La caída a los infiernos de Jan Ullrich: de ganar El Tour y La Vuelta a sus problemas con el alcohol
Después de mostrar un atisbo de recuperación cuando corría este mes de octubre la Mallorca 312, ha vuelto a ser hospitalizado en una clínica.
22 diciembre, 2021 06:00Noticias relacionadas
"Hace tres años tuve grandes problemas. Y tú viniste a verme. Eso me hizo muy feliz. Estaba igual que Marco Pantani, cerca de la muerte. Y entonces me recuperé y ahora tengo buenos amigos". Así relataba Jan Ullrich (Rostock, Alemania; 1973) en octubre cuando desvelaba lo que le había ayudado Lance Armstrong durante su proceso de desintoxicación de su problema con las drogas y el alcohol. Este martes se conocía que ha vuelto a recaer.
Su caída a los infiernos comenzó durante su carrera profesional. Es una persona que practicaba el ciclismo, el deporte que lo aupó a lo más alto cuando ganó el Tour de Francia de 1997 y que lo condenó al infierno, víctima del dopaje y de las artimañas de Eufemiano Fuentes, del que fue su principal cliente, el 'Número 1' en la Operación Puerto. Después, continuó el descenso con problemas personales derivados prácticamente en su totalidad de las drogas y el alcohol.
Parecía revivir un poco este 2021. Se presentó a la marcha cicloturista Mallorca 312, una de las más multitudinarias que se celebran en España. En una época otoñal, en la que el covid parecía dar una tregua, Ullrich se encontró con los viejos camaradas del pelotón. Se sinceró diciendo que las drogas y el alcohol eran ya una asignatura superada. Pero no es así. El ciclista alemán está ingresado en un hospital de Suiza para iniciar una nueva rehabilitación.
Según publica Bild, el que fuera líder del nefasto Telekom volvía de pasar su cumpleaños en Cuba. El ciclista no pudo ni subirse al avión. A Ullrich le agarró el vacío y se hizo añicos. Roto por dentro y desamparado tras la separación de su última pareja, el alemán se aferró a sus adicciones como tabla de salvación. La depresión le ha vuelto a asediar y tendrá que volver a pasar por el infierno de la rehabilitación. Otra palada de tierra sobre es tumba en la que él mismo se metió.
Su infierno
Años atrás, Bernard Hinault, refractario a los halagos, vaticinó que Jan Ullrich, vencedor del Tour de 1997 a los 23 años, podría ganar diez ediciones de la Grande Boucle. Se equivocó el ceñudo bretón. Su exhibición en Ordino Arcalís donde destrozó a Marco Pantani y Richard Virenque, dos escaladores de época, quedó para el recuerdo. Pero eran otros tiempos, concretamente los de la EPO como hilo conductor de las venas de muchos ciclistas. La belle époque del dopaje masivo.
Incapaz de digerir su estatus, fue perdiendo el brillo de su fulgurante arrancada. No volvió a ganar el Tour y su competitividad fue decreciendo aunque su talento le mantuvo a flote a pesar de sus usos y costumbres. No se cuidaba como exigía el profesionalismo y ese comportamiento fue laminándole por dentro. Con todo, fue segundo en el Tour de 1998 tras Pantani, venció la Vuelta de 1999 y fue el mayor rival de Lance Armstrong, el implacable. El norteamericano enlazó siete Tour de manera consecutiva, de 1999 a 2005. Ullrich le secundó en el 2000, 2001 y 2003. Fue cuarto en 2004. En 2005, tras varios percances, logró acceder al podio.
A Ullrich se le vino el mundo encima cuando se supo su vinculación con Eufemiano Fuentes días antes del comienzo del Tour de 2006. Ullrich actuó bajo el procedimiento y manual de la época. Negó los rumores. Sin embargo, el 30 de junio de 2006, un día antes del inicio de la carrera francesa, fue suspendida su participación. La operación Puerto le dejó marcado. El alemán se retiró a los 33 años, en 2007, después de que el ADN le relacionara sin género de dudas con las bolsas de sangre que reposaban en el frigorífico. Ullrich, uno de los deportistas más venerados en Alemania y el primer y único germano en ganar el Tour, se retiró en 2007.
La depresión
A Ullrich nunca le dieron las victorias de los Tour de 2000, 2001 y 2003, que habría sido lo más lógico tras la anulación de los resultados de Lance Armstrong en 2012. La razón era sencilla: él también fue sancionado. Fue de forma tardía, por dopaje y se le anularon los resultados, aunque solo los conseguidos a partir de 2005. Ya estaba retirado, ya se sabía también que en 1998 apareció como uno de los corredores que habían dado positivo en las muestras reanalizadas tras una investigación oficial sobre dopaje llevada a cabo por el Senado francés. Alemania había dejado de retransmitir la Grande Boucle por su culpa.
Descolgado del ciclismo, los problemas personales fueron invadiendo a Ullrich, al que apolillaron el alcohol y las drogas. Los episodios oscuros se amontonaron en su biografía, atrapado el alemán en la espiral de sustancias estupefacientes. Padre de tres hijos, se separó de su segunda mujer sumido en una depresión. Fue detenido por allanamiento de morada de la casa del actor Tim Schweiger en Mallorca. Más tarde, traspasó otra línea roja. La policía detuvo a Ullrich por violencia machista. Golpeó y trató de asfixiar a una escort de lujo.
Solo el ingreso en una clínica de desintoxicación le rescató del infierno. También recibió ayuda psiquiátrica. Fue clave la mano de Armstrong. El estadounidense fue un apoyo para el alemán, que le brindó su apoyo y su preocupación. Ahora lo volverá a tener. Jan Ullrich inicia una nueva batalla contra sí mismo. El día de Ordino Arcalís alcanzó los 500 vatios de potencia, estos próximos meses necesitará otra hazaña similar.
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