Muchos parecen obviarlo e incluso olvidarlo, pero Aíto García Reneses es el Phil Jackson, Red Auerbach o Pat Riley del baloncesto español. Las comparaciones son odiosas, pero se las ha ganado a pulso gracias a sus 38 años de éxitos prácticamente continuos en los banquillos. Sin ninguna duda, su nombre debe aparecer junto al de otros mitos de la pizarra maridada con nuestra canasta: Pedro Ferrándiz, Lolo Sáinz, Pepu Hernández, Eduardo Kucharski, Sergio Scariolo… Por qué no, Aíto también puede mirar de tú a tú a los grandes entrenadores nacionales de otros deportes, como Vicente Del Bosque en fútbol o Valero Rivera en balonmano. Es una eminencia de la dirección técnica y como tal se le debe valorar y tratar.
No habría legado reseñable ni gloria palpable en la carrera de un entrenador sin momentos históricos, y Aíto ha protagonizado unos cuantos. Con motivo de su 70 cumpleaños (nació un 20 de diciembre de 1946), nos quedamos con siete partidos que han marcado su trayectoria en la banda. No están todos los que son ni son todos los que aquí aparecen, porque Aíto es mucho Aíto. No obstante, valga esta pequeña muestra de encuentros para comprender la grandeza de Don Alejandro.
1. El “pequeño” que le quitó una Liga al Madrid
Tras retirarse como jugador (10 años repartidos entre el Estudiantes y el Barça), Aíto debutó como primer entrenador en 1973 de la mano del Círculo Católico de Badalona. El mejor año del recordado Cotonificio en la Liga Nacional (aún no había nacido la ACB) llegó en la temporada 1977-1978. Entonces, el modesto equipo catalán hizo de su pabellón un fortín tal que el todopoderoso Real Madrid cayó derrotado en él días después de ganar su sexta Copa de Europa (101-97).
La victoria nunca peligró para los chicos de Aíto, cuartos en una liga que el Joventut ganó precisamente por ese triunfo del vecino Cotonificio a dos jornadas del final. Meses antes, en esa misma quinta campaña de García Reneses como entrenador profesional, el Madrid había pasado por encima a los suyos en la capital (109-72).
2. El triple de Solozábal
Después de cerrar su etapa en el Cotonificio y dirigir al Joventut entre 1983 y 1985 (luego contaremos algo de su segunda etapa verdinegra, desde 2003 a 2008), Aíto llegó al Barça. Allí saboreó incontables momentos dulces (y alguno que otro agridulce) entre 1986 y 2002. En un palmarés con tantos títulos (nueve Ligas, cuatro Copas, dos Copas Korac y una Recopa de Europa), es difícil quedarse con un sólo hito. Aquí elegimos la final copera de 1988, un Clásico en todos los sentidos.
Con dos plantillas cargadas de mitos (los hermanos Martín, Romay, Llorente y Biriukov en el Real Madrid y Epi, Andrés Jiménez, Sibilio y Audie Norris en el Barça, entre otros), las ventajas fueron exiguas durante todo el partido en Valladolid. Las tuvo sobre todo el Madrid, que ganaba 81-83 a escasos segundos del bocinazo.
Una falta en ataque de Romay dio la última posesión del encuentro al Barça. Biriukov cometió otra personal y, tras sacar de banda los azulgranas con 11 segundos de margen, Sibilio recibió a 5” del final. Sin tiro abierto, vio solo a Nacho Solozábal y se la pasó. La conclusión ya es historia del baloncesto español: triple postrero del base catalán y torneo del KO para el Barça (84-83).
3. La Copa de la doble R
En otra final copera de infarto, la disputada entre el Joventut de Aíto y el entonces TAU Cerámica en 2008, Rudy Fernández sobresalió con 32 puntos y el MVP. Ricky Rubio lo hizo con la genialidad y sangre fría que ya poseía a los 17 años. Los chicos de Aíto fueron capaces de sorprender al anfitrión en Vitoria y de remontar un encuentro que llegaron a perder hasta por 12 puntos.
Todo cambió antes del descanso y sobre todo en la segunda parte. Hubo escasas rentas locales hasta el último cuarto, cuando el Joventut se puso por delante. Con empate a dos minutos y medio de la conclusión y Teletovic on fire, la doble R ganó el partido para el Joventut. Rudy señaló el camino con una penetración y un mate al contragolpe y Ricky sentenció desde el tiro libre (80-82). En total, tres títulos con García Reneses: esa Copa, también la ULEB en 2008 y la Eurocup de 2006.
