El Tour de Francia entra en su fase decisiva. Este martes arranca la tercera y última semana de competición y lo hace con la disputa de una contrarreloj individual de poco más de 22 kilómetros, la única jornada cronometrada de esta edición que puede empezar a decantar la carrera.
No es una crono, no obstante, para especialistas puros en la materia por dos motivos. Uno de ellos es la distancia, 22 kilómetros que se antojan escasos para que los contrarrelojistas puedan hacer grandes diferencias. El otro es el perfil, ya que no se trata de un trazado plano en el que los ciclistas deban ir acoplados y tirando de fuerza durante varios minutos, sino que aparece una dificultad montañosa en el tramo final que va a ser la clave.
Es la Côte de Domancy, una subida corta pero explosiva que va a condicionar por completo los tiempos que se registren en la línea de meta. Catalogado como un puerto de segunda categoría, esta ascensión de apenas 2,5 kilómetros servirá para que los ciclistas hagan el último esfuerzo de la contrarreloj y se expriman al máximo en busca del mejor crono.
La dificultad que entraña esta subida está en sus explosivas rampas. Todo arranca en la localidad de Domancy, donde la carretera comienza a ponerse cuesta arriba. La media de este pequeño puerto está por encima del 9%, y ya en los primeros metros la pendiente comienza a inclinarse en torno al 7,5%.
Los dos kilómetros siguientes son, sin embargo, terroríficos para las piernas de los ciclistas, que tendrán que llegar preparados para realizar un gran esfuerzo. Un kilómetro entero al 11% y otro más al 10% harán retorcerse a los Vingegaard, Pogacar, Carlos Rodríguez tratando de ser los más rápidos. La rampa más dura llega al 12,7%. Aún restarán otros casi 3 kilómetros en los que la carretera seguirá picando para arriba, pero son mucho más llevaderos y la organización ni siquiera los ha metido dentro del perfil del puerto.
Seis minutos de esfuerzo
Los datos recogidos por algunos de los ciclistas profesionales que han competido y entrenado en esta Côte de Domancy sirven como muestra para poder hacerse una idea de lo que se puede esperar en esta etapa 16 del Tour de Francia. Hasta ahora, según marca la aplicación Strava, el mejor registro en esta subida lo tiene Sepp Kuss con un tempo de 6 minutos y 24 segundos, un tiempo que consiguió en una etapa de la Dauphiné hace tres años.
Aquel día el norteamericano terminó haciéndose con la victoria en una etapa en línea en la que todavía se ascendían otros dos puertos más y que terminaba en Megève. Ahora, se espera que ese tiempo de 6:24 se vea todavía reducido por los principales favoritos, ya que Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar se están jugando el Tour de Francia por diferencias mínimas y esta subida podría determinar el ganador de la carrera, al igual que la configuración de la tercera plaza del podio a la que aspira Carlos Rodríguez.
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Además, muchos ciclistas realizarán un cambio de bicicleta para encarar esta subida final a la Côte de Domancy. Arrancarán con la bici de contrarreloj para poder ir acoplados y rodar a gran velocidad durante la primera parte de la crono, pero volver a la bicicleta habitual parece una necesidad ante las complicadas rampas que tiene esta ascensión.