Una nueva gran estrella del mundo del deporte ha roto su silencio en torno a los abusos que recibió cuando era prácticamente un niño. Bradley Wiggins vivió un calvario durante su juventud después de sufrir acoso sexual cuando solo tenía 13 años, una cuestión que no desveló porque no tenía a quién acudir en ese momento. Todo ello se veía acrecentado por la presión de vivir con un padrastro que empleaba la violencia contra él y al que también ocultó esta situación. A pesar de todo, se convirtió en el primer campeón británico del Tour de Francia en 2012.
Su carrera como un ciclista para la historia se completó con sus tres triunfos en los Juegos Olímpicos, ocho medallas en total. Pero durante toda esta trayectoria que le hizo ser nombrado caballero de la corona británica dejó un reguero de declaraciones en las que admitía depresiones y "una dura infancia". Ha sido ahora, en una entrevista con Men's Health UK, cuando ha destapado el tarro en el que encerró todo su sufrimiento para ser el mejor ciclista del mundo.
British Cycling ha iniciado una investigación y sobre todo ha animado a cualquier otro deportistas que haya sufrido una situación similar para que la denuncie. Ellos quieren estar ahí, cuestión que tampoco encontró Bradley en su padre Gary Wiggins. Este exciclista australiano abandonó a la familia cuando el que triunfó en el Team Sky era joven y murió en 2008 después de un altercado en una fiesta en una casa. El nacido en Gante, Bélgica, se pasó gran parte de su vida tratando de entender su marcha.
Lejos de alcanzar la plenitud personal cuando consiguió sus éxitos, a Wiggins le resultó difícil lidiar con las presiones de la fama que surgieron al ganar el Tour y la contrarreloj olímpica en 2012. Fue una de las razones por las que colgó la bicicleta de forma profesional en 2016. Después de probar el remo y no tener una gran experiencia, el deporte sí que se convirtió en un motivo principal para permanecer con una paz mental y vivir tranquilo.
Su infancia
Wiggins se sumó a la lista de los deportistas que habían sido entrenados por monstruos que abusaron de ellos. "Sufrí abusos por parte de un entrenador cuando era más joven, tenía unos 13 años, y nunca lo acepté por completo. Todo me impactó como adulto... lo enterré durante mi carrera", sentenció Bradley en el suplemento de Men's Health en Reino Unido que salió a la venta este miércoles. Allí pormenoriza también por qué lo ocultó.
La principal razón es que no tuvo a nadie cercano a quien contárselo. Wiggins había perdido toda la confianza por la situación vivida con su padrastro, el hombre que sustituyó la figura paternal que le había abandonado siendo joven. "Solía llamarme maricón por usar licra, así que no pensé que podía decirle. Me convertí en una persona solitaria. Fui un adolescente bastante extraño en muchos sentidos y creo que mi pasión por el ciclismo surgió de la adversidad".
Gary no estaba ahí para apoyarle y su padrastro era todo lo contrario a lo que necesitaba. "Nunca obtuve respuestas cuando lo asesinaron en 2008. Nos dejó cuando yo era pequeño, así que lo conocí por primera vez cuando tenía 18 años. Reanudamos algún tipo de relación, pero luego no hablamos durante los últimos dos años antes de que lo asesinaran", explica sobre sus intentos por retomar la relación con la persona que podría haberle ayudado en toda esta etapa.
La figura de Gary
El padre de Bradley Wiggins era un ciclista alto, ancho y cuadrado de hombros, de muslos anchos y caminaba con un andar suelto. Ganó el campeonato europeo de Madison junto a Tony Doyle, su mayor éxito deportivo. Los últimos años de la vida de Gary no fueron los mejores: trabajó como limpiacristales, mecánico de bicicletas, en un garaje, como pintor y decorador, en un supermercado; y aunque siempre le gustó una cerveza, tal vez su forma de beber le sobrepasó.
Todo ello no evitó que Bradley considerase a su padre "un héroe". "Quería probarme a mí mismo. Era un buen ciclista, podría haber sido muy bueno, pero era un talento desperdiciado. Era alcohólico, maníaco depresivo, bastante violento y tomaba muchas anfetaminas y drogas en ese entonces", explica sobre esas circunstancias que atormentaron a un deportista que inspiró la carrera de uno de los ciclistas que marcó el inicio de la pasada década y dejó un legado casi inigualable en los JJOO.
Se convirtió en el ciclista más prolífico en la historia de los Juegos, aunque se reconocen las carreras de Chris Hoy y Jason Kenny por encima de la suya pese a que tienen una medalla menos. Todo ello llegó tras superar los traumas que vivió durante toda su vida de la mano de gente como Dave Brailsford, el mandamás del equipo ahora conocido como Ineos Grenadiers. Bradley Wiggins ahora trata de vivir lejos de todas esas depresiones que le acompañaron en su carrera.
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