Mathieu Van der Poel se cubrió de gloria en el velódromo de Roubaix. El corredor del Alpecin volvió a demostrar su poderío en este tipo de carreras y se coronó como el mejor en esta París-Roubaix, en el 'Infierno del Norte'. Su primera victoria en este Monumento, el tercero de la temporada, y cumplió su vitola de favorito con un soberbio despliegue sobre el pavé.
Todo se forjó a 15 kilómetros del final en el Carrefour de l'Arbre. Un feroz ataque de Van der Poel desencadenaba su marcha en solitario. No parecía ser así, pues Wout Van Aert tenía fuerzas para seguirle, pero un inoportuno pinchazo le privó de seguir a una de las bestias de este deporte y uno de sus grandes rivales.
Iba directo a por su segundo Monumento del año, tras imponerse en la Milán-Sanremo. Una exhibición para entrar en el Olimpo del ciclismo que fue culminada con el doblete de Jasper Phillilpsen, que batió a Van Aert en un disputado sprint en el velódromo para redondear un día cargado de historia. Ambos terminaron a 45 segundos del ganador en la edición más rápida de la historia.
Jumbo rompe la carrera
Van Aert y Jumbo-Visma sabían que eran unos de los señalados en la carrera. Para evitar cualquier ataque contra ellos decidieron poner en marcha la maquinaria y romper en mil pedazos el pelotón a 100 kilómetros para el final. La carrera se endurecía por momentos y los favoritos se quedaban por delante.
Con Van Aert, a su rueda salía directamente Van der Poel. Era un marcaje al hombre sin duda alguna. Y su vera aparecían otros corredores que podían aspirar a una victoria de quilates. Küng (Groupama), Philipsen (Alpecin-Deceuninck), Ganna (Ineos Grenadiers), Pedersen (Trek-Segafredo) y Degenkolb (DSM) eran sus compañeros de batalla entre otros.
Van der Poel quiso agitar el árbol a 50 kilómetros, sabiéndose el más fuerte de la carrera. Una y otra vez quiso probar suerte y seleccionar, provocándo que se quedasen los siete mencionados en cabeza. La escabechina seguía produciéndose en esta París-Roubaix. Además, el de Alpecin no estaba solo, pues Philipsen le acompaña y era una baza a tener en cuenta.
La carrera se rompió definitivamente en el definitivo Carrefour de l'Arbre. Las cartas se enseñaron y la suerte también apareció como aliada. Especialmente cuando Van der Poel evitó una caída que sí afecto a Degenkolb, que acabó por suelos en el pavé. Era el momento y el belga lo sabía.
Van der Poel encendió la moto, directo a por la victoria, y a su estela salía Van Aert. Cuando todo parecía convertirse en una batalla entre dos, un inoportunísimo pinchazo del de Jumbo le dejaba en solitario. La pizca de suerte que siempre hay que tener en París-Roubeix caía del lado del corredor de Alpecin.
A partir de ahí, vía libre a por una nueva victoria en otro Monumento. Se coronó en solitario y pone de manifiesto su poderío en este tipo de carreras. Primero en Milán-Sanremo, segundo en el Tour de Flandes y campeón en el 'Infierno del Norte'. Una exhibición para la historia, un triunfo que ya le hace estar en el Olimpo, si es que no lo estaba ya.