4. La plata que fue oro moral
Después de un torneo algo irregular en Pekín, la selección masculina se plantó en la gran final olímpica de 2008 ante Estados Unidos. Y qué diferente fue ésta a la anterior que disputaron ambos equipos en 1984 o al partido que les midió en primera fase (victoria de USA sin paliativos, 82-119). Ver a la España de los Gasol, Navarro, Reyes, Jiménez y compañía jugando de tú a tú frente a la NBA en pleno no tuvo precio.
Como tampoco lo tuvo que el combinado dirigido por Aíto llegase a ponerse dos puntos por debajo de los norteamericanos a ocho minutos del final. O que Rudy Fernández culminase aquel histórico mate en las narices de Dwight Howard. O que Carlos Jiménez hiciese temblar por un instante a los yankees con un triple para poner a tres a los nuestros que nunca entró. Al final, imperó la lógica (derrota por 107-118), pero quedó para la posteridad uno de los mejores partidos de la historia del baloncesto. Con muchos triples, mucho carácter y, por desgracia, algunos que otros pasos no señalados…
5. Cara y a la vez cruz con Unicaja
Puede que la etapa de Aíto al frente del conjunto malagueño (entre verano de 2008 y enero de 2011) sea la más gris de su carrera en los banquillos. Sin embargo, en su primera temporada en el equipo, la 2008-2009, dejó para la historia una de las mejores finales recientes de la Copa del Rey. Esta vez, tocó claudicar ante el TAU, pero sólo en los últimos instantes.
Aquel duelo por el título copero de 2009 fue vibrante de inicio a fin. Unicaja arrancó de forma contundente, reaccionaron los de Vitoria para ponerse por delante y el conjunto andaluz volvió a comandar el marcador al descanso. Entre idas y venidas de cada equipo ya en la segunda parte, el TAU llegó a tener hasta ocho puntos de renta en el último cuarto. Sin embargo, los malagueños reaccionaron de la mano de un gran Gomis y el choque se fue a la prórroga. Allí, con empate en el último medio minuto, decidió Pete Mickeal, cuyo MVP le dio la Copa al Baskonia (98-100).
6. Gesta con el 'Baby Caja'
Con un equipo muy joven y en el que apenas se confiaba, el entonces denominado Cajasol de Sevilla logró la machada de entrar en los playoffs por el título de la ACB 2013-2014. Y no sólo eso, sino que los Willy Hernangómez, Porzingis, Satoransky, Radicevic y compañía fueron capaces de forzar un tercer y decisivo partido contra el Valencia Basket en cuartos de final.
Los pupilos de Aíto lo lograron gracias al triunfo en el segundo encuentro de la eliminatoria. No pudieron recuperarse mejor de la paliza taronja en el primer partido (84-54), con un tercer cuarto fundamental para igualar la serie a uno. Los visitantes lograron empatar en el último minuto, pero los triples de Bamforth y Urtasun sellaron el triunfo local. Sin duda, el mejor jugador sevillano fue Marcus Landry, con 26 puntos decisivos para los suyos.
La aventura del Caja en la postemporada terminaría poco después, aunque a punto estuvo de alargarse más (87-84 para Valencia en el tercer duelo). Llegar tan lejos cuando nadie lo esperaba fue un broche dorado a las dos temporadas de García Reneses en la ciudad hispalense (llegó en el curso 2012-2013).
7. Fiebre pío-pío
Aíto también dejó un gran sabor de boca en el que hasta ahora ha sido su último destino como técnico profesional: el Gran Canaria. A los mandos del conjunto isleño, logró el subcampeonato de la Eurocup en su primer curso, 2014-2015, y el de la Copa del Rey en el segundo, 2015-2016. Fue este segundo logro el que más repercusión generó, con un nivel de juego brutal de los amarillos.
El Granca fue la gran revelación copera en La Coruña. Primero, tumbó al entonces líder de la ACB, el Valencia Basket, en cuartos de final. Después, acabó en semifinales con un Bilbao Basket que había eliminado al Barça previamente. Por último, protagonizó una final épica, la enésima de Aíto en la Copa, contra el Real Madrid.
Aunque los hombres de Pablo Laso iniciaron el duelo por el título de forma trepidante, hubo marcador apretado al descanso y los canarios se pusieron por delante en el tercer cuarto. Después, el Madrid reaccionó escapándose en el marcador y acariciando el trofeo en los últimos minutos, pero el Granca reapareció para darle emoción a la final, colocándose a dos puntos restando 16 segundos. A pesar del esfuerzo canario, liderado por Oliver (16 puntos) y Rabaseda (14), la Copa terminó siendo blanca (81-85).