Después de los tres días iniciales en la provincia neerlandesa de Güeldres, el Giro durmió el lunes para despertar este martes en el sur de Italia. La primera jornada transalpina de la ‘corsa rosa’ discurrió por la planta de la bota y su victoria correspondió a un ciclista para el cual el Giro es la horma de su zapato. Diego Ulissi (Lampre-Merida) fue el más fuerte e inteligente durante la última hora de la carrera, cuando el pelotón completo se fajó en escaramuzas a cara de perro camino de la meta de Praia a Mare.
El trayecto costero propuesto por la organización tenía trampa, por cuanto realizaba varias incursiones tierra adentro en busca de subidas traicioneras. A falta del viento que habitualmente asola las siempre onduladas carreteras playeras, la dureza la puso un pelotón ansioso de destacar en una jornada de pronóstico abierto. Giant-Alpecin encendió la mecha tirando en la principal dificultad montañosa de la jornada para descolgar al líder vigente Marcel Kittel y recuperar la ‘maglia rosa’ para Tom Dumoulin, que la vistió sábado y domingo después de ganársela en la crono del viernes.
El movimiento de Giant desató la entropía. Mil ataques por parte de modestos, cazaetapas y peones tácticos terminaron resumidos en un grupo de una decena de ciclistas en el que Lampre-Merida colocó a Valerio Conti y Diego Ulissi. Conti, una joven promesa que ha sufrido el paso a profesionales más en los hoteles que en la carretera, se dejó la piel para mantener a raya al pelotón en pos de las opciones de su coequipier. “Estoy más emocionado yo que él. He trabajado con el corazón para Diego porque le quiero”, dijo un entregado Conti a la RAI.
Gracias al trabajo de Conti, Diego Ulissi (1989, Cecina) llegó en cabeza a la subida al fortín de Praia a Mare, una alcazaba construida hace siglos en un empinado e irregular repecho a la orilla de la población para vigilar el mar. Allí asestó uno, dos, tres ataques hasta marcharse en solitario para conquistar su quinta victoria de etapa en un Giro d’Italia. Agua de mayo para un Lampre-Merida necesitado de alegrías que escondan el hecho de que, pese a ser el único equipo italiano de primera división, no tienen ningún candidato a los premios mayores de la ‘corsa rosa’.
Mientras tanto, en el pelotón, las aceleraciones de varios segundos espadas dejaron el grupo en una veintena de ciclistas en la cual no faltaba ninguno de los favoritos. Alejandro Valverde (Movistar Team) y Vincenzo Nibali (Astana) subieron al fortín en paralelo, como retándose, y esprintaron en meta para ser 4º y 6º, respectivamente. Mikel Landa (Sky), más tranquilo, cruzó la línea el 20º.
Este miércoles la etapa concluirá en Benevento tras una travesía algo más cómoda que la del martes. Los equipos de los velocistas recuperarán el control de la carrera y volverán a enfrentarse al rompecabezas de cómo batir al poderoso Marcel Kittel y su entonada escuadra de lanzadores de Etixx-Quick Step.