El ciclismo es uno de los deportes más famosos, practicados y extendidos del mundo. Como casi todo lo que existe en el planeta, no está muy claro cuál es su origen histórico. Sin embargo, la explicación más aceptada sitúa sus orígenes a comienzos del siglo XIX en Alemania. Concretamente alrededor del año 1817, cuando surgió lo que por entonces se conocía como el 'caballo de diversión.
Aquella rudimentaria máquina de dos ruedas fue evolucionando durante décadas hasta que alrededor del año 1870 en Italia se situó el inicio de lo que hoy se conoce como ciclismo de competición. Es decir, subirse a una bicicleta y dar pedales con la ambición de ser más rápido que los demás. Desde entonces, el ciclismo se ha definido como un deporte que ha avanzado de la mano del desarrollo de las tecnologías y de los tiempos en muchos aspectos. Desde la nutrición y la mecánica hasta el descanso o la aerodinámica.
Atrás quedaron los tiempos en los que las etapas eran aventuras de más de 10 horas y cientos de kilómetros por caminos y carreteras rotas con paradas para comer el bocadillo o incluso echarse un cigarro entre bares y puestos humildes. Ese avance ha llegado tan lejos que ha derivado en la creación de un ciclismo completamente diferente, sin salir de una habitación, delante de una pantalla, a través de aplicaciones y conectado en tiempo real con personas de todo el mundo.
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Se trata del ciclismo virtual o ciclismo indoor, ese que se practica a través de un rodillo y de plataformas tan conocidas como Zwift, Bkool, Tacx o Rouvy que ya han formado comunidades de millones de personas. Una disciplina muy practicada en Europa y que en España ha recibido un enorme impulso en época de pandemia y confinamiento, donde profesionales y amateurs se daban cita al haber dificultades para poder salir de casa por culpa de los efectos de la Covid-19.
EL ESPAÑOL habla con Ana Dillana y con Miguel Ángel Andrés, dos pioneros en nuestro país y que ya forman parte del equipo Movistar de ciclismo virtual y que recientemente han recibido la llamada de la Real Federación Española de Ciclismo para defender los colores del equipo nacional en pruebas tan prestigiosas como un Mundial. Ellos han abrazado esta oportunidad sin dejar atrás sus vidas ni sus obligaciones laborales, compitiendo contra atletas que sí son profesionales en algunos casos e intentando impulsar un universo que lejos de ser un videojuego, como mucha gente piensa, se trata de una disciplina repleta de esfuerzo, constancia y evolución.
Así es el ciclismo virtual
Miguel Ángel y Ana tienen varias cosas en común. Ambos son corredores del equipo Movistar. Juntos han representado a España en un Mundial de ciclismo virtual. Y sobre ellos recae el reconocimiento de ser pioneros de esta nueva modalidad que está creciendo a pasos agigantados. Cada vez se practica más el ciclismo de salón, un universo que aficionados y profesionales han descubierto y por el cual están apostando fuerte.
Es muy frecuente dentro del pelotón internacional, y de los aficionados más en forma, tener un rodillo en casa para esos días en los que las inclemencias meteorológicas o la falta de tiempo no permiten hacer un gran entrenamiento. Por ello, basta con quitar la rueda trasera, subir la bicicleta al rodillo y ponerse a dar pedales controlando todos los parámetros que se miden en la carretera o en los caminos.
Sin embargo, el ciclismo virtual llegó para potenciar esos entrenamientos, para hacerlos más dinámicos y mucho más divertidos. Así nacieron plataformas como Zwift, que permiten recrear cualquier lugar del mundo y llevarlo hasta el salón de casa. Gracias al ciclismo indoor, en una mañana puedes subir el Tourmalet, el Mortirolo o el Angliru sin moverte de casa. Y hacerlo todo compitiendo contra miles de personas en todo el mundo.
