El Real Madrid no consigue ver la luz al final del túnel. De poco importó el subidón de moral tras ganar a Unicaja. Zalgiris hizo lo que quiso y más sobre el parqué del WiZink para llevarse un triunfo (83-92) que deja a los de Chus Mateo en una situación muy delicada en la Euroliga. [Así hemos vivido la derrota del Madrid].
Pocas opciones tuvo un conjunto blanco totalmente errático y desconectado en su juego. La primera mitad fue paupérrima y, a pesar de un atisbo de resurrección en el tercer cuarto, los lituanos no dieron su brazo a torcer y se acabaron llevando con justicia el gato al agua.
Lo hicieron de la mano de un Loonie Walker excelso. El estadounidense maniató a la defensa madridista y firmó 21 puntos en los primeros 16 minutos de juego. Una exhibición total, sumado al festival de los suyos desde el triple. Sylvain Francisco tomó su relevo tras el paso por los vestuarios y fueron sus canastas las que evitaron que el Real Madrid se metiera de verdad en el encuentro.
No le salió nada al equipo de Chus Mateo que sigue complicándose la vida en la Euroliga. Ya son varias semanas fuera de los puestos de playoff y las sensaciones no mejoran. Todavía hay tiempo para dar con la tecla, pero éste es cada vez más escaso.
Para olvidar
La necesidad era máxima para el Real Madrid. Los de Chus Mateo, inmersos en una situación delicada en Euroliga, se presentaban de nuevo ante a su afición con optimismo después de la última victoria frente a Unicaja. Sin embargo, los primeros 20 minutos fueron un espejismo de lo visto en el duelo de Liga Endesa.
Un equipo desnortado, angustiado, con innumerables técnicas y que fue incapaz de hacerle cosquillas a Zalgiris en una primera mitad para olvidar. Tan solo se salvó Llull, el único que mantuvo la cabeza fría y evitó una hecatombe mucho mayor gracias a sus triples. Los lituanos se marcharon con 16 de renta al descanso. Y gracias.
Zalgiris abusó de lo que parecía un púgil grogui. Liderados por un Lonnie Walker excelso que anotó 21 puntos en la primera parte, los lituanos fueron superiores en todas las facetas del juego. Dominaron en el rebote (11-15) y su extraordinario acierto desde el triple (10/15) les llevó en volandas para dejar una renta muy peligrosa.
Y eso que los de Chus Mateo comenzaron con intensidad, pero sufrieron una desconexión en los últimos tres minutos del primer cuarto de la que ya no se levantaron. Un parcial de 0-15 en el segundo cuarto fue la gota que colmó el vaso para el Real Madrid. Todo lo que podía salir mal, salía peor. Hubo un amago de reacción al filo del descanso con un 8-2, pero su rival volvió a entonarse y recuperó el terreno perdido.
Implacables
Salió con una mejor imagen el Real Madrid tras el paso por los vestuarios. Mejoró en la circulación, firmó mejores porcentajes en el tiro y construyó un muro en defensa que tan solo permitió una canasta a Zalgiris en los primeros cinco minutos del tercer cuarto.
Sin embargo, los lituanos hicieron caso omiso a la presión y continuaron realizando un gran baloncesto. El peor equipo en ataque de toda la Euroliga, que promediaba 75 puntos, se fue por encima de los 90, en una noche en la que su rival pareció por momentos un juguete roto.
La sentencia llegó a cinco minutos para el final. El Real Madrid atacaba once por debajo en el marcador, pero una infracción de Tavares por pasar tres segundos en la zona le dio la posesión a Zalgiris. La respuesta fue dos triples consecutivos para dejar la renta en 17 puntos y sellar el triunfo de forma definitiva. Varios aficionados comenzaron a enfilar las escaleras del WiZink. No había mucho más que ver. Perdió el Madrid que sigue sin levantar cabeza y complicándose sobremanera su futuro en la Euroliga.