El Team Ineos, antes conocido como Sky, ha sido el claro dominador del ciclismo en los últimos años, especialmente en el Tour de Francia, la carrera más importante del año. Su enorme presupuesto le permite tener a grandísimos corredores que aceptan cobrar un salario muy elevado a cambio de trabajar para otras súper estrellas en un hecho que se ha terminado extendiendo en el pelotón y que ha pasado a conocerse como gregarios de lujo.
Corredores que podrían tener liderazgo y responsabilidades en otros equipos pero que en Ineos forman la guardia pretoriana y casi invencible de otros líderes que acumulan victorias en las grandes vueltas. Este sistema, tan libre como inalcanzable para ningún equipo, ha consolidado a la estructura más potente del ciclismo, dominadora de las mejores carreras del mundo con una tiranía incuestionable e infranqueable.
Muchos han sido los equipos que han intentado crear formaciones de gran nivel para luchar contra su hegemonía, pero nadie ha sido capaz de batirles. Los intentos de equipos como Movistar, Trek o Astana son algunos de los más recordados, pero nadie ha conseguido doblegar a la resistencia británica, característicos por poner un ritmo infernal en los puertos y de dejar la carrera en bandeja para que sus líderes rematen la faena como solo ellos saben.
Gracias a este sistema han ganado los últimos cinco Tour de Francia, siete en los últimos ocho años. Un absoluto abuso de la carrera gracias a un poderío y una superioridad insultantes. Sky e Ineos han contado siempre con los mejores líderes y con los mejores gregarios, lo que ha provocado que corredores como Bradley Wiggins, Chris Froome, Geraint Thomas o Egan Bernal hayan podido saborear las mieles del éxito en París.
Sin embargo, este año parece ser distinto. Por primera vez, sus líderes parecen no estar tan fuertes y sus gregarios no parecen ser los mejores. Por primera vez en mucho tiempo, el pelotón parece estar ante un cambio de rumbo, ante la primera vez en que la escuadra británica pueda hincar la rodilla y claudicar.
Con un Jumbo-Visma súper reforzado con la llegada de Dumoulin y el enorme rendimiento de hombres como Steven Kruijswijk, George Bennet, Robert Gesink, Kuss, Tony Martin o Van Aert, el dominio en el Tour parece estar cerca de acabar y es que el gran favorito, hoy por hoy, es su líder Primoz Roglic. Esto, unido al bajo nivel de corredores como Froome y Thomas, y a las últimas dudas dejadas por un Bernal superado y que se ha retirado del Dauphiné antes de tiempo por problemas de espalda, pueden crear un paradigma nuevo: la caída del Team Ineos.
Egan Bernal, la última esperanza
Egan Bernal es el vigente campeón del Tour de Francia. El ciclista colombiano es una de las estrellas del pelotón actual, llamado a hacer grades cosas por su talento y su juventud. A sus 23 años es el líder del equipo más potente del ciclismo y está llamado a romper todos los récords, ya que, debido a su fortaleza, su nivel en montaña y su buen desempeño en la contrarreloj, muchos les consideran el dominador del Tour de Francia en la próxima década, candidato a entrar y superar al club de los cinco.
Así lo hizo el año pasado cuando, con tan solo 22 años, se convirtió en el primer ciclista colombiano de la historia en entrar victorioso en Los Campos Elíseos de París. El de Bogotá supo aprovechar de forma excelente la ausencia de Chris Froome en el equipo tras su gravísima caída y se impuso también al otro líder de la formación británica, Geraint Thomas, que fue segundo en la general tras venir de ser el ganador de la anterior edición, la de 2018.
Ese triunfo en Francia, que se produjo por azares del destino ya que una caída lo apartó del Giro de Italia cuando estaba inmerso en su preparación, le ha convertido en el líder del antiguo equipo Sky, desplazando así a las otras dos súper estrellas de la formación. Tanto ha sido el impacto del joven corredor que ha terminado provocando la salida de Froome al equipo de Israel, no sin antes dejar una última temporada convulsa, la que puede ser la del final de la hegemonía de Ineos en la Grand Boucle.
Todo hacía indicar que el combinado inglés, poseedor de los últimos tres ganadores de la carrera, volvía a ser el equipo a batir, y que, llegado el caso, podría incluso copar todos los puestos del podio con su tricefalia estelar. Sin embargo, la temporada 2020 está demostrando que, contra todo pronóstico, Ineos se encuentra contra las cuerdas y sometido por la nueva potencia del pelotón, el Jumbo-Visma de Primoz Roglic.
El duelo entre Bernal y Roglic prometía ser algo equipo, quizás la primera gran batalla desde los tiempos de Froome y Contador a su máximo nivel. Dos ciclistas en plenitud, con características diferentes, pero con una calidad y un rendimiento exagerado, de esos que donde van triunfan.
Sin embargo, en lo que va de temporada, quien está saliendo victorioso de todos los duelos es el esloveno, que no ha dado opción a un Egan que ha mostrado sus primeros síntomas de debilidad, algo que no le habíamos visto desde su meteórico ascenso. El colombiano se proclamó vencedor de la primera carrera que disputó tras la reanudación, la Ruta de Occitania, sin embargo, no consiguió ese buen resultado en el primer enfrentamiento directo con Roglic.
