El pasado domingo se disputó el Mundial de ciclocross con un duelo espectacular entre Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert. Los dos colosos de esta disciplina que extienden sus duelos también a la carretera se batieron el cobre en una de las citas más esperadas de la temporada.
Finalmente, la victoria fue para Van der Poel que, contra todo pronóstico, venció a su gran rival en un final precioso en el que demarró con una fuerza increíble que el belga no pudo responder. Un ataque en la última vuelta cuando todos esperaban un desenlace al sprint en el que Van Aert era el gran favorito.
Sin embargo, Van der Poel demostró tener unas piernas increíbles, como ya sucedió en Benidorm, y dio un golpe encima de la mesa antes de que ambos den el salto a la temporada en carretera. Pero la imagen de la jornada, incluso por encima de ese espectacular arreón de la bestia neerlandesa, la dejó un corredor canadiense, Michael Van den Ham.
[Van der Poel se lleva el duelo ante Wout Van Aert en una prueba memorable en Benidorm]
El ciclista americano sufrió una pequeña caída en los compases iniciales de la prueba. Se fue al suelo en una curva, pero sin aparentes consecuencias graves, un lance habitual de este tipo de pruebas que se solucionaría subiéndose rápido a la bicicleta. Sin embargo, la reacción del canadiense ya denotó el problema.
Michael Van den Ham se agarró su mano izquierda y se colocó uno de sus dedos que se le había dislocado. Su rápido gesto ha llamado mucho la atención y ha dado la vuelta al mundo por la frialdad con la que gestionó un momento que podría haber sido crítico para él. La rápida intervención ha circulado a través de redes sociales durante las últimas horas convirtiéndose en un auténtico fenómeno viral.
Dedo colocado y a pedalear
Una vez se había colocado su dedo dislocado y sin mostrar ni la más mínima mueca de dolor, Michael Van den Ham se subió a su bicicleta de ciclocross y continuó con su actuación en la prueba y es que en ningún momento pensó en la retirada para poder atender su lesión. La prueba disputada en Hoogerheide, Países Bajos, pasará a la historia por el gran ataque en los metros finales de Van der Poel y por la demostración de raza y honor de un Van den Ham que se ha convertido ya en protagonista.
Un día para disfrutar de esta disciplina que está viviendo su momento de mayor expectación y en la que el canadiense tuvo que aguantar el dolor durante más de una hora de esfuerzo al máximo bajo el griterío y el calor de los casi 50.000 espectadores que siguieron la prueba. Una cifra que también fue histórica.