El Giro se pone en serio este sábado. La ronda italiana alcanza una de esas etapas marcadas en el calendario y señalada como gran día del ciclismo. Son estas jornadas las que hacen afición, las que encumbran a los héroes. La de este 19 de mayo es la primera de las tres que están catalogadas con cinco estrellas en esta edición.
Simon Yates, actual líder, llega con 47 segundos de ventaja sobre el defensor de la carrera, Tom Dumoulin, último ganador y con 1:04 respecto al francés Thibaut Pinot, uno de los favoritos para la victoria final. A 3:20, en duodécima posición, llega Chris Froome, que se juega en el Zoncolan italiano su credibilidad.
El británico, que no tiene el Giro en su palmarés (solo disputó esta carrera dos años, en 2009 y 2010), llega con la sombra de dopaje y la carrera que está haciendo, hasta ahora, no es precisamente buena. Con la excusa, real, de su caída antes de la primera etapa en Jerusalén, Froome no está cómodo en esta carrera, que disputa pese a que dio positivo por dopaje (salbutamol) en la pasada Vuelta a España, que ganó y sigue en su palmarés a pesar de que tanto la muestra A como la B corroboraron el positivo.
En la actualidad, Froome está ya a más de tres minutos del líder Yates, aunque su lucha en principio está con Dumoulin, que confirmó este viernes que "estoy deseando que llegue" la ascensión al Zoncolan, donde "lo dará todo". El holandés le sacó 37 segundos en esa crono inicial y después Froome se fue 'desangrando' perdiendo 23 en Caltagirone (cuarta etapa), 1:07 en el Etna (novena) y otros 40 en Osimo (undecima).
Pese a las malas sensaciones que ha dejado, Froome no se da por rendido. "No he perdido la esperanza", dice el británico. "Vimos cómo pudo cambiar la carrera para Esteban Chaves (el colombiano perdió 15 minutos el pasado martes) y eso le puede pasar a cualquier corredor de la general", comentó optimista. "Voy a seguir luchando, estoy motivado, el equipo está motivado y haremos todo lo que podamos", añadió el último ganador de Tour de Francia y Vuelta a España.
Además, Chris Froome dejó esta última semana una de esas frases con mucho significado: "En este deporte si no estás en tu mejor momento no hay ningún lugar donde esconderte. No puedes esconderte de lesiones, y si lo haces, no puedes ocultarlo por mucho tiempo".
El final de etapa de este sábado, como mencionábamos, es en el Monte Zoncolan, uno de los más duros de Europa y del mundo y donde el Giro ha encontrado parte de su atractivo. Que aquí acabe la etapa hace de la subida uno de los días señalados de la ronda italiana. Serán 10 kilómetros finales que arrancarán con 'La Porta del Inferno', situada a la salida de Ovaro, que servirá de apertura a un horizonte durísimo. Con una pendiente media del 11,8%, habrá momentos de la subida al Zoncolan, a 1.730 metros de altitud, con rampas del 23%.
La parte final de este monte bien vale una gran etapa. Tras pasar, a 3 kilómetros de meta, por una secuencia de curvas de izquierda-derecha, intercaladas por el único tramo llano que existe en este ascenso, llegan después tres túneles que dan paso a los últimos 500 metros que tiene en su ecuador una durísima curva cerrada con un 16% de pendiente.
Es la sexta vez que se sube el Monte Zoncolan en el Giro de Italia, quinta por la parte de Ovaro, en la región de Udine, la más dura. Aquí ganaron Ivan Basso (2010, después campeón de la carrera), Igor Antón (2011) y Michael Rogers (2014). Las otras dos victorias fueron para Gilberto Simoni (2003 y 2007), uno de los grandes nombres en la historia reciente del Giro.