La parte preparatoria de una temporada es la mitad del éxito en cualquier deporte. En el ciclismo, concretamente, esta circunstancia cobra una especial importancia. Habitualmente los equipos organizan concentraciones de varios días donde se ponen a punto para los grandes desafíos que les esperan durante los meses de competición, y muchos de ellos lo hacen en la costa mediterránea, donde tienen la posibilidad de alternar tramos de llano y montaña con una temperatura suave durante el invierno.
Estos hábitos están cambiando y cada vez son más los profesionales de ciclismo de carretera que, al margen del entrenamiento específico que les indica su equipo, se inscriben en pruebas de ciclocross (CX) para mejorar su rendimiento y mantener el ritmo competitivo tan necesario en las grandes carreras del calendario.
Vincenzo Nibali es uno de los habituales de esta preparación. En sus redes sociales es habitual ver vídeos del italiano preparándose sobre caminos de barro y piedras que fortalecen sus piernas de cara a las grandes vueltas a las que aspira durante todas las temporadas.
El último ejemplo de este caso son los hermanos Izaguirre. Gorka y Jon participaron el pasado 6 de enero en el Ciclocross de Ormaiztegui –su ciudad natal- estrenando el maillot celeste del Astana, su nuevo equipo, en el que ambos sufrieron una caída y a Gorka tuvieron que darle cuatro puntos de sutura en una ceja. No es la única prueba en la que han competido en los últimos días, pues aún a las órdenes del Bahréin – Mérida, corrieron en el Campeonato de Euskadi, en el que Gorka Izaguirre quedó tercero.
Los beneficios de este deporte se muestran en la clasificación que registran los deportistas en durante la temporada. Ion Izaguirre consiguió acabar noveno en la Vuelta a España 2018 y Vincenzo Nibali consiguió hacerse con la victoria en la Milán-San Remo, una de las clásicas más duras que presenta el calendario ciclista.
Una preparación exigente
No es extraño que los 'ruteros' –como se les conoce a los ciclistas en ruta- preparen su exigente calendario en el CX, una disciplina que requiere destreza, resistencia física y concentración sobre la bicicleta para superar los numerosos obstáculos (naturales y artificiales) que los corredores se encuentran a lo largo del circuito.
Las pruebas suelen durar una hora aproximadamente, por lo que el ritmo de exigencia es bastante alto. A lo largo de las carreras hay que parar y acelerar frecuentemente y hay que medir los esfuerzos casi al detalle para llegar al final con las fuerzas suficientes para un posible sprint final. La corta duración de las pruebas hace que muchos ciclistas lo prefieran por la rapidez con la que se desarrollan las pruebas: "En el ciclismo en ruta se necesitan muchas horas de entrenamiento para ganar fondo, mientras que en el ciclocross se necesita explosividad y potencia al ser carreras cortas pero muy intensas", señala Carlos Curiel, gerente de la clínica Medisport Carlos Curiel.
Los ciclistas complementan sus entrenamientos específicos con el CX porque "a nivel fisiológico mejoran su capacidad anaeróbica, reciclado de lactato y aumenta el nivel de oxígeno que aprovecha el cuerpo durante el esfuerzo. A nivel psicológico se entrena la capacidad agonística –es decir, de sufrimiento-", señala Chema Arguedas, preparador físico y autor del libro Planifica tus pedaladas- Guía de entrenamiento para ciclistas. Tanto Curiel como Arguedas coinciden en el hecho de que la alimentación entre los ciclistas de carretera y los de ciclocross es muy similar –rica en carbohidratos y proteínas principalmente- por lo que la base preparatoria que tienen en su entrenamiento habitual hace que se adapten rápidamente a las exigencias que requiere el barro.
Holanda y Bélgica, la meca del ciclocross
Esta alta preparación a nivel físico que requiere el ciclocross es la que hace que los equipos profesionales UCI World Tour se fijen en estos deportistas como corredores de garantías para las pruebas de ciclismo en ruta, especialmente las clásicas de un día. El último caso ha sido el de Wout Van Aert, campeón del mundo de esta disciplina en sus tres últimas ediciones y que correrá a partir del próximo mes de marzo para el Jumbo – NLP.
Al belga se le unirá en 2020 la otra joven promesa del CX mundial, el neerlandés Mathieu Van der Poel, que ha anunciado que hasta ese año seguirá corriendo en ciclocross y está a una victoria de conseguir las 100 con sólo 23 años. Ambos siguen la estela de otros ciclistas como Peter Sagan o el campeón luxemburgués, Bob Jungels, que dieron el salto al ciclismo en ruta después de un periplo en el ciclocross.
España está lejos de Holanda y Bélgica en la celebración del número de este tipo de pruebas, aunque está cogiendo aficionados muy rápidamente: "Se han multiplicado el número de pruebas en toda España. Por ejemplo, en Madrid se ha pasado de 5-6 pruebas hace unos años a las más de 10 que hay en la actualidad, y el número de participantes de poco más de 100 a los 300 que hay en algunas competiciones", asegura Javier Fernández Alba, presidente de la Federación Madrileña de Ciclismo.
En 2017 se creó el primer equipo profesional de ciclocross en nuestro país, el Ginestar – Delikia, en el que corre Felipe Orts, el mejor ciclocrossman español del momento. Con los objetivos en 2018 cumplidos (campeón de España y top 15 del mundo), Orts ha conseguido hacerse con el título este domingo en Pontevedra, después de cinco ediciones en las que Ruiz de Larrinaga se alzó con la victoria y que en esta ocasión ha quedado tercero en el día de su retirada.
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