Alfonso Cabello, campeón del mundo de ciclismo adaptado: "He pasado de dar pena a ser admirado"
Este córdobes de 26 años empezó a entrenar en un velódromo abandonado que se usaba para hacer botellones.
17 febrero, 2020 00:21Noticias relacionadas
La vida de Alfonso Cabello siempre ha sido complicada y dura, especialmente su infancia. Este cordobés de 26 años nació el 19 de septiembre de 1993 sin antebrazo izquierdo, lo que hizo que la gente le pusiese la etiqueta de discapacitado. Pero con el paso del tiempo, ha demostrado que quienes le etiquetaron así se equivocaron y que los límites no existen para él.
Tras ganar numerosos campeonatos del mundo y de España, llegando incluso a conquistar varios metales en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, Cabello se ha convertido en uno de los mejores ciclistas adaptados del mundo en las modalidades de carretera y pista -hace unos días se proclamó en Canadá campeón del mundo del kilómetro contrarreloj adaptado en la categoría MC5, conquistando así su sexto título en esta modalidad-.
"De pequeño un niño me dijo, riéndose, que no iba a ser capaz de atarme los cordones de los zapatos porque solo tenía una mano y él sí. Al volver a casa se lo conté a mi madre llorando. Ella me dijo que podía hacerlo, que solo necesitaba practicar hasta que aprendiese. Y así fue, ensayé hasta poder hacerlo casi con los ojos cerrados y fui a ese niño a decirle que no era diferente y, que al igual que él, también podía atarme los cordones", comenta Alfonso en una entrevista para EL ESPAÑOL.
Aquella enseñanza siempre le ha acompañado, creciendo sabiendo que tenía que esforzarse un poco más que los demás para conseguir determinados objetivos, los cuales ha logrado. Creció como uno más, sin complejo alguno consciente de sus capacidades, sabiendo que no era peor que nadie. Esta es su historia.
¿Cómo entra el deporte en tu vida?
Me ha gustado el deporte desde siempre. Empiezo con la natación como recomendación médica debido a que los médicos aconsejaron a mis padres que practicase un deporte. Tras eso, empezó mi pasión por la competición. A los 10 años un vecino me dejó una bici y empecé a competir. Vi que me encantó y elegí la bicicleta para seguir haciendo deporte.
¿Te dedicas a otra cosa?
Hoy en día no porque estoy en un periodo de excedencia ya que le he dado bastante importancia a este año debido a que es año de Juegos Paralímpicos. Cuando los termine, volveré a la empresa donde trabajo. Soy director deportivo y atiendo a personas con discapacidad intelectual.
¿Qué esperas de los Juegos Paralímpicos de Tokio?
Mi objetivo principal es disfrutar con lo que hago, ya que si hago eso los resultados salen. Hay que trabajar y tener ilusión y de ahí intentar ganar una medalla.
¿Cómo consigue alguien como tú seguir ganando?
Lo más difícil es mantenerse arriba, pero con mucho trabajo y sacrificio se consiguen las cosas. También soy consciente también de que algún día se acabará mi vida deportiva.
Naciste sin antebrazo izquierdo, ¿qué recuerdas de tu infancia?
Tengo recuerdos amargos y bonitos. Sobre lo primero, hay niños que pueden llegar a ser muy crueles cuando ven a alguien diferente. Sobre lo segundo, he tenido lecciones que me han servido mucha para la vida, como el niño que se rió de mí por no poder atarme los cordones de los zapatos
Todo ello se lo comenté a mis padres, me invitaron a conseguirlo y decidieron no comprarme unas zapatos de velcro para que aprendiese a atármelos. Me ayudó mucho. Desde que tengo uso de razón he llevado una vida completamente normal.
¿Tus padres han sido fundamentales en tu vida?
Siempre han sido una pieza fundamental en mi vida. Sin ellos y sin el ciclismo no sería nada en la vida. Gracias a ellos me he enfrentado a la realidad. Les debo mucho a mis padres, tanto en el deporte como en la vida profesional y en mi manera de ser.
¿Cambiarías tu vida por tener brazo?
No. No lo haría y tampoco me cambiaría por nadie. Soy feliz con lo que soy y como soy. Hay que aceptarse uno mismo como es y aprender a ser feliz así. Soy distinto porque no tengo brazo, pero puedo hacer lo que hace cualquier persona.
¿Te has hecho respetar siempre?
Sí, a base de esfuerzo y sacrificio he tenido que hacerlo. Ahora la gente no siente pena por mí como antes, sino que me admira por todo lo que he conseguido en mi vida personal y deportiva.
¿Has competido en campeonatos con ciclistas sin discapacidad, no?
Sí y he conseguido ganar. Me gustaría competir alguna vez en un campeonato internacional o en los JJOO. Todo esto me ha ayudado a pesar de que habido padres que me han llegado a mirar mal o a pensar que iba a tirar a sus hijos cuando estábamos compitiendo.
¿Dónde entrenabas durante tu infancia?
Me iba a varios kilómetros de mi casa, a un velódromo abandonado donde se hacía botellón, por lo que no entrenaba en las mismas condiciones que mis rivales. Iba con mi padre y él limpiaba todo antes de entrenar ya que la pista estaba llena de tierra, hierbas y cristales. Era el lugar más cerca para poder hacerlo y ahí lo hice antes de competir en los Juegos de Londres. Me preparé en condiciones inhumanas. Pero todo eso me dio mucha fuerza, coraje y fortaleza para ser lo que soy hoy en día.
Tenía que echarle mas huevos que nadie y cuanto más complicado todo, más fuerza me daba. Tal vez no llego a entrenar ahí y no soy lo que soy. Cuando uno ve cosas así y entrena en lugares como estos valora todo mucho más. Cuando te dan todo hecho y muchas facilidades te dejas llevar y no te das cuenta de estas cosas. Ante las adversidades tienes que echarle huevos y no rendirte.
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