Sitapha Savané (Dakar, Senegal, 1978) lanzaba la siguiente reivindicación burlona nada más iniciarse su charla con EL ESPAÑOL: “Todavía no me he retirado, que esta tarde me toca entrenar y quedan 10 días aquí por lo menos”. Entonces acababa de anunciar su salida del baloncesto. Esta vez, sin farol que valga y para siempre. Atrás quedarán 488 partidos en la ACB de su España ya casi natal, con el último a disputar ante el UCAM Murcia este jueves a las 20:30.
'Taph' llegó a nuestro país en 2000 y aquí se despedirá de las canchas. Como capitán de un Movistar Estudiantes que le brindó un homenaje a la altura de su leyenda el fin de semana pasado, en casa y ante el Herbalife Gran Canaria. Otro de los equipos de su vida. Porque, como se suele decir en relación a la universidad, todos los clubes en los que ha jugado Savané han pasado por él. Pero el interior africano también ha sabido dejar una huella muy profunda en ellos. Y, de paso, en la canasta española. Porque, sí, esta semana cuelga la camiseta uno de los nuestros.
Ahora mismo, tendrá más frescos los últimos momentos de su carrera que los primeros, ¿no?
Bueno, no se crea. Todavía tengo un recuerdo muy claro de mi primer partido en la ACB. También del primero en la LEB con el Menorca. En la ACB debuté contra el Lleida. Me acuerdo de Derrick Alston. Todavía tengo el recuerdo de pensar que iba a jugar contra él. Era como si te tocase jugar contra Michael Jordan. Encima lo hicimos muy bien y ganamos en aquel partido. Además, jugué bastante bien. Tengo el recuerdo, en general, de esos principios. Especialmente por la ambición que uno tiene cuando empieza en algo y va con toda la ilusión a comerse el mundo y demostrar todo lo que vale.
¿Y cuándo le empezó a enamorar el baloncesto en Senegal?
Fue por la época del primer Dream Team, en el 92. Empezaba a tener curiosidad por el baloncesto, ya tenía 14 años. Me inicié bastante tarde y fue entonces cuando empecé a meterme un poquito en el deporte. A los dos años, nos mudamos a Nueva York. Obviamente, era ir a la 'meca' del baloncesto, y el fútbol se quedó atrás. A partir de ahí, todo fue baloncesto para mí a nivel de deporte.
¿Cómo fue su etapa de formación precisamente en Estados Unidos?
Importantísima. Marcó muchísimo mi personalidad como hombre. Pasé allí los años del instituto y de la universidad. De hecho, cuando se me oye hablar en inglés sueno más yankee que otra cosa. La formación allí fue muy buena, porque me permitía compaginar la parte académica con el deporte. Cosa que aquí se hace muy difícil para los chavales. Esa etapa, esa forma de trabajar americana, me dio las herramientas para poder tener éxito a nivel profesional. Me marcó mucho.
Después, surgió la oportunidad de venir a España.
Siempre cuento que, al principio, yo nunca pensé que iba a tener una carrera larga. Pensaba en sacar alguna oferta para ir a jugar en Europa, hacerlo un par de años casi más para descubrir culturas y países nuevos. Y, luego, volver a hacer mi MBA y seguir con mi plan de vida. Lo que iban a ser un par de años se convirtieron en 18.
Sus primeros pasos aquí fueron en Menorca y Tenerife.
Tengo muy buenos recuerdos. He tenido una gran suerte con los entrenadores y compañeros que me han tocado. Siempre han buscado integrarme y ayudarme muchísimo. Llegué aquí sin ni siquiera hablar castellano. Decía 'hola' y sabía la palabra 'siesta' [risas]. Igual era lo único. Fui incorporándome y adaptándome a este país, que también se convirtió en el mío después de 18 años.
¿Se acuerda de que en Tenerife fue máximo taponador de la ACB durante su primera temporada en la liga?
Sí, efectivamente. Llegué allí en LEB y logramos un ascenso (uno de los grandes recuerdos que aún mantengo). Tuve la confianza de Paco García, que decidió seguir contando conmigo como americano que era entonces. Entramos en la ACB y tuvimos muy buena temporada. Estuvimos a punto de entrar tanto en la Copa del Rey como en los playoffs. Pude ser máximo taponador de la liga y marcar territorio. Di a conocer mi nombre y eso me permitió llegar a Gran Canaria, donde estuve tantos años.
