Tadej Pogacar se ha llevado un premio menor en la cima de Peyragudes. La segunda batalla en los Pirineos estaba marcada por la expectación de las grandes tardes. Se esperaba ese primer ataque del corredor esloveno que pusiera del revés una carrera que tiene realmente complicada. Sin embargo, el líder de UAE solo ha podido aspirar a sumar su tercera victoria de etapa. [Así hemos vivido la 17ª etapa del Tour de Francia 2022].
Un logro que sería maravilloso para cualquier corredor de la carrera, pero no para el doble ganador de la ronda francesa en las dos últimas ediciones. Tadej consiguió levantar los brazos en la línea de meta tras unos últimos metros muy emocionantes entre los dos mejores de la prueba. Sin embargo, el vencedor moral volvió a ser un Jonas Vingegaard que ha roto una hoja más en su calendario para sumar su primer Tour de Francia.
La jornada estuvo marcada desde salida por el impresionante trabajo del UAE Team Emirates. La formación que lidera desde casa Joxean Fernández 'Matxin', quien sigue confiando a ciegas en el triunfo en la general de su pupilo, puso patas arriba la carrera a pesar de estar en cuadro. Antes de la 17ª etapa registró una baja más, la de Rafal Majka, quien sufrió una lesión muscular camino de Foix cuando se le rompió la cadena de su bicicleta.
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Eso significaba que los árabes se quedaban con solo tres corredores para arropar a Pogacar. Y lo más impresionante de todo es que con solo dos les bastó para romper al pelotón y para descomponer a un Jumbo-Visma que se había presentado imbatible hasta ahora. Entre Mikkel Bjerg y Brandon McNulty consiguieron poner un ritmo infernal durante más de 80 kilómetros hasta destrozar por completo la prueba y dejar a Vingegaard solo.
De hecho, el norteamericano acompañó al danés y a Pogacar casi hasta la línea de meta y fue testigo directo de la pelea entre ambos en las empinadas rampas finales de la colosal subida a Peyragudes, desenlace de la segunda batalla pirenaica.
Lucha por el podio
Por detrás de la feroz batalla entre Vingegaard y Pogacar, entre Jumbo-Visma y UAE, se resolvió en buena medida también la lucha por el podio. Geraint Thomas le ha dado un gran bocado a todos sus rivales al llegar a meta con una renta superior al 1'20" sobre hombres como Nairo Quintana, David Gaudu o Vlasov.
Así pues, Vingegaard continúa como líder de la general con una renta de 2'18" sobre Pogacar. El esloveno le ha arañado los primeros cuatro segundos gracias a la bonificación. Por detrás, Geraint Thomas se queda ya a 4'56" de la cabeza. Nairo Quintana sigue cuarto, a 7'53" de Vingegaard y a casi tres minutos del podio. Le sigue de cerca David Gaudu, cuatro segundos por detrás. El mal día de Adam Yates le ha hecho caer hasta la novena posición de la general a 14'33" mientras que Enric Mas vuelve al Top10, pero a 16'35" de Vingegaard y a casi 12 minutos del cajón de París.
La segunda jornada en los Pirineos fue una oda al ciclismo de estrategia más que al de ataques o al de grandes movimientos. Un día más, la clave fue la supervivencia en una carrera que está siendo, para muchos, agónica. El ritmo que se ha llevado durante las dos primeras semanas está empezando a pasar factura y salvo los dos primeros, que no andan sobrados de fuerzas tampoco, todos llegan a meta como buenamente pueden.
Se forma la fuga
La primera parte del recorrido, eminentemente llana, estuvo marcada por la alta velocidad y por las dificultades para que se formara la fuga del día. Se sucedieron ataques durante los primeros 50 kilómetros. Como se suele decir en el pelotón, a palos desde la salida. Por ahí se dejaron ver hombres como Philippe Gilbert, Van Aert, Pidcock, Van Baarle u Owain Doull.
Sin embargo, no fue hasta a llegada al Col d'Aspin, primera subida puntuable de primera categoría, cuando se formó la fuga. Una dificultad de 12 kilómetros al 6,5% de pendiente media donde los movimientos más significativos corrieron a cargo de Thibaut Pinot y Alexey Lutsenko. El ciclista de Astana fue de los más combativos de la etapa y consiguió aguantar en cabeza casi hasta el final.
