Valverde, el broche arcoíris a un palmarés de leyenda
- El español consiguió a sus 38 años el anhelado Mundial y después de haber superado una grave caída en el prólogo del Tour de 2017 que casi termina con su carrera.
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Hace un año se disputaba el Mundial de ciclismo en Bergen (Noruega) con la gran ausencia de Alejandro Valverde. El murciano, aún convaleciente de su caída en el Tour, veía por televisión como Peter Sagan lograba su tercer maillot arcoíris consecutivo. El recorrido no favorecía a la selección española, pero 'Bala' ya soñaba con el circuito de Innsbruck. Iba a ser su última gran oportunidad de lograr el añorado oro.
Durante toda la presente temporada, Valverde ha tenido la mirada puesta en el 30 de septiembre. Incluso su preparación ha ido encaminada a llegar en el mejor punto de forma posible al campeonato. Luego, por su carácter ganador, tuvo una mayor carga en La Vuelta de la esperada. De hecho estuvo en la lucha por la carrera hasta el último día, cuando en el Coll de La Gallina se hundió fruto del esfuerzo acumulado e incluso quedó fuera del podio. Javier Mínguez, seleccionador nacional, era de la opinión de que el de Movistar Team no debía luchar por el maillot rojo durante las tres semanas para llegar más fresco al Mundial, sin embargo se resignó conocedor de la clase y personalidad de la estrella española para la cita de Austria.
Mínguez, hombre curtido en mil batallas dentro del ciclismo, preparó una semana de concentración en Sierra Nevada para hacer grupo. Sus ocho elegidos aceptaron a regañadientes, ya que la mayoría llegaba de hacer La Vuelta y preferían descansar en casa. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón al veterano seleccionador. Más sabe el diablo por viejo que por diablo y la experiencia de un hombre como la del vallisoletano de 69 años ha sido clave para lograr el oro.
La selección española dio una exhibición en Innsbruck. Se corrió como un equipo, con cada uno de sus integrantes teniendo claro cuál era su rol, y con Valverde como jefe de filas. Si 'Bala' tenía el día, era el gran favorito para el oro. El objetivo era reservar al de Movistar Team hasta el último muro donde, tal y como finalmente pasó, se debía hacer el corte definitivo. Los Castroviejo, Herrada, Omar Fraile, Mas, De la Cruz, Nieve e Izaguirre también son campeones del mundo. Para que Valverde pusiera el broche, el recital de todos ellos fue clave.
El esprint final de Valverde contra Bardet, Woods y Dumoulin ya forma parte de la historia del ciclismo español. El murciano arrancó a falta de 300 metros que se hicieron eternos. En la cabeza del ya campeón del mundo, muchos momentos. Como aquellas seis ocasiones en las que logró medalla y se quedó con la miel en los labios. El Mundial de Florencia en 2013 donde Rui Costa le birló el maillot arcoíris a él y 'Purito' Rodríguez por una falta de entendimiento y un error de estrategia. O cuando en su debut, en 2002, ganó una plata controlando al grupo para que su compatriota Astarloa levantara los brazos.
"Ya me puedo retirar tranquilo", decía Valverde al cruzar la línea de meta en Innsbruck. Su familia sabe lo que tuvo que sufrir el otoño pasado para volver por la puerta grande después de una desafortunada caída en el prólogo del Tour de Francia. Entonces, tal y como el propio ciclista reconoció en varias entrevistas, se dijo a sí mismo que su "carrera deportiva había terminado" cuando vio que la rodilla la tenía partida en dos y una raja en la tibia.
Pero, ya en frío, el inmortal Valverde no estaba por la labor de que su final fuera ese. No estaba dispuesto a retirarse. Y, también, no quería resignarse a aceptar que nunca sería campeón del mundo. Lo llegó a pensar, pero su clase y su pacto con el diablo para la eterna juventud han podido más. Ganador de una Vuelta, de 16 etapas entre las tres Grandes, de cinco Flecha Valona, cuatro Lieja-Bastoña-Lieja... y, desde este domingo, de un Campeonato del Mundo.