Es la etapa más larga de La Vuelta 20. Por el tipo de recorrido y el kilometraje, la previsión es que el día sea favorable para las escapadas. Es un terreno sinuoso y será difícil que el pelotón pueda controlar las fugas. Además, a diferencia de lo que sucedió en 2016, esta vez la meta en Puebla de Sanabria estará en la última semana de carrera y no al principio, por lo que los equipos llegarán más justos de fuerzas y será más fácil que triunfe la escapada.
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