La polémica sobre los vetos que se están imponiendo a las mujeres transgénero que quieren competir en las competiciones femeninas alcanza los límites de la descalificación. Veronica Ivy, que fue la primera ciclista trans en ganar un campeonato del mundo en pista (ganó la medalla de oro en los UCI Women’s Masters Track World Championship en la categoría de mujeres de entre 35 y 44 años), critica la nueva política de la Federación Internacional de Natación.
Esta licenciada en psicología es una de las caras visibles de los derechos de las deportistas transexuales. Lo hace habitualmente a través de sus redes sociales. No es la primera vez que la ciclista amateur critica a las profesionales que se quejan de perder competiciones contra "hombres biológicos" calificándolas de "mediocres mujeres cis". Es habitual ese concepto en las críticas: identifica a aquellas cuya identidad de género coincide con su sexo biológico.
Ahora, carga contra la FINA, a la que acusa de haber tomado unas decisiones "poco científicas" por colocar el límite de edad a la hora de hacer el cambio de sexo antes de la pubertad. Bajo su criterio, "solo han observado a los atletas masculinos cisgénero en comparación con las atletas femeninas cisgénero", sin establecer esas similitudes entre las deportistas transgénero que ya han establecido marcas con las que poder comparar. También solicita estudiar a las "atletas trans".
La nueva política de elegibilidad para las competencias de la federación de natación establece que los atletas transgénero de hombre a mujer son elegibles para competir solo si "no han experimentado ninguna parte de la pubertad masculina". Para Ivy, "no ha habido un solo estudio revisado por pares sobre nadadoras trans que demuestre que existe alguna ventaja competitiva para la transición posterior a la pubertad", por lo que "señalarlo como punto de ruptura no se basa en ninguna evidencia".
Ivy también cree que la alternativa planteada de crear una categoría abierta para que puedan competir estas deportistas es una equivocación. Explica que tal movimiento no muestra respeto por las nadadoras transgénero. También denuncia la situación que viven estas atletas en Estados Unidos: "Allí, las personas trans están bajo ataque. Personas que intentan prohibir los tratamientos y el acceso a la atención médica y el deporte... políticos que piden que seamos asesinadas...".
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A la decisión de la FINA se han sumado otras federaciones deportivas que han endurecido sus normas en relación con las deportistas trans. La misma Unión Ciclista Internacional determinó que las ciclistas transgénero que quieran competir en categoría femenina tengan que pasar una transición de 24 meses entre que compiten con hombres a hacerlo con mujeres y someterse a pruebas periódicas que determinen unos niveles de testosterona en sangre por debajo de los 2,5 nanomoles.
World Rugby y la International Rugby League son partidarios por vetar a todas las transgénero que se hayan sometido al tratamiento después de comenzar la pubertad como varones. Por su parte, dos grandes federaciones estudian cambiar sus políticas y hacerlas similares a la de la FINA. La FIFA y World Athletics van a actualizar estas normas proponiendo vetos por el momento de la transición y también por la testosterona. Está por ver si también adaptan una nueva categoría abierta.