El Giro de Italia sigue yendo de decepción en decepción. La etapa 19 tenía absolutamente todos los ingredientes para que la carrera saltara por los aires y los favoritos dejaran ver que, de verdad, quieren ganar la carrera, pero no hubo movimientos hasta el último kilómetro y el resultado fueron unos escasos segundos de diferencia.
La jornada tenía kilometraje (184 kilómetros), un terrorífico desnivel acumulado (5.400 metros) y puertos de entidad como para que sucedieran infinidad de cosas, pero el espectador se volvió a quedar con la sensación de que le falta algo. La fuga volvió a triunfar, una muestra más de que el ritmo del pelotón no fue el más alto, y en ella Santiago Buitrago, un escalador de pura cepa, fue el mejor para imponerse en la cima de Tre Cime di Lavaredo.
Los favoritos apenas se movieron. Tan sólo lo hicieron en el último kilómetro, recordando a un ciclismo de tiempos pasados no muy lejanos donde todo se decidía por 'pancartazos'. Aquí Roglic rascó apenas 3 segundos al líder de la carrera, Geraint Thomas, de cara a la cronoescalada final, mientras que Almeida casi quedó descartado al ceder 20 segundos sobre el británico.
La última esperanza de este Giro está puesta en la etapa 20. Ahí, irremediablemente, se decidirá quién gana la Corsa Rosa más descafeinada de los últimos años en una cronoescalada de 18,6 kilómetros y una ascensión final con porcentajes que van a hacer mucho daño en las piernas.
Otra vez la fuga
En el inicio hubo batalla para conformar la fuga. Al pelotón le costó calmarse para dar el visto bueno, aunque se fue un grupo numeroso por delante entre los que estaban Buitrago, Magnus Cort-Nielsen, Gee, y hasta Rojas y Verona por parte de Movistar Team. Precisamente este último se fue al suelo después de un incidente con un coche de carrera.
El picante de los primeros kilómetros lo pusieron Healy y Pinot. El del Education First amenazó con dinamitar la clasificación de la montaña pero el francés no le perdió de vista en ningún momento, así que después de dos intentos todo quedó en un objetivo frustrado.
El pelotón dio por buena la fuga y se tomó un respiro. Seguramente demasiado grande, porque los puertos fueron cayendo sin cambios de ritmo, sin exigencias y sin que nadie decidiera poner algo más de su parte para lanzar la carrera. Todo así, hasta que llegó la última subida. Demasiado tarde.
Ahí fue donde Buitrago demostró ser mejor escalador que el resto de sus compañeros de escapada para ganar en la cima de Tre Cime di Lavaredo en solitario. Los favoritos apenas se movieron, seguramente bloqueados por la cronoesalada del penúltimo día de competición, el último hábil.
Tan sólo dentro del último kilómetro Almeida puso algo más de ritmo aunque fue Geraint Thomas, el líder, el que realizó un demarraje más serio. El portugués cedió y Roglic tuvo que sufrir para aguantar. Cedió unos metros pero casi en la línea de meta le sobrepasó por sorpresa y terminó arañándole 3 segundos a la maglia rosa. Almeida se dejó 20 con respecto al británico.
El resultado de todo esto, diferencias por debajo de un minuto entre los tres grandes favoritos para ganar este Giro de Italia antes de la cronoescalada. No está siendo el Giro soñado, pero al menos tendrá emoción el último día.