Las diferencias nunca fueron mucho mayores al minuto y medio, por lo que por detrás la situación estaba totalmente controlada. Poco después, se creó otro grupo perseguidor con nombres importantes como Rigoberto Urán, Mühlberger, Simmons, Ciccone, Verona, Juul Jensen o Daniel Felipe Martínez. El español de Movistar terminó perdiendo contacto con este pequeño pelotón por culpa de una avería mecánica.
A falta de 65 kilómetros para la línea de meta llegó uno de los momentos claves. Romain Bardet saltó del pelotón con la intención de poner en jaque a todos sus rivales por el Top10. Mientras unos esperaban que ciclistas como Enric Mas estuvieran en la fuga, el francés fue valiente y quemó todas sus naves para intentar dar la sorpresa.
UAE pone un ritmo infernal
Con esa situación se llegó y se superó también la segunda ascensión del día, el Hourquette d'Ancizan, un puerto de segunda categoría de unos 8,2 kilómetros al 5,1% de pendiente media. Fue ahí donde UAE empezó a acelerar la máquina. La locomotora Mikkel Bjerg empezó a poner ritmo y a causar estragos en un pelotón que se fue reduciendo cada vez más.
Fueron los primeros momentos de apuros para un Adam Yates que no tenía su día. El británico se abría y, aunque consiguió empalmar con el pelotón de nuevo antes del siguiente puerto, terminaría perdiendo una minutada en meta. Mientras tanto, Bardet conseguía manejar ventajas de un minuto mientras se acercaba a los de cabeza. Pinot y Lutsenko se lanzaban por delante en el descenso en una etapa en la que se voló desde salida.
Casi sin descanso, los corredores afrontaron la tercera subida, el Col de Val Louron-Azet con 10,7 kilómetros al 6,8% de pendiente media. Mientras Mikkel Bjerg seguía retorciendo a todo el mundo con un ritmo tremendo, quien sufría ahora era Thomas Pidcock, que corría la misma suerte que su compañero Yates. La batalla, ahora sí, era infernal. Enric Mas y David Gaudu sufrían apuros para aguantar en un grupo de unas 15 unidades mientras Wout Van Aert explotaba casi sin poder entrar a hacer su labor.
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La guerra final
El objetivo estaba conseguido y es que con muy pocos efectivos, UAE estaba consiguiendo desarmar al Jumbo. Por el camino perdieron también a Laporte y Benoot. Y cuando McNulty entró a relevar a Bjerg, solo Sepp Kuss quedaba ya con Vingegaard, que veía cómo se tenía que jugar su futuro sin ayudas.
El ritmo impuesto por el norteamericano provocó que la fuga fuera cayendo. Corredor a corredor eran superados hasta que solo quedó por delante Leknessund, compañero de Bardet. El del DSM fue el último en sucumbir ante el empeño de un McNulty que llegó a cortar incluso a Geraint Thomas y a Nairo Quintana, los últimos en aguantar con los mejores. El británico cedió a 23 de meta.
Así fue como UAE preparó el único ataque de Pogacar en el día. En los metros finales de Val Louron, el esloveno lo probó hacia arriba y también hacia abajo, pero Vingegaard se mostró imperturbable a su rueda. McNulty entró de nuevo con ellos en el descenso y les acompañó poniendo un ritmo implacable hasta las rampas finales de Peyragudes donde llegó el tercer triunfo de etapa de Pogacar en este Tour.
Ese fue el desarrollo de una etapa que pudo decepcionar en cuanto al espectáculo, pero que estuvo marcada por la velocidad y por el ritmo impuesto por UAE. Esta intensidad llevó al extremo a los integrantes del Top10 que tendrán que jugarse en Hautacam y en la crono final de Rocamadour sus últimos premios. Vingegaard aguanta un asalto más y ya solo le quedan dos para llegar victorioso a los Campos Elíseos de París. Habrá que ver si el enorme desgaste de esta 17ª jornada le termina pasando factura.