Esto es lo que hacen tanto Miguel Ángel Andrés como Ana Dillana, dos pioneros en España que son la luz del Movistar eTeam y que vienen de defender los colores de la Selección en la edición de 2023 de los Campeonatos del Mundo UCI Cycling Esports. Este ha sido un gran hito para ellos, ya que a diferencia de muchos de sus rivales, ellos no son atletas profesionales. Miguel Ángel, natural de Palencia, trabaja en una fábrica de coches, mientras que Ana, de Plasencia, es Project Manager en Business Intelligence y Data Science en la conocida farmacéutica Bayer. Y además de eso, ahora son estrellas.
Los caminos de Miguel y Ana tienen un punto en común y es que la pandemia y las consecuencias del confinamiento les empujaron al rodillo, mundo del que ahora se han hecho casi 'adictos': "Yo hacía rodillo a veces antes del confinamiento, pero fue ahí cuando empecé a practicarlo de verdad. Comencé a utilizar Zwift y conocí mucha gente ya que me metí en una comunidad de habla hispana, PETA-Z, y a través de ahí empecé a hacer eventos y alguna carrera más".
Esos fueron los primeros pasos de Ana, muy similares a los de Miguel: "Empecé justo cuando arrancó la pandemia. Comencé a darle más fuerte al rodillo y después conocí a la comunidad de PETA-Z y continué entrenando más fuerte hasta que llegó la oportunidad de entrar en el Movistar. Ellos contactaron con esta comunidad, hicieron varias carreras y nos seleccionaron a Ana y a mí".
Aunque ambos ahora le dedican gran tiempo al rodillo, sus vidas siempre han estado ligadas a la bicicleta y al deporte. Ana empezó con la carrera a pie, continuó con el triatlón y en 2018 se pasó de manera exclusiva a las dos ruedas. Ha participado en innumerables pruebas, destacando la Copa y el Campeonato de España, pero también se ha dejado ver en competiciones de mountain bike como la Titan Desert o como la Pirinexus de gravel, otra disciplina que se está poniendo de moda en los últimos años.
Por su parte, Miguel Ángel Andrés es ciclista de toda la vida. Se subió a una bicicleta cuando era niño y nunca más se bajó. Ahora acumula 15 años de manera ininterrumpida en la categoría máster, siempre como no profesional, pero derrochando clase como los Pogacar, Vingegaard y compañía.
Juntos analizan para EL ESPAÑOL qué diferencias tiene este ciclismo respecto a las modalidades más tradicionales. Ana explica que "la principal diferencia es la intensidad. No son pruebas demasiado largas y las salidas son a vida o muerte, los primeros cuatro o cinco minutos son muy intensos. No te pueden dejar atrás porque si no ya no hay manera de entrar".
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"Otra diferencia también es la ventilación y la temperatura. Al final estás en un sitio cerrado y no es lo mismo que estar en la calle que te da el aire y que el cuerpo se refrigera. Yo casi siempre uso dos ventiladores y aún así notas que la temperatura y el pulso suben muy rápido". Miguel refuerza esta opinión y recuerda lo mal que lo pasó durante el Campeonato del Mundo, ya que estaba en una gran sala con mucha gente y sufrió para controlar el pulso.
Además, el palentino añade otra diferencia: "Yo lo que más noto es una menor exigencia para el tren superior, aquí hace falta trabajarlo menos. Y cuando pasas del rodillo a la carretera o viceversa, siempre necesitas un pequeño proceso de adaptación. El cuerpo al final no trabaja igual, en un pequeño porcentaje lo hace de otra manera".
El gran sueño del Mundial
La vida de Ana y Miguel ha cambiado mucho en los últimos años en el plano deportivo. Se subieron al rodillo y no han parado de crecer y de vivir nuevas experiencias. La última hace unas semanas, cuando tomaron la salida en los Campeonatos del Mundo UCI Cycling Esports 2023 junto al resto de estrellas del pelotón internacional. Pero todo arrancó cuando empezaron a formar parte del Movistar eTeam. Ahí, todo alcanzó un nivel que seguramente nunca hubieran imaginado.