En el Tour de l’Ain, el líder del Jumbo consiguió imponerse con autoridad al corredor de Bogotá, que demostró ser humano ante la fortaleza del fornido exsaltador de esquí. Roglic no solo se llevó esa general, si no que también fue capaz de ganarle dos etapas a Bernal haciendo que el menudo escalador enseñase sus costuras. Egan había parecido siempre un corredor indestructible hasta que su ‘enemigo’ Primoz ha demostrado que también tiene una condición terrenal.
Lo verdaderamente llamativo, y que se ha repetido en el Critérium del Dauphiné es que tanto el poderío del Jumbo como la solidez de Roglic han conseguido mostrar una cara de Bernal desconocida hasta ahora, superado, agotado, vacío y perdiendo terreno con todos sus rivales.
A pesar de que no ha habido todavía esa gran explosión y de que quedan 15 días para el Tour de Francia, lo cierto es que Roglic ha conseguido que Bernal muestre pequeños síntomas de debilidad que le hacen llegar con un cierto poder moral a la ronda francesa, demostrándole a todos que el ganador del Tour no es imbatible. Además, la retirada de Bernal del Dauphiné por unos problemas de espalda ha provocado que esas pequeñas dudas se acrecienten un poco más, dejando un panorama enrarecido a pocos días para que llegue el Tour.
Thomas y Froome, a la deriva
El Tema Ineos se las prometía felices con su alineación galáctica de cara al Tour de Francia de este año. Un Bernal pletórico, un Thomas siempre presente y un Froome recuperado podían ser capaces de dar una exhibición total hasta incluso jugarse la carrera entre los tres. Pero, nada más lejos de la realidad, la única opción sólida del combinado inglés es Egan Bernal porque tanto Thomas como Froome van a llegar a la carrera francesa muy lejos de su nivel habitual. Y eso, si llegan, porque la presencia del cuatro veces ganador de la Grand Boucle ni siquiera parece clara.
Lo cierto es que en todas las carreras que han participado tanto Thomas como Froome han dado muestras de una debilidad total. De estar muy lejos de su mejor forma o del nivel de años anteriores que les hizo ser campeones. Allá donde se han puesto un dorsal esta temporada, tanto en Occitania, como en el Tour de l’Ain o en el Dauphiné, se han descolgado muchos antes de llegar al final, a la parte decisiva, a donde antaño marcaban diferencias.
Lo cierto es que han intentado sacrificarse por el equipo, intentar ayudar cuanto les era posible y mostrar esa famosa versión del gregario de lujo. Sin embargo, la triste realidad para Ineos es que el trabajo que ahora mismo pueden realizar es insuficiente para poder doblegar el poderío del Jumbo-Visma, que se ha reforzado de una forma galáctica y se muestra imbatible en la montaña.
Chris Froome está viviendo su temporada más amarga y convulsa, incluso más que la pasada donde sufrió una grave caída que le apartó de la competición durante casi un año y que cerca estuvo de arruinar su carrera. Sin embargo, el británico ha tenido que vivir como su propio equipo le daba la espalda en el momento más complicado de su vida profesional, cuando las cosas no le están saliendo y cuando se encuentra muy lejos de ser ese ciclista dominador que arrasaba a sus rivales.
Lo cierto es que Froome es ahora mismo una sombra de sí mismo, incapaz de aguantar en el grupo de los favoritos y con poca capacidad para aportar cosas positivas a su equipo, por lo que su plaza en el Tour está más en duda que nunca. Lo mejor de todo ha sido su humildad y su predisposición para asumir que no está en un buen momento de forma y para trabajar cuanto ha podido por los demás, a pesar de saber que está ante sus últimos meses con el maillot del Ineos.
Por su parte, la historia de Thomas es completamente diferente. Tras hacer primero y segundo en los dos últimos Tour de Francia, se confiaba en él como la gran alternativa a Bernal y el hombre encargado de darle ese último apoyo en los momentos decisivos. Su presencia en la ronda gala no era cuestionable como la de Froome, ya que él no había sufrido ninguna caída ni ningún contratiempo que pudiese hacer dudar de su capacidad. Sin embargo, su pésimo nivel mostrad y su imagen descolgado del pelotón en las subidas finales es cada vez más habitual, hasta dejar un Critérium del Dauphiné muy decepcionante que ha llamado la atención de todos.
Tanto Froome como Thomas han encendido todas las alarmas porque, a quince días para que arranque el Tour, y salvo que la carrera les haga recuperar unas fuerzas ahora perdidas para estar a su punto más alto en la tercera semana de carrera, el equipo Ineos irá a Francia sin alternativas para Bernal y con su dream teamen horas bajas.
Roglic y el Jumbo-Visma, intratables
Las malas noticias en el Team Ineos son poesía para los oídos de los directores del Jumbo. El equipo revelación y líder de la temporada es, ahora mismo, el cojunto más fuerte de todo el World Tour, y eso es mucho decir. Nadie había conseguido doblegar de esta forma al Ineos, antiguo Sky, nunca, y muchos habían sido los equipos que lo habían intentado. Sin embargo, todavía tienen que demostrar su potencial en una gran cita, en el Tour de Francia, escenario donde confirmar que de verdad son la potencia que parecen ser.
