Primoz Roglic comienza el asalto a su tercer maillot rojo de La Vuelta a España dominando con puño de hierro en una de sus especialidades, la contrarreloj. El esloveno del Jumbo-Visma ha superado en el último momento a Alex Aranburu, que estuvo a punto de darle al país el primer triunfo en la ronda nacional de esta edición a las primeras de cambio.
Roglic hizo honor a su reciente titulo de campeón olímpico contrarreloj y a su condición de doble ganador de la Vuelta con un monumental triunfo sobre el recorrido de 7,1 km que le permitió volver a enfundarse el maillot rojo un año después. Estuvo implacable, arriesgó y cumplió el pronóstico que le daba vencedor. Con un tiempo de 8.32 minutos, a una media de 49,8 km, quitó a última hora el caramelo de la boca al español superado in extremis por 6 segundos.
No tuvo piedad Roglic. Hundió las ilusiones del ciclista guipuzcoano, quien vio desde la silla caliente cómo el doble campeón de la Vuelta entraba como una exhalación en la meta, superando un registro que aguantó casi toda la tarde. La tercera plaza fue para oro esloveno, Jan Tratnik, a 8 segundos. Ambicioso como siempre, Roglic empezó marcando territorio en una crono en la que no hubo destrozos, pero sí algunas diferencias preocupantes para sus rivales directos.
Enric Mas aguantó bien el tipo cediendo 15 segundos.
El balear, quien a punto estuvo se caerse, fue el mejor de la lista de candidatos. Adam Yates, 'Supermán' López, Sivakov y el ecuatoriano Richard Carapaz entraron en un segmento de 5 segundos, y Alejandro Valverde y el colombiano Egan Bernal, en principio el gran rival de Roglic, a 27. No tuvo su mejor tarde Mikel Landa, quien se dejó en la crono 39 segundos.
Paraje idílico
La Catedral de Burgos, en su VIII centenario, prestó su grandiosa belleza para lanzar y recibir la crono. Entre medias poco más de 7 kms 7.100 metros que se iniciaban con el ascenso al castillo antes de entrar en el centro de la ciudad. Pocos quisieron arriesgar más de la cuenta, ninguno quería perder la Vuelta el primer día.
Adam Yates (Ineos) fue el primer candidato lanzarse por la rampa de la Catedral de Burgos, por petición propia, ya que tenía prisa irse "lo antes posible al hotel y descansar". Aún estuvo unos minutos en la silla caliente. Justo hasta que llegó el guipuzcoano Alex Aranburu marcando 8.38 minutos, a más de 48 por hora.
El corredor de Ezkio-Itsaso, de 25 años, estuvo mucho tiempo en la sala de la esperanza, nervioso porque volaba en su mente la posibilidad de estrenar la roja. Ya había llegado Mikel Landa, a medio minuto de Aranburu,; luego el campeón de España Ion Izagirre, a 17, incluso Valverde, a 21. Nadie le movía del trono provisional a Aranburu, serio, inquieto, expectante ante la salida de los grandes nombres de la Vuelta, los únicos que le podían despertar de un sueño que se le presentó de improviso.
El listón estaba alto, los aspirantes a desbancar a Aranburu debían volar en el ascenso al castillo y arriesgar por el casco urbano y monumental de Burgos, muy animado a pesar del calor y por la presencia de curiosos turistas que no se esperaban la fiesta del ciclismo en torno a la catedral Patrimonio de la Humanidad. Carapaz y Bernal enseguida mostraron debilidad. No iban a superar a Aranburu. Solo quedaba por llegar el patrón de las dos últimas temporadas: Prinoz Roglic.
Y llegó volando Roglic, bien acoplado en su máquina de crono, motivado tras el oro olímpico. Levantó de la silla a Aranburu y luego los brazos en un podio con la entrada de la catedral a sus espaldas. En el anochecer de Burgos celebró su sexta victoria en la Vuelta, tal vez la que le impulse al tercer triunfo absoluto consecutivo.
El ciclista de Zagorje, retirado en el Tour y aliviado en sus penas con el oro en Tokio, ya sueña con el triplete en Santiago de Compostela, donde le espera otra crono, pero más larga, de 33 km. Roglic lanzó el primer aviso. Viene a ganar, sin contemplaciones. Monumental estreno en un escenario de ensueño.
Este domingo la primera etapa en línea se disputa entre Caleruega y Burgos Gamonal, jornada llana de 166,7 kilómetros.