Los dos corredores aficionados participaron en aquel challenge organizado por la escuadra que dirige Eusebio Unzué y terminaron encontrando una nueva forma de vida tal y como cuenta Ana: "Me parece surrealista. Yo tengo mi trabajo y mis historias, entonces al principio no te lo crees. Para mí es un orgullo. Tratamos con muchas personas del staff que son como una familia. Te tratan como a uno más. Yo personalmente estoy encantada. Parece un sueño. Muchas veces pienso, ¿qué pinto yo aquí? Estoy muy contenta por la oportunidad y por cómo está saliendo todo".
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Y es que el apoyo de Movistar ha sido enorme tal y como detalla Dillana: "Al principio nos ofrecieron si queríamos tener preparadores, pero la mayoría elegimos seguir con nuestros entrenadores porque algunos combinábamos esta disciplina con otras como el triatlón. Lo que sí hacemos son los reconocimientos y las estrategias. Hacemos reuniones y vemos todo lo que hay que preparar para las carreras".
Cuando hay que estudiar, Miguel Ángel reconoce que ahí Ana es su ángel de la guarda: "Ana va hablando más con los entrenadores y preparadores y nos va transmitiendo esa información para coordinarnos. Ellos se preocupan mucho de esta parte. Es una atención muy completa".
Ambos están muy agradecidos a la formación española y destacan la dedicación y la atención, especialmente cuando hacen algún tipo de concentración: "El año pasado fuimos a Almería a hacer un training camp con todos los compañeros del equipo y aprovechamos para conocernos todos más en persona, poder salir juntos a la calle a entrenar, hacer competiciones de rodillo y compartir un poco el espacio. La única diferencia es que nosotros no somos profesionales porque no tenemos un sueldo, pero el equipo nos provee de todo lo que necesitamos para correr, desde las bicicletas hasta los rodillos, la equipación y todo ese tipo de cosas".
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Su estancia en Movistar les ha permitido cumplir hace muy poco otro sueño como es vestir los colores del equipo nacional en un Mundial. Así recuerda Ana a EL ESPAÑOL cómo se gestó todo: "Nos llamó la Federación para representar a España en el Mundial de Ciclismo. Es todo un boucle muy surrealista. Me dijeron desde el equipo que nos iban a llamar desde la Federación y pensé que eso ya eran palabras mayores. Pero había que ir y dar nuestra mejor versión. Es una experiencia más. Yo no soñaba con que me pudieran pasar estas cosas. Solo quiero disfrutar lo máximo".
Miguel, al igual que su compañera, aún sigue alucinando con todo lo que les está pasando y con los momentos tan bonitos que están pudiendo vivir: "Cuando te llama Pascual Momparler piensas ¡madre mía, esto es lo más! Ni en mis mejores sueños hubiera podido imaginar esto. Para mí esto está siendo muy importante".
Profesionales contra no profesionales
La particularidad más importante de la gran historia que protagonizan Miguel y Ana es el esfuerzo tan impresionante que hacen para poder desarrollar todos estos sueños y retos deportivos sin dejar de lado ni sus obligaciones ni el resto de cosas que orbitan alrededor de sus vidas porque al final, como ellos mismos recuerdan, no son atletas profesionales ni disponen de un sueldo que les permita vivir del deporte.
"Yo me lo tomo como un hobby", dice Ana. "Mi responsabilidad está en mi trabajo normal, pero sí le dedico mucho tiempo. Yo hago todos los días deporte, pero antes del Mundial dejé de salir a la calle e hice rodillo durante dos meses. Es un sacrificio y un esfuerzo. Pero soy una persona muy comprometida y siempre intento ir a competir en mis mejores condiciones".
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"Yo soy de madrugar. Me levanto por la mañana y lo primero que hago es entrenar y luego ya afronto el resto del día con mi trabajo y eso. Al final hago de todo, practico rodillo, carretera y gimnasio. Todos los días hago deporte. Antes hacía triatlón, carrera a pie... siempre lo he integrado en mi vida y siempre a primera hora que es cuando mi cuerpo se siente bien".