Sí, esa vinculación con las islas, sobre todo con Gran Canaria, siempre fue muy fuerte. El Granca es el equipo en el que más ha estado en España.
Efectivamente. Han sido muchísimos años allí. Se ha convertido en mi segunda casa (de hecho, literalmente tengo mi casa allí). Y siempre lo será. Allí me desarrollé como persona y jugador. Me di a conocer y viví mis mejores momentos. También otros complicados, como cuando me lesioné el tendón de Aquiles. La afición siempre estuvo de mi lado, el club también. El vínculo con el Granca sobra nombrarlo, porque creo que en esta liga la conexión directa que se tiene de Sitapha Savané es con el Granca.
¿Puede que uno de sus mejores momentos en el club fuera en su segunda etapa, cuando jugaron la final de Copa contra el Real Madrid (2016)?
Sí. Tras una primera salida del equipo, tuve la suerte de volver en una temporada muy exitosa. Llegar a una final de Copa dice mucho de la evolución que ha vivido el club para llegar a tales puntos. Todavía recuerdo cómo en mi primera etapa la lucha era por llegar a la primera ronda de este torneo.
Imagino que su paso por el Joventut de Badalona, uno de los equipos que más vive por y para el baloncesto de este país, sería tremendo para una persona tan apasionada por este deporte como usted.
Sí, de hecho es una de las cosas que me llamaron mucho la atención a la hora de fichar por ellos. Ya como jugador veterano, saber que no sólo podía disfrutar en la cancha y que también podía servir de mentor para los jóvenes, que tanto venían por allí… He tenido la suerte de impactar a muchos de los que pasaron por allí durante aquellos años. Además de disfrutar muchísimo en la cancha, viví una tercera juventud (como decían allí) y logré estar a un nivel altísimo en lo individual. También lo estuvimos a nivel de equipo ya en la última temporada allí.
Por último, llegó esta etapa en Estudiantes, otro equipo similar.
Sí, en la misma línea que la Penya. Fue una de las cosas que me llamó la atención cuando recibí la llamada de Salva Maldonado para venir aquí. En esta etapa de tu carrera, eres jugador, mentor y casi técnico ayudante. Poder ayudar a los jóvenes en el Estudiantes… He desarrollado muy buena relación con Jaime Fernández (aunque ya no esté aquí), Edgar (Vicedo), Darío (Brizuela), Víctor Arteaga… Cada momento he intentado ayudar lo máximo y transmitir todo el conocimiento posible.
Si echa la vista atrás, ¿cuáles diría que son el mejor y el peor momento de su carrera?
El peor quizás lo tenga más fácil. Diría que es el momento de romperme el tendón de Aquiles. Era una lesión muy fuerte e importante. De hecho, en aquel momento muchos daban por acabada mi carrera. Fue en 2011. Al final, pude durar siete temporadas más. Volver y hacerlo a mi máximo nivel. Seguramente esta parte también sea la mejor: volver a levantarme después de un golpe que podía parecer fatal.
Con la cantidad de jugadores interiores de gran nivel que han pasado por la ACB durante todos estos años, ¿quién diría que se lo ha puesto más difícil?
Es complicado destacar sólo a uno. Desde luego, pondría en un nivel muy especial a alguien como Marc Gasol. Aún recuerdo su última temporada aquí, en la que podías pensar que habías hecho (o hacerlo) un gran partido defensivo y aun así el tío acababa como MVP de la jornada. Antes de eso, recuerdo a Luis Scola. Para mí, era un fuera de serie y una de las personas más difíciles de aguantar y defender que han pasado por esta liga.
Por otro lado, ¿qué compañeros le han marcado más?
En esto a mí me tira más lo personal y sentimental que solamente lo baloncestístico. Tenemos a Tomás Bellas, mi hermano pequeño y muy buen compañero durante los años en el Granca. También tendría que meter a Marcus Norris. Y a Jim Moran: un compañero de muchísimas batallas, uno de mis mejores amigos en esta liga y en general. Para mí, otro gran ejemplo para todos los jóvenes que van saliendo.
