El ciclismo actual se ha convertido en un cortijo de unos pocos corredores, hablando en el buen sentido. Tadej Pogacar, Remco Evenepoel o Mathieu van der Poel, parece que todo lo que sea salir de esos nombres (con el permiso de otros como Primoz Roglic o Van Aert) especialmente en las grandes pruebas de un día se sale de lo que se ha convertido en norma.
Tanto Pogacar como Evenepoel se daban cita en el cuarto Monumento de la temporada y, como no podía ser de otra manera, eran los dos grandes favoritos con los que todo el mundo contaba. En el cartel aparecían otros nombres, especialmente el de Pidcock, pero la carrera demostró que por el momento al británico le faltan varios vatios en sus piernas.
Tan sólo elementos fuera de aquello que tenga que ver con las fuerzas o con la estrategia pueden tumbar a Tadej Pogacar, todos lo saben, y eso es precisamente lo que sucedió en los compases finales de la carrera. Con muchísimos kilómetros todavía por delante, el esloveno se vio involucrado en una caída y, por desgracia para él y para el espectáculo, ya no pudo seguir en carrera. Una fractura en el escafoides, de la que será operado este mismo domingo, le montó en la ambulancia y le mandó al hospital.
Ahí se le abrieron las aguas de par en par a Remco Evenepoel. No porque no fuera capaz de ganar en el cuerpo a cuerpo a Tadej, que como campeón del mundo ha demostrado estar capacitado para ello, sino porque pasaba a ser el favorito número 1 de manera indiscutible. El belga lo sabía y respondió a la perfección. Pocas cosas hay mejores que ganar un monumento con el arcoíris de campeón del mundo y eso es precisamente lo que hizo el del Soudal.
Atacó en La Redoute, y se marchó con Pidcock, el único capaz de seguirle. Sin embargo, poco más adelante dejó fuera de juego al de Ineos y protagonizó una exhibición en solitario preciosa para revalidar su triunfo en la Lieja-Bastoña-Lieja.
La caída de Pogacar
El día comenzó con toda la normalidad que siempre se puede esperar de un Monumento. Son carreras con tensión, donde todo el mundo quiere brillar y estar adelante, pero los primeros momentos fueron salvados por los corredores. Sin embargo, cuando ni siquiera se habían cubierto 100 kilómetros de trayecto, llegó el momento negro del día.
Una caída afectó al pelotón y Tadej Pogacar, el favorito número 1, se vio involucrado en ella. No fue un susto, fue algo serio porque el esloveno tan sólo se levantó para entrar en la ambulancia y marcharse directamente al hospital. El diagnóstico posterior fue malo, muy malo. "Pogacar sufrió fracturas en el escafoides izquierdo y en los huesos semilunares", comentó Adrián Rotunno, el doctor del UAE Team, que también confirmó que el campeón debería someterse a cirugía este mismo domingo.
Sin el gran aspirante a la victoria se abría un nuevo abanico de posibilidades... o no tanto. Todavía quedaba el otro favorito, Remco Evenepoel, que defendía título y que además lo hacía con el maillot arcoíris que le confirma como el campeón de mundo. En la fuga del día estuvo Héctor Carretero, el ciclista del Kern Pharma, que le dio una gran visibilidad a su equipo, peleón en las últimas pruebas de nivel.
La carrera se fue seleccionando naturalmente como es habitual hasta que llegó el tramo definitivo. Esa ascensión a la cota de La Redoute que tantas veces ha decidido la carrera volvió a ser crucial en este 2023. Ahí Evenepoel, conocedor del recorrido, decidió jugar para ver quién le seguía. No muchos pudieron hacerlo, de hecho sólo fue uno, Tom Pidcock, el otro del que se esperaba que estuviera en la pelea.
El británico se marchó con el belga pero no por mucho tiempo. En el siguiente repecho Remco le dejó con el molde, con las piernas tiesas, y se marchó en solitario. Quedaban cerca de 30 kilómetros, así que fue a por la exhibición en solitario. Bajo la lluvia y vestido de arcoíris, fueron imágenes para enmarcar camino de su segunda Lieja. Remco entró de paseo, celebrando y dejando claro que está preparado para el Giro o para lo que venga por delante.
Pidcock se rehizo y fue segundo, qué capacidad de no desconectarse tiene, mientras que Santiago Buitrago completó el podio. Ion Izagirre, decimosexto, fue el mejor español en este Monumento.