Una rutina muy parecida a la que gestiona Miguel: "Me levanto pronto y ahora en esta época suelo hacer una hora y media o dos horas de rodillo, según el día. Aprovecho la mañana porque hacia las 13:00 horas aproximadamente ya tengo que estar saliendo de casa para irme al trabajo. También intento sacar tiempo para mis otras obligaciones y las cosas de casa. Incluso cuidar a mi mascota, que tengo un perro y me supone otro añadido. Al final son días estresantes porque no paras. Hay algunos días que terminas muy cansado, pero intentas controlar mejor los descansos y ya está".
"Se nota mucho cuando compites contra personas que se pueden dedicar a esto. Ellos tienen la oportunidad de dedicar mucho más al descanso. Tú te sacrificas más y eso termina pasando factura. Cada uno llega hasta donde llega en función de su vida también".
El ciclismo virtual es una modalidad que está creciendo en los últimos años y que en muchas ocasiones también cuenta con la presencia de grandes estrellas internacionales. Ahí, tanto Ana como Miguel se vuelven a poner de acuerdo para reconocer que ellos están en otro mundo. Así recuerda la de Plasencia su experiencia con una leyenda del Movistar Team: "Yo coincidí en un evento con José Joaquín Rojas y el ritmo que llevan no es comparable, están 20 niveles por encima. Yo iba dándolo todo y él iba tan tranquilo moviendo el doble de vatios".
Miguel asume que si alguno de los 'capos' del pelotón se pasara a su universo, tendrían que competir por la segunda plaza: "Perfectamente arrasarían. Eso es otro nivel totalmente". Es por eso por lo que cada vez más la UCI controla todo lo relacionado al ciclismo indoor para garantizar una competitividad total como explica Ana Dillana a EL ESPAÑOL.
"En nuestras competiciones, el nivel está regulado. Nosotros pasamos un montón de pruebas, nos exigen hacer un vídeo de pesaje, de calibrado del rodillo para medir la potencia... está todo muy atado. Cuando corremos tenemos una cámara que nos graba y nos obligan a mandar test tanto de rodillo como de calle para que se sepa que no hacemos trampas".
"Por ejemplo, para el Mundial tuvimos que cumplir con la reglamentación antidopaje ya que los técnicos podían venir incluso a nuestra casa a dormir". El ciclismo encima del rodillo tiene sus secretos, pero ya se han producido casos muy particulares de corredores que han dado el salto del mundo virtual al 'real'.
"Esta disciplina también tiene sus trucos. Necesitas saberte muy bien los recorridos, saber meterte detrás y utilizar los rebufos... son cosas que se aprenden en unas semanas, pero con los números que mueven los profesionales es imposible competir con ellos. Aquí lo más importante sigue siendo el vatio/kilo. Hay profesionales como Jay Vine que han salido de plataformas como estas". Efectivamente, el australiano de 27 años pasó de Zwift a brillar en La Vuelta para fichar después por el UAE de Tadej Pogacar.
Llegada y evolución del ciclismo indoor
El ciclismo indoor, de rodillo o virtual (una vez entran en juego plataformas como Zwift) es una disciplina muy utilizada en todo el mundo, especialmente en países en los que el clima obliga a estar cuatro, cinco o seis meses en casa por culpa del frío, la lluvia o la nieve. Ahí, España juega con una 'desventaja': su clima siempre invita a disfrutar del aire libre.
Sin embargo, el confinamiento y pasar tantas horas sin poder salir a entrenar, especialmente aquellos que no eran profesionales, provocó que muchos probaran suerte en esta nueva disciplina y que ya no la soltaran. "La pandemia fue clave", dice Miguel. "Mucha gente que conozco ahora empezó a raíz de todo lo que pasó. Es una herramienta muy buena para después salir a la carretera. Yo ahora ya no salgo hasta que no empieza a hacer bueno porque realmente no hace falta".
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Ana explica a la perfección el hándicap que tiene España: "En nuestro país ha influido mucho la pandemia. En España tenemos muy buen clima y rápidamente quieres salir a la calle, al menos durante nueve o diez meses como mínimo. En países como Gran Bretaña, Países Bajos, Noruega, Estados Unidos o Suecia hay seis meses al año o así que tienes que estar en casa por el tiempo. Por eso, ellos están mucho más avanzados. Para nosotros, esta época ha sido un gran impulso, sin eso no se hubiera metido tanta gente".
