Federico Martín Bahamontes se convirtió en uno de los grandes reclamos del deporte español, en una figura superlativa. Su adiós a los 95 años supone una pérdida irreparable. 'El Águila de Toledo' dejó un legado para la historia y se convirtió en una ciclista mundialmente reconocido gracias a su gesta en el Tour de Francia, donde se proclamó campeón en 1959.
Su victoria en la prueba más importante de ciclismo y su indómito carácter sobre la bicicleta le hicieron convertirse en leyenda. Bahamontes fue una figura clave para el deporte español en una época donde solo el Real Madrid conseguía éxitos internacionales fuera de nuestras fronteras. Su marca supone despedir a uno de los corredores más reconocidos de la historia de nuestro país.
Lo cierto es que 'El Águila de Toledo' se convirtió en todo un referente para la sociedad española. Sus triunfos encima de la bicicleta, marcados por un aguerrido estilo escalador, hicieron las delicias de los aficionados durante años. Sin duda alguna, Bahamontes se convirtió en un faro al que seguir para tratar de replicar sus éxitos, dejando un enorme legado en la sociedad de aquellos tiempos.
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En 1959, España no estaba acostumbrada a conseguir grandes éxitos fuera de sus fronteras. Sin embargo, Bahamontes se erigió como uno de los pioneros de la época y sus reiterados éxitos en el Tour de Francia, culminada con su victoria ese año, le convirtió en un héroe.
Nunca se arrugó ni amilanó pese a competir con algunos de los ciclistas más grandes de la historia como Jacques Anquetil, Fausto Coppi o Raymond Pulidor. Él sabía cómo era, conocía sus límites y era un auténtico devorador de rivales cuando la carretera se empinaba. Una combinación explosiva que le hizo convertirse en el rey de la montaña del Tour de Francia.
Legado innegable
Si por algo se caracterizó la carrera de Bahamontes fue por sus triunfos encima de la bicicleta. Con 74 victorias a lo largo de sus 12 años como profesional, el 'Águila de Toledo' se convirtió en uno de los corredores más queridos de nuestro país y en todo un ejemplo para los que estaban por llegar.
Cuando rompes metas, quedas en los libros de historia. Y eso fue lo que hizo 'El Águila de Toledo' cuando se impuso en 1959 en el Tour de Francia. Una gesta nunca antes alcanza, convirtiendo a España en el foco de atención al ver cómo a sus 31 años rompía los esquemas y se alzaba con la victoria en la prueba más importante del ciclismo.
Un acontecimiento histórico en un momento necesitado. Bajo la dictadura de Franco y con escasez de deportistas de primer nivel, Federico Martín Bahamontes se convirtió en uno de los nombres más populares del país, en un referente para una generación que estaba muy necesita de ídolos.
De hecho, él mismo reconoció en numerosas ocasiones que "ni a Franco ni al Papa le han recibido así" cuando ganó el Tour de Francia. Una muestra de lo importante que fue para el deporte y la sociedad española, un triunfo sin precedentes que fue el germen de lo que vendría años de después.
Luis Ocaña (1973), Pedro Delgado (1989), Miguel Induráin (1991, 1992, 1993, 1994 y 1995), Óscar Pereiro (2006), Carlos Sastre (2008) y Alberto Contador (2007 y 2009) le tuvieron como ejemplo, pero 'El Águila de Toledo' siempre fue el primero. Él comenzó con la leyenda.
Si ya era importante su legado en cuanto al ciclismo español, sus victorias en el Tour y sus seis maillots de la montaña (1954, 1958, 1959, 1962, 1963 y 1964) le convirtieron en un escalador de época. Tal fue su legado que la ronda francesa, en el año de su centenario en 2013, le reconocieron oficialmente el mejor escalador de la historia de la competición.
Carrera llena de éxitos
Las victorias de Federico Martín Bahamontes no se limitaron únicamente al Tour de Francia. El toledano consiguió alcanzar un segundo puesto en la Vuelta a España, se llevó tres etapas en todas sus participaciones y dos maillots de la montaña. En el Giro de Italia no corrió tantas veces, pero también dejó su sello con un triunfo parcial y proclamándose como el mejor escalador de la carrera en 1956.
A lo largo de sus 12 temporadas como profesional, 'El Águila de Toledo' consiguió numerosas victorias para alcanzar un total de 74 en el momento de su retirada en 1965, destacando entre ellas el Campeonato nacional de ruta en 1958. También destacan entre ellas, la Subida a Arrate, la Escalada a Montjuïc o la Vuelta a Asturias. Un basto palmarés para uno de los mejores corredores de la historia, especialmente si la carrera era empinada.
Además, otro los elementos por lo que destacó en su carrera deportiva fue ese carácter aguerrido. Tal era su inconformidad y sus ganas de alcanzar la victoria que se fugó durante ocho días seguidos en el Tour de Francia, una demostración de que en su mente siempre estaba el triunfo.
La montaña era su hábitat y fue en ella donde dejó algunas de sus anécdotas más curiosas. Fue en su primera participación en el Tour de Francia, cuando antes de afrontar un descenso se dio cuenta de que tenía una rueda maltrecha. En aquel momento, Bahamontes, ni corto ni perezoso ante la espera que tenía por delante para que llegasen a reparársela, decidió acercarse a uno de los puestos de helados que había y tomarse uno ante la atenta mirada de las personas que estaba en aquella cima.
Una peculiar historia de tantas de una persona que se convirtió en ídolo de muchos y que provocó que el fervor por el ciclismo se instaurase en España. Una leyenda que será recordada en los libros de historia por sus éxitos y por ser el primer español en ganar un Tour de Francia.