Alejandro Valverde puso el broche arcoíris a un palmarés de leyenda. El español era uno de los grandes favoritos y no falló en Innsbruck. El ciclista de Movistar Team respondió al ataque de Bardet y Woods en el último muro. A menos de tres kilómetros para la meta, Dumoulin se unió al trío de cabeza para jugarse las medallas al esprint. Sin embargo, 'Bala' cumplió con los pronósticos y fue el más rápido. La plata fue para Bardet y el bronce para Woods.
Antes de llegar a Innsbruck, Valverde acumulaba seis preseas en los mundiales: dos de plata y cuatro de bronce. El circuito austriaco se ajustaba perfectamente a sus características y, quizá, era su última gran oportunidad para vestirse de arcoíris. Era el recorrido más duro desde Duitama en 1995 y la oportunidad perfecta para que España recuperará el título catorce años después del último de los tres de Óscar Freire.
La selección de Mínguez cumplió con el guion previsto y realizó un gran trabajo para dejar todo en manos de Valverde cuando comenzara la subida al último muro: el temido Gramartboden. Casi tres kilómetros de ascensión con unas rampas de una pendiente media del 11,5%. Fue Francia la encargada de realizar la última criba en un grupo de favoritos en el que aguantaban menos de 25 ciclistas. Los Bardet, Pinot y Alaphilippe se pusieron a tirar y contaron con la ayuda del canadiense Woods para realizar el último corte.
El combinado galo sin embargo tuvo que cambiar de 'gallo'. Alaphilippe, el gran señalado en las quinielas, no pudo aguantar el ritmo de Woods y en cabeza se quedaba un trío formado por Bardet, Woods y, como no, Alejandro Valverde. Poco a poco habían ido cediendo otros favoritos: incluidos Dumoulin y el italiano Moscon. El español no se había desgastado durante toda la carrera gracias a que Herrada, Omar Fraile, De la Cruz e Izaguirre, que terminó en una meritoria undécima posición, habían saltado en los ataques previos a la última ascensión.
Los últimos cinco kilómetros fueron una carrera de persecución de Dumoulin y Moscon con el grupo de cabeza para poder luchar por las medallas. Valverde, con mucha sangre fría en los momentos claves, aguantaba los intentos de Bardet y Woods. Finalmente, tras la vigilancia del trío que iba a por delante, el holandés consiguió enlazar. No así el italiano de Sky que se tuvo que resignar con la quinta plaza.
En el esprint, todos miraban a Valverde. El español comandaba el grupo y se pegaba a la parte derecha de las vallas para vigilar los movimientos de sus contrincantes. También fue el primero en lanzarse a por el maillot arcoíris, aunque los últimos cien metros fueron eternos. No fue tan fácil como se pensaba, ya que, a pesar de la punta de velocidad del murciano, los 265 kilómetros que se llevaban en las piernas pesaban mucho.
Finalmente, Valverde se impuso. Lograba su sueño arcoíris a los 38 años. La victoria que le faltaba. Dumoulin se quedó fuera del podio, mientras que Bardet y Woods acompañaron al español. La medalla de oro fue entregada por Sagan, el ganador de los últimos tres campeonatos. De una leyenda a otra. Alejandro Valverde ya puede retirarse tranquilo, aunque no todavía porque tiene piernas de sobra para seguir ganando. Ya tiene su Mundial.
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