La Route du Sud es una prueba modesta. Tiene la solera que otorgan cuatro décadas de historia; el prestigio de discurrir en los Pirineos; la bendición de ser retransmitida en director por televisión. Pero, al fin y al cabo, sólo es una ronda de cuatro etapas más en el contexto de la segunda división del ciclismo mundial. Como ella hay otras seis este fin de semana, amén de la Vuelta a Suiza, de categoría World Tour.
Y sin embargo la Route du Sud se convierte en uno de los centros de atención del ciclismo mundial este jueves cuando, nada más iniciar su primera etapa, se escapa su dorsal número 1 junto al 16. Se trata de Nairo Quintana, líder del Movistar Team, ganador de un Giro d’Italia, dos veces segundo del Tour de Francia y aspirante a la victoria en la mejor carrera del mundo el próximo mes de julio. Ha decidido escaparse acompañado de un jornalero francés, Quentin Jauregui (Ag2r). Su aventura dura 150 kilómetros antes de ser abortada por los equipos de los velocistas. “Ha sido por diversión”, dice con travesura.
Mientras los demás candidatos al Tour de Francia se batían el cobre en el Critérium du Dauphiné, Nario optó por regresar a la competición en la Route du Sud. Hay varias razones. La principal, que le permite pasar unos diez días más en su Colombia natal, entrenando en altura para asaltar la victoria en el Tour, lo que él llama su “#SueñoAmarillo”. La secundaria, que le coloca en un segundo plano, lejos de los focos y de los análisis precipitados que provocan los duelos directos después de un largo periodo de inactividad y puesta a punto.
Ya la pasada temporada realizó el corredor de Cómbita el mismo movimiento. Sucedió que se encontró en la prueba francesa con Alberto Contador, que venía de reposar su victoria en el Giro d’Italia y escogió este mismo escenario para quitar carbonilla a sus piernas. En la etapa de alta montaña saltaron chispas entre ambos. El duelo psicológico, y la victoria, correspondió al pinteño.
Esta vez, en cambio, Nairo Quintana pedalea sin oposición. Si el jueves se escapó por gusto, el viernes se impuso con holgura en la contrarreloj individual y el sábado dominó a placer una etapa de alta montaña que acababa en Val d’Azur Couraduque previo paso por el Tourmalet.
En este caso, el colombiano cedió la victoria a un coequipier, Marc Soler, que llevaba toda la carrera filtrado en la escapada para bloquearla y después ponerse al servicio de su líder. El catalán, ganador del pasado Tour del Porvenir, un auténtico superdotado físico cuyas carencias residen únicamente en la inocencia propia de su juventud (22 años), rompió el pelotón hasta quedarse sólo junto al británico Hugh Carthy (Caja Rural) y a Nairo, que le dio vía libre para atacar y anotarse una victoria que supone su estreno como profesional. “Es muy bueno compartir alegrías con mis compañeros porque las merecen después de todo el año trabajando para mí”, dijo Nairo; “le agradezco la victoria tanto a él como a todos los compañeros”, respondió Soler. A falta de una jornada llana de trámite mañana, la general será para el colombiano con su escudero en segunda posición.
La exhibición pirenaica no fue el único motivo de alegría para Movistar Team en la jornada del sábado. El vasco Ion Izagirre, uno de esos talentos que luchan por asomar la cabeza por encima del elevado nivel medio del conjunto telefónico, realizó una actuación extraordinaria en la contrarreloj que hacía las veces de octava etapa de la Vuelta a Suiza, batiendo al héroe local Fabian Cancellara (Trek) y al ‘Superman’ Miguel Ángel López (Astana) para anotarse el triunfo.
López se colocó líder de la ronda helvética en detrimento del francés Warren Barguil (Giant-Alpecin). Izagirre es tercero de la general provisional a sólo 16 segundos del colombiano y con su posición de podio discutida por el propio Barguil. Todo se definirá mañana con un bucle alrededor de la económica ciudad de Davos que incluirá dos puertos que se coronan allende de los 2300 metros de altitud sobre el nivel del mar.
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