El belga Philippe Gilbert (Deceuninck Quick Step) cerró el ciclo de triunfos en grandes clásicas tocando el cielo con las manos en la 117 edición de la París Roobaix, donde alzó los brazos tras superar en duelo directo a su compañero de escapada, el alemán Nils Politt (Katusha), segundo clasificado.
Gilbert, de 36 años, tiró de experiencia y fue superior al rival alemán, con quien llegó al velódromo para concretar con victoria histórica el recorrido de 257 kilómetros entre Compiégne y Roubaix, donde los 28 sectores adoquinados fueron seleccionando a los más fuertes a medida que se acercaba la meta.
Finalmente el ciclista valón nacido en Verviers venció con un tiempo de 5h,58.04, a una media de 43,1 kilómetros por hora,tomando el relevo en el palmarés del eslovaco triple campeón mundial Peter Sagan, quinto clasificado, una víctima del estado de forma de Gilbert. La tercera plaza fue para otro belga del Deceuninck, el campeón nacional Yves Lampaert. La victoria número 23 del año para la escuadra de Patrick Lefevere.
Gilbert colecciona un palmarés envidiable. Solo le falta la Milán San Remoen su hoja de servicios, pero tiene La Lieja 2 Giros de Lombardía, 4 Amstel Gold Race, 2 París Tours, 1 Omloop, Flecha Valona, Strade Bianche y Clásica de San Sebastián. Además fue campeón del Mundo en 2012 y tiene triunfos de etapas en Giro, Tour y Vuelta.
Gilbert llevaba dos años de sequía en grandes acontecimientos, pero ha vuelto, y de qué manera, ganando la "madre de todas las clásicas", obteniendo un momento de gloria único en el infierno de la París Roubaix.
La Roubaix comenzó a las 11 horas desde la Plaza del General de Gaulle de Compiégne con la baja de última hora del colombiano Fernando Gaviria (UAE), ilusionado con su debut y frustrado porque tendrá que esperar un año para debutar en la carrera de sus suelos.
Como es habitual hubo pelea desde el banderazo de salida, aunque las escapadas no tuvieron consistencia. A partir del primer sector de Trosvilles, pasado el kilómetros 93 se encendió la mecha selectiva de una carrera de supervivencia. Surgieron los nervios, los ataques, las caídas, en definitiva el infierno de la carrera de los adoquines por excelencia.
Entre los favoritos tuvieron averías y aterrizajes forzosos el noruego Kristoff y los belgas Van Aert, quien quedó descolgado, y Tiesj Benoot, obligado al abandono.
Los primeros tramos de traqueteo por los adoquines seleccionaron un grupo de 35 corredores con la mayoría de los favoritos. Por el sector de Orchies (km 197) pasaron escapados Politt (Katusha), Gilbert (Deceuninck-QuickStep) y Rudiger Selig (Bora).
Por detrás hubo reacción de Sagan, quien abrió hueco llevándose a su rueda a Van Aert, Lampaert y Vanmarcke. En el sector de Mons en Pevele, a 50 de meta ya estaba formado el sexteto definitivo que se iba a jugar la gloria en el velódromo de Roubaix. No pudo meterse en la avanzadilla el español Iván García Cortina (Bahrein) por culpa de un inoportuno pinchazo que le retrasó en un momento clave.
En un segundo grupo perseguidor quedó el campeón olímpico Greg Van Avermaet, que desesperadamente trataba de enlazar, ya sin éxito, pues el grupo de Sagan y Gilbert ya tenía un minuto de adelanto a 30 de meta.
Seis corredores de postín, todos en la lista de favoritos, que además se entendieron para jugarse entre ellos el triunfo. No obstante surgieron los ataques. Cada uno tenía su carta guardada en la manga. Gilbert saltó a 23 de meta llevándose a Sagan y Politt. El trío abrió un hueco de 150 metros a la entrada del sector de Camphin en Pevéle, ya en una lucha sin cuartel que iba a encadenar con el paso clave del Carrefour de l'Arbre.
El arreón de Gilbert eliminó a Van Aert, pero Vanmarcke y Lampaert lograron enlazar tras momentos de apuros. Éste último puso en cabeza el maillot de campeón de Bélgica para tirar a fondo del quinteto, donde ya no había tregua.
Antes de salir del sector de L'Arbre Gilbert soltó otro latigazo por sorpresa. Sagan le cortó en seco poniéndose a su rueda, codo con codo, incluso con algún codazo que simbolizaba el duelo de titanes. Guerra de guerrillas entre adoquines.
Politt, el alemán "anónimo" de 25 años atacó a 14 de meta. Su momento de gloria. Se le pegó Gilbert, omnipresente desde la salida, motivado para alcanzar la única gran clásica que le resta en su palmarés. Ambos se alejaron dejando K.O a Sagan, Vanmarcke y Lampaert.
La gloria ya era cosa de dos. Una veintena de segundos fue suficiente ante la resignación de los tres perseguidores, que veían alejarse a sus compañeros de aventura. Todo de cara para Gilbert ante Politt, la experiencia personificada ante un rival sin palmarés.
Se acabaron los adoquines a 6 de meta. La guerra táctica a punto de comenzar. Miradas, tanteos y a esperar el momento de soltar las cartas ganadoras. El "zorro" Gilbert confiaba en su velocidad, la "gacela" Politt en la posibilidad de sorprender al maestro con un golpe de velocidad.
Politt y Gilbert entraron al velódromo para la partida definitiva. El alemán esperó mirando de reojo tomando la parte alta de la pista, pero nada pudo hacer cuando el belga arrancó a 150 metros de la línea de meta. Fue el movimiento ganador de un campeón que no se ha ido. Volvió alzando la voz en un monumento que le faltaba en su vitrina. Ya lo tiene. Gilbert sigue vivo.