Los duelos que han mantenido en estas últimas semanas han caído siempre de su lado, mostrando un poderío, una coordinación y un estado de forma sublimes. Además, han dado muestras de tener una plantilla muy amplia y sólida, pudiendo hacer un equipo o incluso dos imbatibles para el Tour de Francia. Lo cierto es que ahora mismo son la referencia dominante del pelotón, llevando a su líder ha conseguir todo lo que se propone.
La última prueba que también parece que caerá de su zurrón es el Critérium del Dauphiné, prueba tradicionalmente conocida como el paso previo al Tour, el algodón que no engaña y muestra quién está realmente preparado para llevarse el título y quien no. Y si algo está dejando ver es que Roglic y el Jumbo son ahora los rivales a batir.
Sin embargo, ni siquiera ese liderato sin fisuras provoca que no haya dudas con el equipo holandés, y es que, tienen un nivel tan insultantemente superior que muchos empiezan a creer que será imposible mantenerlo hasta la tercera semana del Tour.
El ciclismo, a pesar de que cada año dé nuevos avances, es un deporte que está tan medido que es posible predecir muchas cosas, como la duración de un rendimiento en función del nivel mostrado en carrera. Y en el caso del Jumbo-Visma, muchos expertos ya empiezan a pronosticar que este gran estado de forma no les durará lo suficiente como para llegar a la tercera semana de la carrera con garantías suficientes de éxito.
Sin embargo, estas predicciones tan pesimistas no son solo para el equipo, sino que se centran sobre todo en su líder, Primoz Roglic. La superioridad mostrada por el esloveno es tal que cuesta creer que pueda tener un margen de mejora que le haga llegar al Tour con posibilidades de crecimiento, y no condenado a naufragar en la tercera semana como ya le sucedió en el pasado Giro de Italia.
El corredor del Jumbo está mostrando las mismas sensaciones que al comienzo del año pasado, un nivel estratosférico en las carreras previas que le hizo volar en la primera semana y media, pero que le hundió en la miseria en la recta final de una edición de la Corsa rosa que parecía tener ganada. No fue así en La Vuelta, donde demostró haber aprendido la lección para rendir hasta el final.
Es difícil aventurarse a afirmar si Roglic está repitiendo errores del pasado o si, por el contrario, ha aprendido la lección y todavía tiene margen para aumentar su nivel y ganar el próximo Tour con un poderío incuestionable. Para su suerte, este año contará con un equipo de campanillas que le llevará en volandas en todos los terrenos hasta los momentos decisivos, por lo que ahí tendrá la oportunidad de ahorrar fuerzas y de vivir tranquilo con una carrera controlada.
Muchos nombres al acecho: Landa Pogaçar, Nairo, Pinot…
El Tour de Francia promete ser un duelo de poder a poder entre los dos equipos más poderosos del planeta. Entre ellos, ya aportan una gran cantidad de nombres que se podrían relacionar con la victoria final. A nadie le extrañaría que Bernal, Roglic, Froome, Dumoulin, Thomas o Kruijswijk estuvieran peleando por la victoria final. Sin embargo, hay otros corredores que también quieren su hueco de protagonismo, con equipos menos potentes, pero que se mantendrán al acecho y a la espera de acontecimientos para intentar aprovechar sus oportunidades y asestar un golpe que decante la carrera a su favor.
Algunos de estos nombres que se cuelan en las quinielas pueden ser el de Mikel Landa, el de Tadej Pogaçar, el de Nairo Quintana o el de Thibaut Pinot, entre otros. Corredores de gran nivel con equipos menos potentes, pero que esperan que su aventura en el Tour de Francia tenga un resultado que nadie espera, y es que Jumbo e Ineos se anulen en una batalla táctica y en la que ellos puedan aprovecharse para ser mejores en el cuerpo a cuerpo y en la lucha de guerrillas. Para eso, tendrán que correr con mucha inteligencia, aprovecharse del trabajo de estas ‘locomotoras’ y ser valientes cuando tengan una oportunidad de romper la carrera.
No es descabellado incluso que, tal y como vaya la carrera, puedan formarse alianzas entre ellos para derrocar la superioridad global de sus rivales, que tendrán en Roglic y Bernal sus puntas de lanza. Esta composición de carrera donde el Top10 estarán muy disputado promete hacer un Tour muy divertido y entretenido donde si existen corredores inconformistas, podría haber jaleo casi en cada llegada en alto.
De entre todos esos favoritos de segunda fila destacan algunos aspectos que pueden hacer que la carrera sea mucho más interesante. El poderío de Pogaçar en la crono, la valentía de Landa y su capacidad para liarla en la montaña, el excelente nivel de principios de temporada de un Quintana liberado fuera de Movistar y el poderío de Pinot mostrado en Dauphiné son piedras preciosas que ayudan a recorrer el camino hacia el Tour con optimismo y con la sensación de que es posible ver por fin una carrera a la altura.