Es imbatible. El mayor prodigio del nuevo ciclismo, el portento más grande que ha 'parido' este deporte en los últimos años. Tadej Pogacar volvió a ofrecer una verdadera exhibición de sus cualidades y se impuso en la prestigiosa Amstel Gold Race por primera vez en su carrera deportiva.
Era el gran favorito y quizás se podría decir que hasta el único, especialmente porque en el cartel faltaban otros aspirantes de su nivel viendo cómo se las gasta el del UAE Team esta temporada. No falló, no sucumbió a la presión porque eso parece que a él no le afecta, y cumplió con todos los pronósticos. Firmó una exhibición de casi 30 kilómetros en solitario desde que en el Keutenberg soltó de rueda a Pidcock y a Healy, los únicos dos que hasta el momento le aguantaban el ritmo.
Tadej Pogacar tiene tan sólo 24 años pero cuenta ya con uno de los registros más impresionantes de todos los tiempos. Su palmarés es legendario, y si esta temporada ya había sumado su tercer Monumento con el Tour de Flandes, ahora se anota otra de esas clásicas de muchos quilates como es la Amstel Gold Race.
El irlandés Ben Healy fue segundo después de soltar de rueda a Pidcock, un hecho con el que nadie contaba porque si había alguien capaz de plantar batalla era precisamente el británico. El de Ineos tuvo que conformarse con ser tercero en una carrera que se le hizo demasiado larga.
Tadej y nadie más
Muchas veces se ha dicho que la Amstel Gold Race contaba con un trazado en el que se podían hacer pocas exhibiciones, en la que había que esperar al sprint para decidir el ganador. Era un tópico, un límite prácticamente autoestablecido durante años, pero Tadej Pogacar no entiende de ese tipo de cosas.
Se podía pensar que al cartel de la prueba le faltaba algún nombre más potente, uno de esos que pudieran hacer frente a una bestia de la calidad del esloveno. Ahora bien, cabe preguntarse realmente qué otro ciclista en el mundo puede ahora mismo sostener una pelea cara a cara con él, salvo que se llame Mathieu van der Poel.
La carrera se lanzó cuando un grupo no muy numeroso se marchó por delante. En él estaban dos de los grandes aspirantes como Tadej Pogacar y Tom Pidcock, así que todo hacía presagiar que aquel corte ya era bueno. Efectivamente así fue, y con el paso por las distintas cotas todo se fue seleccionando de forma natural.
Esto dejó un trío de elegidos en cabeza donde efectivamente estaban Pogacar y Pidcock, y donde también aparecía un sorprendente Ben Healy, segundo recientemente en la Flecha Brabanzona. El del Education First demostró tener buenas piernas porque fue el único del resto de mortales que aguantó con los mejores.
Eso fue hasta que la carrera llegó al Keutenberg. Van der Poel le había mandado un mensaje de texto hacía unos días a Pogacar aconsejándole atacar en este tramo, el más duro de la carrera, así que el esloveno le hizo caso. Como para no hacerlo. Sintió que tenía buenas piernas y cambió el ritmo para reventar primero a Healy y después a un Pidcock que se agarró hasta que pudo.
Ahí comenzó una de esas exhibiciones 'made in Pogacar' de 28 kilómetros hasta la línea de meta. Él solo, sin el apoyo de nadie, tan sólo con un polémico coche de la organización que se coló delante de él durante unos kilómetros de manera inexplicable. No cambió el resultado, pero sí generó controversia.
Daba igual. Tadej levantó los brazos en solitario a lo grande. Era otra victoria de prestigio más, su primera Amstel en su segunda participación. Una carrera con mucha mística que suma a su palmarés el año en el que ya añadió su tercer Monumento en el Tour de Flandes. Por detrás, Healy sorprendió y entró segundo en meta mientras que Pidcock tuvo que apurar hasta el último metro para garantizar el tercer escalón del podio. El mejor español fue Alex Aranburu, de Movistar, que entró en el puesto 31.