Vincenzo Nibali es una de las grandes leyendas del pelotón actual y uno de los mejores ciclistas en lo que va de siglo. Especialista en las pruebas por etapas, 'lo squalo' ha vivido sus mejores tardes de gloria en las carreteras de su país, de Italia. Ahora, esas mismas carreteras que lo llevaron a la élite y que lo encumbraron como uno de los elegidos le esperan para brindarle la que podría ser su última oportunidad de luchar por una grande.
Sin embargo, en plena preparación para acudir al Giro de Italia que comenzará el próximo 8 de mayo, el líder del Trek-Segafredo ha sufrido una caída que ha puesto en duda su llegada a la 'Corsa rosa'. El 'tiburón' pondrá todo de su parte para tomar la salida junto al resto de sus compañeros, pero habrá que ver cuáles son las condiciones reales en las que puede afrontar el que sería el último gran reto de su trayectoria profesional.
En el peor momento
El campeón italiano ha sufrido uno de los reveses más duros de toda su carrera en el peor momento. Tras conocer el alcance de su lesión aseguraba estar destrozado y muy dolido por la situación que le tocaba vivir ya que tenía muchas ilusiones y muchas esperanzas puestas en un Giro de Italia sin un favorito claro. Con un Egan Bernal tocado de la espalda y por testar y con un Remco Evenepoel que es una incógnita tras su fractura de pelvis del pasado curso, Nibali se presentaba como uno de los posibles candidatos al triunfo.
Junto al nombre del italiano se posicionaban otros como Bardet, Mikel Landa, Simon Yates o la gran revelación del pasado año, Jay Hindley. Nibali tenía este Giro de Italia entre ceja y ceja y por eso se estaba preparando a conciencia. Sin embargo, en su último entrenamiento en Suiza, cerca de su residencia de Lugano, sufrió una dura caída que ha tenido unas consecuencias fatales para él.
En dicho accidente se golpeó de manera muy fuerte en su brazo izquierdo y sufrió una fractura de radio de la cual ya ha sido operado. Ahora, Nibali tendrá que estar unos días de baja sin poder ejercitarse, aunque en sus mejores previsiones esperar estar en unos 10 o 12 días encima de la bicicleta para seguir afinando su preparación de cara a la primera grande del curso. De ser así, tendría más sencillo poder tomar la salida de la jornada inaugural del Giro el 8 de mayo, aunque habría que ver en qué condiciones llega para cumplir con su objetivo de partida, pelear por la 'Maglia rosa'.
Este Giro iba a ser una carrera muy importante para él ya que a sus 36 años se presentaba como unas de las últimas oportunidades de luchar por una gran vuelta, especialmente viendo que su rendimiento en las últimas temporadas no ha sido acorde a su historial de súper estrella. De no poder estar en el Giro, o de no poder competirlo, quizás se guarde una última bala para La Vuelta y, sobre todo, para los Juegos Olímpicos.
La retirada dorada
En efecto, a sus 36 años, esta caída no hacía falta que a Nibali le dijera que se encuentra ya en la recta final de su carrera deportiva. Eso es algo que 'el tiburón' sabe y reconoce y que tiene asumido. Sin embargo, mientras se encuentre en condiciones de seguir aportando y mientras sus piernas y su ilusión tengan ganas de dar pedales, seguirá formando parte del pelotón.
Esta caída ha llegado también en un momento complicado para él a nivel contractual. El italiano termina contrato con el Trek en 2021 y en principio no había intención por ninguna de las dos partes de ampliar dicha vinculación. Los contratos en ciclismo se suelen dejar apalabrados ya en la época estival, negociando desde el mes de mayo hasta el final del Tour o el principio de La Vuelta como muy tarde. Por eso, ahora que Nibali estará bajo mínimos tras su caída, tendrá que negociar su propia aventura.
La posibilidad que más fuerza recobra, y que parecía aparcada, es la de una retirada dorada en el Team INEOS. Los ingleses se interesaron por él a finales del pasado curso y ahora Nibali podría ver con buenos ojos esa posibilidad. Ampliar su carrera los años que quisiera, con un sueldo generosamente alto y sin grandes responsabilidades. Lógicamente, Nibali pasaría a ser un gregario de lujo que no iría a disputar grandes vueltas y que podría tener sus oportunidades en vueltas de una semana o en etapas sueltas.
