"Desearía poder cambiar lo que sucedió. Desearía haber sido un mejor hombre. Todo lo que puedo hacer es decir que lo siento y seguir adelante", confesó el exciclista estadounidense Lance Armstrong en la segunda parte del documental titulado "Lance", que emitió la cadena de televisión deportiva ESPN. Armstrong, de 48 años, y siete veces campeón del Tour de Francia, despojado de todos los títulos tras confirmarse su dopaje, reiteró que mintió durante años.
La primera parte del documental, que se emitió la semana pasada, se centró en el ascenso a la fama de Armstrong y en los personajes que lo rodearon, encabezados por el polémico doctor italiano Michele Ferrari y la directora Marina Zenovich, y aprovechó las entrevistas realizadas al exciclista entre 2018 y 2019 para mostrar que modificó algunos de los detalles que le dio a la popular presentadora de televisión Oprah Winfrey en el 2013.
Por ejemplo, que sus inicios en el dopaje no fueron en 1996 sino cuatro años antes y cómo, poco a poco, comenzó el desmantelamiento de su ingente cantidad de mentiras. Como contrapeso a la cuestionada trayectoria ética de Lance Armstrong, el documental le da la oportunidad de presentar a su hijo Luke, quien aparentemente ha desarrollado un punto de vista moral diferente al de su padre sobre el uso de drogas para mejorar el rendimiento.
La pregunta a Luke Armstrong fue directa. Le interrogaron si consideraría usar esas drogas ilícitas, al igual que lo hizo su padre. Luke Armstrong, actualmente jugador de fútbol americano en Universidad Rice de Houston, dijo que su espíritu de lucha por alcanzar sus objetivos es mejor que elegir el camino fácil. "Siempre he tenido ganas de luchar por algo y trabajar por un objetivo específico siempre ha valido mucho más la pena que tomar el atajo", destacó Luke Armstrong.
Su hijo Luke
"También siento que, si alguna vez hiciera eso y fuera atrapado, me habría ganado el calificativo de 'es como su padre'", admitió. Por su parte, Armstrong, al ser preguntado por Zenovich, la directora del documental, de cómo se sentiría si su hijo quisiera drogarse, respondió: "Sería una mala idea porque en la Universidad no merece la pena". Armstrong fue suspendido de por vida tras admitir públicamente, en el 2013, que se había dopado.
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