Un año duró la etapa de Roger Grimau como entrenador del Barça de baloncesto. Su contrato expiraba en 2025, pero el conjunto azulgrana convirtió en realidad lo que era un secreto a voces desde que el Real Madrid les eliminase de los playoffs de la Liga Endesa y certificara la temporada en blanco. "¿Mi futuro? No soy idiota, el balance es malo. Ya veremos qué pasa", anticipaba por aquel entonces el que días después pasó a ser exentrenador del Barcelona.
Grimau no encontraba argumentos para justificar el carente rendimiento de su equipo, un proyecto nuevo que no llegó cumplir los doce meses de vida. "El Barcelona quiere expresar públicamente su agradecimiento a Roger Grimau por la profesionalidad, compromiso y dedicación que ha mostrado al frente del banquillo barcelonista. El Palau Blaugrana siempre será su casa", expresó el club en el comunicado oficial de la destitución.
Tres meses después de aquel cese, Grimau rompe su silencio. "Creo que se me faltó el respeto desde el primer día. Hubo gente que no quería que me fuera bien y, en determinados momentos, era un blanco fácil. Confiaba en seguir, tenías dos años de contrato. Pasó una semana [tras la eliminación en semifinales contra el Real Madrid] en la que no habíamos hablado del año siguiente y tuve la sensación de que necesitaban un cambio de rumbo. Yo tampoco quise preguntar más", asegura el exentrenador en RAC1.
La sinuosa etapa de Grimau en el Barça afrontó sus curvas más pronunciadas con la relación con Willy Hernangómez, quien aterrizó en la Ciudad Condal para hacer olvidar a Nikola Mirotic. El cenit de aquel tormentoso vínculo se vivió en Monáco. Durante el descanso de aquel partido, el jugador se dirigió al entrenador en tono desafiante. "No me comas la oreja que te quedan dos telediarios [en el cargo]".
Se producía así un distanciamiento irrecuperable. "Cuando pasó aquello yo pensé en el club. Willy es un jugador franquicia en el que se han gastado mucho dinero. ¿Qué gano apartando a un jugador? Preferí intentar ir juntos, pensando en el club", detalla Grimau, que también se refirió al fichaje de Ricky Rubio. "Incorporar una pieza nueva en medio de la temporada fue complicado. Tal vez debí haber intervenido un poco más en muchos momentos".
El técnico catalán, sustituto de Sarunas Jasikevicius, se marchó tras haber dirigido un total 84 partidos. 39 de ellos Liga Endesa; otros 39 en la Euroliga; 3 en la Copa del Rey; 1 en la Supercopa y dos en la Liga Catalana. El balance, 51 victorias y 33 derrotas, y ningún título. A excepción del complicado curso de la pandemia, es el primer año en blanco de los culés desde la temporada 2016-17.