sin embargo, según su versión de los hechos, lo hizo precisamente para hacer un reportaje periodístico y demostrar que en este tipo de acontecimientos se venían produciendo escándalos y fraudes de este tipo.
La información de Ribagorda apuntalaba la versión de que en competiciones como el Mundial de Brasil de 1998 o el Eurobasket del año siguiente también se produjeron circunstancias similares. El periodista español se introdujo en el equipo nacional sin que nadie se preguntara qué hacía allí para demostrar una práctica que, más de una década después, siguió salpicando y manchando al baloncesto español.
El reportero español fue uno de los 10 jugadores que consumaron una treta histórica que, como no podía ser de otra manera, terminó siendo descubierta solo unos días después. Junto a Ribagorda, formaron parte de aquel Dream Team de la mentira Adolfo Poveda, Ángel Prieto, Benito Martínez, Carlos Adán, Daniel Pons, Enrique Castro, Fernando Arias, Juan Luis Rodríguez y Jordi Pons.
Dentro de este peculiar equipo que se colgó el oro en Sídney había, además de un periodista, varios jugadores de la Liga EBA, el cuarto nivel del baloncesto profesional español. Una competición amateur que se sitúa por debajo de la ACB, la LEB Oro y la LEB Plata. Todos ellos protagonizaron un bochorno que aún hoy se recuerda.
¿Cuáles fueron las consecuencias?
13 años después de aquel desastre, se descubrió cómo se había producido la estafa de un evento que pasó a la historia del deporte, especialmente de su cara más negativa, y qué consecuencias tendría. En primer lugar, y como no podía ser de otra manera, España fue obligada a devolver su medalla de oro. Una decisión que fue gestionada por Comité Paralímpico Español.
A pesar de que el bochorno y el escándalo deportivo fueron grandes, las consecuencias legales no fueron especialmente sonadas. El caso abandonó los tribunales con una multa menor a Fernando Martín Vicente, expresidente de la Federación Española de Deportes para Discapacitados Intelectuales. Fue obligado a pagar unos 5.400 euros.
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Él fue el único condenado por este caso que terminó siendo calificado como un fraude en toda regla. De hecho, a pesar de que la culpa recayó solo sobre Martín Vicente, hubo hasta 19 imputados por un caso que se denominó como el de los 'falsos paralímpicos'. El juicio se celebró en la sección 23 de la Audiencia Provincial de Madrid y se resolvió con un acuerdo entre las partes por el cual se retiraron los cargos a 18 de las 19 personas señaladas.
Fernando Martín Vicente fue condenado por un delito continuado de falsedad en documento oficial y otro de estafa a pagar diez euros al día durante doce meses por el primer delito, mientras que por el segundo le cayó una multa de la misma cuantía durante seis meses. Ambas sumaban esos 5.400 euros.
El fiscal y la acusación popular pidieron inicialmente dos años de prisión para los 19 imputados, aunque finalmente todo quedó resuelto con ese acuerdo. Además, Fernando Martín Vicente fue obligado a reparar el daño económico provocado y devolvió 142.355 euros para restaurar el dinero que supuestamente defraudó al cobrar subvenciones concedidas porque los deportistas eran supuestamente discapacitados.