Por qué sí habrá Copa del Rey de baloncesto: hasta 20 millones de euros en juego
En la ACB hay optimismo moderado por lo que mueve el evento en ámbitos muy diversos, el precedente de 1998 y la posición favorable de varios clubes.
11 febrero, 2018 00:01Noticias relacionadas
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“La Copa del Rey se va a disputar. Esperamos que sea con total normalidad, pero si es necesario aplicando todas las medidas que estén a nuestro alcance”. En la ACB están convencidos de que habrá baloncesto en Gran Canaria la próxima semana (del 15 al 18 de febrero). No sólo por esta frase de la Secretaria General de la liga, Esther Queraltó, hecha pública el viernes a través de un comunicado oficial. También por la calma, aunque tensa, que desprende el ente a pesar de la convocatoria de huelga indefinida del sindicato de jugadores, ABP, a partir del día 14.
La maquinaria liguera de cara a atar todos los flecos organizativos del torneo copero está a pleno rendimiento. Quizá porque hay una serie de argumentos que pueden invitar a pensar que la Asociación de Clubes tiene razón al transmitir un mensaje optimista. A falta de un acuerdo entre patronal y ABP, estas son varias de las cosas a las que agarrarse a la hora de defender que habrá Copa.
Un impacto económico irrenunciable
Cada año, la liga encarga a una consultoría un estudio sobre el dinero que genera la celebración de la Copa en la provincia organizadora. Los datos le llegan en torno a mayo, así que todavía se desconoce cuál será el balance del evento en 2018.
Sin embargo, sí sabemos cuál fue el impacto económico, por ejemplo, de las cinco últimas ediciones: Vitoria 2013 (19.637.190 millones de euros), Málaga 2014 (20.919.507), Gran Canaria 2015 (23.710.165), La Coruña 2016 (17.013.000) y Vitoria 2017 (20.700.000). En todos los casos, unas cantidades demasiado altas como para renunciar a ellas.
El evento estrella para las aficiones
Si uno paseaba por el centro de Vitoria las pasadas Navidades, podía encontrarse con alguna agencia de viajes que ofertaba el desplazamiento a Gran Canaria para vivir la Copa de este año. La afición del Baskonia es una de las que más se moviliza de cara a este torneo, pero no la única.
De hecho, se prevé que en Las Palmas haya entre 5.000 y 6.000 hinchas, sin contar a quienes no necesitan desplazarse a las Islas Afortunadas. Otro ejemplo del tirón popular de la competición son los 2.300 abonos vendidos durante la primera hora en la que estos pudieron adquirirse.
A las 2.100 noches de hotel que gestiona la ACB habría que unir las que corren de la cuenta de todos estos seguidores. Algunos, como los miembros de la peña 'Los ojos del tigre' (Real Madrid), ya han protestado por las posibles represalias del conflicto con la ABP: exigirán “la devolución íntegra del dinero de los abonos” y “el reembolso íntegro de los vuelos y la estancia que se necesitaban para este evento” a la liga en caso de que la huelga siga adelante.
Una cobertura digna de mención
Si la Copa ya mueve lo suyo en cuanto a público, no se queda atrás en lo que respecta a los medios de comunicación y a la organización. En primer lugar, fijémonos en el despliegue previsto por Movistar+, la televisión encargada de retransmitir el evento en España: más de 80 profesionales de la cadena en territorio insular, además de 19 cámaras y dos sets de grabación.
Después, hay que fijarse en la cifra de periodistas acreditados para seguir el torneo en vivo, que también es de aúpa: más de 400. Algunos procedentes de lugares como Italia e incluso Argentina. Si a esto se le añade el personal acreditado para trabajar con la ACB, tenemos entre 2.000 y 2.500 acreditaciones concedidas. Tampoco hay que olvidarse de los siempre imprescindibles voluntarios: 117 en 2018. Ni de que la Copa se vería en 140 países. ¿Todo este valor mediático y logístico puede caer en saco roto?
Lo que pasó hace 20 años
Poco antes de la Copa del Rey de 1998, celebrada en Valladolid, el sindicato de jugadores también declaró una huelga. Lo que reclamaba entonces la ABP, que programó el inicio del parón para el mismo día que empezaba el torneo, era reducir los extranjeros por equipo: de tres a dos antes del año 2000. Finalmente hubo acuerdo con la liga a 72 horas del inicio de la competición. Y el Consejo Superior de Deportes, como ahora, medió en el conflicto.
Eso sí, jugar la Copa nunca estuvo en duda para la mayoría de clubes participantes (algo que parece repetirse en nuestros días). Algunos, como el Joventut de Badalona, amenazaron con alinear a infantiles. Y leyendas como Djordjevic se declararon leales a los mandatos de los rectores de sus equipos. Dos décadas después, resulta curioso que los extracomunitarios hayan vuelto a ser objeto de discordia (en teoría, ya no) en la negociación que ha provocado la huelga actual.
Los clubes abogan más por el sí
Lo anticipábamos en el anterior punto, y aquí llegan los ejemplos. Sin ir más lejos, esta es la opinión de Luis Casimiro, el entrenador del Gran Canaria (anfitrión de la Copa), sobre la situación: “Los jugadores son los que pueden estar más alterados, pero yo no me acabo de creer que pueda haber una huelga antes de la Copa. Es una medida de presión normal en estos momentos, pero no creo que seamos tan irresponsables, porque el baloncesto ya tiene muchas guerras en los diferentes estamentos que lo dirigen”.
Por su parte, el Fuenlabrada comunicó que estará en Las Palmas “por respeto a nuestros aficionados, que en su inmensa mayoría son gente obrera con sueldos mileuristas y que han hecho un inmenso esfuerzo para estar junto al equipo costeándose avión, alojamiento y abono”. A la par que “por respeto a las empresas y entidades que nos patrocinan y respaldan, puesto que sin ellas el baloncesto profesional de élite del que disfrutamos no sería posible”.
El Valencia Basket es otro de los equipos que ha manifestado de forma pública que acudirá a la Copa. Hay más dudas con el Unicaja y el Real Madrid, que precisamente se enfrentarían entre sí en cuartos de final: los jugadores de ambos clubes secundan la huelga, a tenor de sus declaraciones en los últimos días.
Es difícil que, a pesar de todo lo expuesto, la incertidumbre no reine en torno a qué ocurrirá en las próximas horas. ¿Hay más motivos para el optimismo? Sí. Pero nada está escrito todavía en cuanto a qué ocurrirá con la Copa de Gran Canaria. Sólo queda esperar.