La NBA se tiñe de luto por la muerte de Dikembe Mutombo. El congoleño falleció este lunes a los 58 años al no poder superar un cáncer cerebral contra el que llevaba tiempo luchando.
Fue la propia NBA la que informó de este luctuoso desenlace a través de sus redes sociales. "Estaba rodeado de su familia", aseveró la competición de baloncesto más importante del mundo.
Considerado uno de los mejores jugadores de la NBA de los últimos tiempos, Mutombo anunció en octubre de 2022 que sufría este cáncer cerebral que finalmente ha terminado con su vida. Por entonces, apenas se dieron detalles más allá de que estaba recibiendo la mejor atención posible y que estaba muy animado en esta pelea contra la enfermedad.
Mutombo llegó a jugar hasta en seis franquicias diferentes de la NBA durante los trece años de carrera en la mejor competición del mundo. Desembarcó en Estados Unidos en 1991 para jugar en los Denver Nuggets, y posteriormente pasó por Atlanta Hawks, Philadelphia 76ers, New Jersey Nets, New York Knicks y Houston Rockets, su última aventura antes de su retiro en 2009.
Considerado uno de los mejores pívots defensivos de todos los tiempos, actualmente Mutombo ejercía de embajador mundial de la NBA y era miembro del Salón de la Fama.
Adam Silver, comisionado de la NBA, quiso dedicarle unas palabras al recién fallecido. De él, además de destacar su pericia sobre la cancha, también habló sobre su faceta fuera de la misma: "Se entregaba en cuerpo y alma a ayudar a los demás".
Comunicado de Adam Silver
Dikembe Mutombo era simplemente más grande que la vida. En la cancha, era uno de los mejores taponadores y jugadores defensivos de la historia de la NBA. Fuera de la cancha, se entregaba en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
No había nadie más cualificado que Dikembe para ser el primer Embajador Mundial de la NBA. En el fondo era una persona humanitaria. Le encantaba lo que el baloncesto podía hacer para influir positivamente en las comunidades, especialmente en su República Democrática del Congo natal y en todo el continente africano. Tuve el privilegio de viajar por el mundo con Dikembe y ver de primera mano cómo su generosidad y compasión elevaban a la gente. A lo largo de los años, siempre ha estado accesible en los eventos de la NBA, con su sonrisa contagiosa, su voz atronadora y su característico movimiento de dedos, que le han granjeado el cariño de los aficionados al baloncesto de todas las generaciones.
El espíritu indomable de Dikembe continúa en aquellos a los que ayudó e inspiró a lo largo de su extraordinaria vida. Soy una de las muchas personas cuyas vidas fueron tocadas por el gran corazón de Dikembe y le echaré mucho de menos. En nombre de toda la familia de la NBA, envío mi más sentido pésame a la esposa de Dikembe, Rose, y a sus hijos; a sus muchos amigos; y a la comunidad mundial del baloncesto, a la que amaba de verdad y que le correspondía.