El belga Jelle Wallays (Lotto-Soudal) se saltó a la torera el guión preparado para los esprinters haciendo buena una escapada que le dio la victoria en la decimoctava etapa disputada entre Ejea de los Caballeros y Lleida, de 186,1 kilómetros, de transición para la general, con el británico Simon Yates (Mitchelton) al frente.
Wallays, de 29 años, sacó oro de la fuga que compartió todo el día con el noruego Sven Erik Bystrom (UAE Emirates), segundo en meta, y el holandés del Burgos BH Jetse Bol, descolgado antes del esprint.
Una Victoria con intriga y emoción hasta el último centímetro, pues el pelotón se le echó encima a Wallays sobre la misma raya, donde el triple campeón mundial Peter Sagan (Bora) y el italiano Elia Viviani (Quick Step) tenían pensado levantar los brazos y hacer efectiva una jornada de transición propicia para ellos.
Ambos se quedaron con las ganas, pues el belga se coló en la fiesta y se antepuso tirando de fe y sin apenas fuerzas, pero las suficiente para cumplir su sueño de estrenarse en una grande. El triunfo más importante para este corredor de Roeselare cuyos triunfos más importantes son la París-Tours 2014, A Través de Flandes 2015 y Gran Premio Cerami 2016.
Frustracion para Sagan, quien no rasca bola en la Vuelta. Colecciona tres segundos puestos y dos terceros y se va quedando sin combustible. Ahora solo le queda la opción de Madrid, pero antes se dará dos buenas palizas en las jornadas andorranas. Frustración para Viviani, pero menos, ya que el italiano ha firmado dos etapas.
Tranquilidad para los favoritos, aunque el ritmo elevado, 47 kms/hora, tampoco permitió que la etapa se convirtiera en un balneario. De hecho al final hubo cortes en el pelotón, aunque sin consecuencias para los favoritos, que libraron en sus puestos en la general.
Simon Yates, con Valverde a 25 segundos y Enric Mas a 1.22 minutos entrará de rojo en Andorra. Dos etapas para decidir la Vuelta, sin más margen. El británico convencido de sus fuerzas y confiando en su equipo, sobre todo en su hermano Adam, y los dos españoles con la artillería lista para el combate.
Wallays, Bystrom y Jetse Bol madrugaron y nada más salir de Ejea de los Caballeros empezaron una fuga que perecía sentenciada de antemano por los equipos de los esprinters, que no parecían dispuestos a malgastar la penúltima bala. El Quick-Step de Viviani marcaba el ritmo en el pelotón para que el retraso se estabilizara en no más de 3 minutos.
Las diferencias se fueron reduciendo a marchas forzadas a medida que se acercaba la meta, pero los fugados resistían con la fe del náufrago. Bora, Trek y Lotto Jumbo echaban una mano al frente del grupo. Todo parecía calculado para echar abajo la ilusión de los aventureros.
Cedió Jetse Bol a 5 de meta, pero sus compañeros mantuvieron el desafío a un pelotón que volaba hacia Lleida, ciudad con tradición de esprint, donde antes ganaron Mark Cavendish y Danny Van Poppel. Este último, presente en la Vuelta quería repetir.
A 4 kilómetros de la raya Wallays y Bystrom solo contaban con medio minuto de renta. Detrás la marabunta rodaba a más de 70 por hora. En el último kilómetro apenas 12 segundos. Apareció Sagan con el maillot arcoíris en lontananza, como un obús, detrás Viviani. Dos torpedos dispuestos a imponer la ley por velocidad.
Pero a veces los sueños se cumplen y los esfuerzos tienen recompensa. Si en La Camperona la sorpresa la dio Óscar Rodriguez (Euskadi Murias) contra pronóstico, en Lleida fue Wallays quien impidió que luciera el aroíris bajo el sol ilerdense. Cuestión de centímetros, pero suficientes.
Este viernes la decimonovena etapa llevará al pelotón desde Lleida a Andorra a través de 154,4 kilómetros.