Esta vía, la de compartir equipo con los Bernal, Geraint Thomas, Carapaz, Tao, Pidcock, Adam Yates y compañía podrían ser y compañía podría ser un colofón dorado a una de las mayores leyendas de la historia del ciclismo italiano. De no aceptar este camino, Nibali podría empezar una nueva andadura en otro equipo o, incluso, pensar en una retirada, ya que en noviembre cumplirá los 37.
El último gran italiano
Este Giro de Italia, tanto si llega como si no, podría ser el principio del fin de la carrera de Vincenzo Nibali, el último gran ciclista italiano, al menos en lo que se refiere a grandes vueltas donde los transalpinos siempre han sido una absoluta referencia a lo largo de la historia del ciclismo.
Nibali tiene uno de los mejores palmarés del ciclismo actual y, además, siempre podrá presumir de ser uno de los siete ciclistas en la historia que tiene la triple corona, haber ganado el Giro, el Tour y La Vuelta. Nibali ha conseguido realizar todo eso a pesar de haber coincidido con grandes ciclistas como Alberto Contador, Chris Froome, Nairo Quintana o incluso con Lance Armstrong, con quien tuvo más de una batalla en el Tour de Francia y a quien supo derrotar en las alturas de las montañas galas tras el retorno al ciclismo de la gran farsa americana en el año 2009, temporada en la que Contador tocó el cielo de París por segunda vez.
Fue precisamente en aquel Tour de Francia en el que tuvo su enfrentamiento de mayor postín con Lance Armstrong, considerado por aquel entonces como una duda y conocido ahora como una gran mentira y como la imagen de la mayor trama de dopaje que ha conocido el mundo de la bicicleta. Armstrong terminó tercero en aquel Tour, resultado que después le fue retirado, mientras que Nibali concluyó séptimo como jefe de filas de Liquigas. Sus duelos más recordados fueron en la etapa de Verbier, cita en la que Contador cimentó su victoria en la 'Grand Boucle' y en la que Nibali llegó tercero metiéndole a Armstrong más de 30 segundos, y en la etapa con final en Le Grand Bornand, donde italiano y estadounidense llegaron de la mano a más de dos minutos del trío de cabeza formado por los hermanos Schleck y Contador.
En el palmarés de este histórico corredor que ahora afronta la recta final de su dilatada carrera relucen con especial brillo sus dos triunfos en los Giro de 2013 y 2016, su Vuelta a España del año 2010 y, sobre todo, su Tour de Francia del año 2014. Además, ha salido victorioso en pruebas tan importantes como Il Lombardia, carrera que ganó en dos ocasiones, o la Milan-Sanremo.
La sombra del dopaje
Vincenzo Nibali, como otros muchos campeones, estuvo marcado también por la sombra del dopaje. Sin embargo, el escalador italiano consiguió demarrar en el momento oportuno para ser más rápidos que las dudas y las sospechas y demostrar que todos sus triunfos, y también sus derrotas, habían llegado de manera limpia.
Su relación con el dopaje se remonta al año 2014 y también tiene una estrecha relación, en este caso indirecta, con Lance Armstrong. Fue en aquella temporada cuando 'lo squalo' ganó el único Tour de Francia de su carrera en un año en el que tanto Contador como Froome se fueron al suelo dejando al de Mesina como gran favorito.
En aquella temporada, su equipo, el Astana kazajo, estuvo marcado, no por la sombra, sino por la huella del dopaje, ya que registró hasta cinco positivos entre el primer equipo y el filial continental. Además, esos resultados negativos llegaron tras la victoria más importante de la carrera de Nibali y tras la salida a la luz de la relación entre Astana y el doctor Michele Ferrari, líder e ideólogo de la trama de dopaje de Lance Armstrong y que puso la EPO en la élite del ciclismo, sustancia por la que fueron sancionados los compañeros del 'tiburón de Mesina'.
A pesar de que Nibali se mostró siempre contrario a este tipo de prácticas y que luchó por ser reconocido como una de las figuras del pelotón que más y más duro criticó el dopaje, esa sombra permaneció durante muchos años sobre sus espaldas, especialmente durante los años que permaneció en Astana, equipo marcado por infinidad de escándalos, algunos tan graves como la Operación Puerto.
Ahora, ya en el ocaso de su carrera y alejado ya de los problemas del pasado, Nibali busca lidiar con esta dura lesión que ha venido a buscarle a los 36 años con la intención de amargarle el que probablemente iba a ser su último asalto al Giro. Esa fractura de radio puede suponer el adiós más cruel para una de las leyendas más valientes que ha tenido el pelotón en los últimos años.
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