El Real Madrid se llevó la victoria frente al FC Barcelona este viernes y encarriló su pase a la final de la Liga Endesa. El conjunto blanco domina con solvencia la serie frente a los culés y está a un solo paso de sellar de manera definitiva su presencia en la eliminatoria por el título.
Uno de los grandes artífices de que el Real Madrid esté arrasando al Barça en las semifinales de la Liga Endesa es Sergio Llull. El veterano jugador volvió a dar un clinic en el último partido y se marchó hasta los 18 puntos para completar una exhibición majestuosa en el WiZink Center frente a su afición.
Más allá de dejar un encuentro con una hoja estadística casi sobresaliente, el partido de Sergio Llull será recordado por una de sus portentosas canastas. El escolta de Mahón volvió a recurrir a su icónico tiro para terminar con cualquier esperanza del Barcelona al final del tercer cuarto.
El conjunto culé había dado un paso adelante en el partido y redujo su ventaja por debajo de los diez justo antes del final del tercer parcial. Con el 70-62 en el marcador, un fallo del equipo de Roger Grimau abrió la puerta por completo al contraataque del Real Madrid antes de que sonase la bocina.
Mario Hezonja capturó el rebote tras un lanzamiento de Ricky Rubio y rápidamente le dio la bola a Sergio Llull. El escolta, casi sin tiempo para pensar, lo cogió y se jugó una 'mandarina' de las suyas desde el centro del campo. Para sorpresa de todos, el lanzamiento entró y el WiZink entró en efervescencia tras la jugada, que dejaba el duelo sentenciado.
Chus Mateo, rendido
Chus Mateo, entrenador del Real Madrid, alabó la figura de su jugador Sergio Llul al terminar el partido tras sus 18 puntos y esa lejana canasta. "Por una parte no deja de alegrarnos a todos y de transmitir esa alegría y esa magia que él tiene. Pero tampoco quiero decir que me sorprenda demasiado, me estoy acostumbrando desde que conozco a Sergio Llull a ver que esto empieza a ser parte de lo normal", dijo.
"Es un jugador con una magia especial y en esas ocasiones todos sabemos que le gusta tener el balón, da gusto ver cómo se mantiene todavía para entrar en la pintura y acabar contra un pívot contra contacto como ha hecho hoy y tomar tiros con esa fiabilidad, que parece que van a tocar techo y caen limpios en la canasta opuesta. No una vez ni dos. Solo está al alcance de algún privilegiado, y los contaría con los dedos de la mano", añadió.