Una parte fundamental para que el ciclismo indoor crezca es que cada vez más personas lo conozcan y sepan realmente de qué se trata. Ana y Miguel, como pioneros de este 'mundillo', han tenido que estar muchas veces de maestros para intentar explicar que no se trata de un videojuego, si no de una disciplina que exige esfuerzos muy intensos.
"La gente que está relacionada con el ciclismo sí lo conoce. Pero mi entorno o mi familia no lo entendían. Yo se lo explico y se lo imaginan más como un videojuego, pero no entienden que se sufre mucho realmente. Tengo una anécdota con un primo que juega mucho a videojuegos y me llama un día y me dice '¿tú qué es lo que haces? Porque yo no te imagino en un sofá con videojuegos'. Y le dije 'no, yo me subo a la bicicleta y sufro como si no hubiera un mañana'. Esto ya le cuadró más. La gente no sabe muy bien qué hacemos. Se imaginan algo así como el spinning o algo similar. Se les escapa un poco. Es desconocimiento al final".
Miguel secunda las palabras de su compañera: "La gente no se imagina cómo es esto. Se lo explicas y te miran raro, se quedan flipados. Es como que no lo terminan de pillar. A muchos amigos y compañeros de la 'grupeta' se lo cuento y se creen que es un videojuego. Luego han venido a casa, se lo he enseñado, lo han probado y les ha terminado picando el 'gusanillo'. Se enganchan y se dan cuenta de que cansa y mucho".
No solo cansa, sino que como cuenta Ana a EL ESPAÑOL, se trata de una herramienta muy útil para según qué entrenamientos y para algún tipo de situación específica: "Lo primero es porque hacerlo en plataformas como Zwift es muy divertido. Y luego porque si tienes que hacer un entreno no muy largo o de series, hacerlo así es muy efectivo. Te pones, haces el tiempo que sea y clavas el entreno. Sin coches, sin semáforos y sin ir a ningún sitio. Para grandes ciudades es un ahorro de tiempo".
Miguel confirma que como los amigos de su 'grupeta', cada vez más gente se engancha y eso está provocando que el nivel crezca sea cual sea la categoría: "Yo llevo ya tres años practicándolo de forma seria y el nivel ha subido mucho. Antes entrabas en eventos de un segundo nivel y notabas que andabas. Ahora ya no es tan fácil".
Para Ana, los hitos que ya tienen en su haber como haber unido sus caminos a los del Movistar Team o a los de la RFEC son claves para la evolución del ciclismo indoor en España: "Este año hemos dado un salto. El hecho de ir al Mundial con representación, que se haya retransmitido... nosotros hemos notado un feedback y un paso hacia delante en el nivel competitivo. Está creciendo mucho y va a seguir así. Se tiene que profesionalizar un poco más. En España solo está Movistar y tendrían que salir más equipos que se interesaran y dieran oportunidades a la gente".
A pesar de todo, Dillana ve factible que con el tiempo pueda existir una estructura tan grande como sucede en disciplinas como la ruta, el mountain bike o el ciclocross: "Veo factible que en Europa y en el mundo sí se pueda hacer un calendario grande de una temporada. En España, al tener tan buen clima, quieres salir a la calle. Pero la cosa está en el buen camino. Me gustaría eso sí que hubiera un Campeonato de España y que se hicieran una serie de pruebas que pudieran formar una Copa de España y que de ahí salieran las personas que luego representan a la Selección en el Mundial".
"Sería muy importante poder trabajar con la Federación e impulsar el ciclismo virtual. Antes de que se organice el Campeonato del Mundo del año que viene se podría hacer un Campeonato de España. Así podrían ir más españoles y que fueran de mayor nivel del que tengo yo. Seguro que hay españoles que son mejores que yo y con apoyo podrían hacer cosas importantes". Aunque para importante lo que han conseguido estos dos atletas no profesionales que han derribado muros para hacerse un hueco entre los mejores.