A partir de ahí, no puedo entrar en tanto detalle. Quizás sería injusto con todos los compañeros, buenísimos, que he tenido. Aquí mismo, en esta última etapa, ¿cómo voy a elegir entre un Edwin Jackson y un Sylven Landesberg? [risas]. Muchos grandes jugadores. En esto me siento muy afortunado.
¿Y entrenadores?
Eso también sería muy difícil. Entre otras cosas, porque no he tenido tantos para haber jugado tantos años. Tengo que destacar a Salva (Maldonado), porque es el entrenador con el que más años he estado. No se da mucho que un entrenador y un jugador pasen juntos nueve años en tres etapas diferentes. También tengo que destacar a Pedro Martínez, porque es la persona que me llevó tanto a Tenerife como a Gran Canaria. Acabaron siendo lugares muy importantes en mi carrera.
Por último, Paco García, que para mí fue muy importante en Tenerife cuando logramos el ascenso. Me dio la oportunidad de debutar en esta liga cuando fichar a un 'cinco' extranjero y bajito, que venía de LEB, para una primera temporada en la ACB en la que te jugabas tantísimo… Miro atrás y digo 'pero qué loco estás de habértela jugado tanto'. Le estoy muy agradecido.
¿A su trayectoria le queda alguna cosa en el tintero?
Soy una persona que mira más por todo lo que tiene uno, agradecida por todo lo logrado. Siempre habrá cosas que no hayas conseguido. Nadie logra hacer todo, y de pensar así nunca pararías, porque siempre andarías detrás de cosas. Yo me siento muy agradecido por el enorme respeto que sienten compañeros, entrenadores y aficiones hacia mí. En general. Me voy muy satisfecho, tranquilo y orgulloso.
¿Qué piensa cuando ve que es el jugador extranjero con más partidos en la historia de la ACB?
Los récords están un día y luego no están. Te sientes orgulloso en su momento. No sólo por ser el que más, que luego lo dejarás de ser cuando llegue otro a esa cifra. Sino por ser uno de los que han venido aquí, han calado y han estado muchísimos años. Eso lo habrán intentado muchos, y pocos lo han logrado.
¿Y cómo se quedará cuando haya terminado de jugar su último partido?
Espero sentir felicidad por haberlo ganado [risas]. Seguramente miraré más hacia adelante que hacia atrás. La gente ve la parte positiva que tiene el hecho de ser jugador, pero muchas veces no se tiene en cuenta todo lo que tienes que dejar de lado también para poder mantenerte en el primer nivel. En cuanto a la familia (más para uno que la tiene fuera en su mayoría), amigos, nivel de vida, proyectos profesionales que no has podido atender del todo… En mi caso, mi primer paso va a ser cursar un MBA Ejecutivo Internacional y volver a formarme para empezar de nuevo. Volver a sentir lo que sentía cuando empecé en el baloncesto, pero ya en el mundo laboral.
Se formará y será embajador de la Fundación Estudiantes, pero… ¿es posible que también veamos a Sitapha Savané en el mundo de la política?
Es muy posible. Me crié en una familia política y siempre ha sido algo presente en mi vida. Ahora soy una persona de dos países: Senegal y España. Igual acabo como Manuel Valls por un lado y por el otro [risas]. La política siempre estará ahí para mí. No sé si será para entrar de forma activa o no. Mis primeros proyectos no van directamente en esta línea, pero es una cosa que no descarto.
¿Hay algún título que le hubiera gustado ganar y que no tiene?
Aquella Copa del Rey en la que llegamos a la final habría sido muy bonita. De todas las derrotas, yo saco las lecciones. De esta manera, creo que uno siempre sale ganando.
Imagino que jugar con España también habría sido bonito.
Sí. Primero hubo posibilidad de jugar con Senegal. Como dije en su día cuando existió la posibilidad por los dos lados, más falta hacía a Senegal que a España, que va sobrada de grandísimos jugadores [risas]. No miro atrás ni me quedo con ningún tipo de remordimiento. Todo lo contrario. Estoy muy contento y orgulloso por todo. Y con muchísimas ganas de todo lo que viene.
Si tuviese que resumir en pocas palabras su trayectoria, ¿cuáles usaría?
Utilizaría una frase que tengo la suerte de que me digan mucho. Es la que seguramente más me llega como piropo. Sitapha Savané: gran jugador, mejor persona. Desde luego, considero que es mucho más importante ser la mejor persona posible que solamente un gran jugador.
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