Descubriendo las entrañas de la exigente Titan Desert: "Esto es el rally Dakar de las bicicletas"
Esta dura prueba que se desarrolla por el desierto del Sáhara conectará a los corredores con una experiencia que trasciende lo puramente deportivo.
25 abril, 2024 10:00600 kilómetros pedaleando por el interminable desierto del Sáhara, más de 6.000 metros de desnivel acumulado por superar y seis días con sus seis noches experimentando sensaciones de todo tipo. Eso es la Skoda Titan Desert Morocco, una carrera ciclista que pone a prueba las destrezas y los organismos de todos sus participantes.
La prueba va más allá de lo puramente deportivo. Tomar parte de ella supone vivir un torrente de sensaciones casi indescriptible por la cantidad de situaciones de todo tipo que se experimentan durante casi una semana.
Es una carrera que junta a exciclistas profesionales, ganadores del Tour de Francia como Miguel Indurain u Óscar Pereiro, con cualquier amateur con una preparación adecuada por el desierto de Marruecos. Ahí es cuando la arena los iguala a todos y no hace distinción.
No es extraño que cualquier 'hijo de vecino' se encuentre de repente pedaleando en las dunas marroquíes al lado del mismísimo Indurain o de Luis León Sánchez. O después, al terminar la etapa, sentado junto a ellos a la tenue luz de una hoguera en el campamento base que se monta para cada final de jornada.
Para adentrarnos de primera mano en las entrañas de esta increíble competición, a la que muchos llaman "el Dakar de las bicicletas", EL ESPAÑOL habla con Jesús García, el CEO de Titan World Series.
Un circo ambulante gigante
La Skoda Titan Desert Morocco es un monstruo enorme que mueve cerca de 1.000 personas en cada edición entre participantes y personal de la organización. Un mastodonte moviéndose a través del desierto de Marruecos durante casi una semana, lo que supone un reto mayúsculo.
Los 500 participantes, unos 450 hombres y 50 mujeres, tendrán todas las facilidades posibles por parte de los organizadores. Un público muy amplio que abarca desde los 18 años que tendrá el más joven, hasta los 71 años con los que va a surcar la arena el más veterano.
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Todos ellos tendrán un gran reto por delante, pero no es menos complicado el de la organización: "En la 19 edición tenemos una ventaja, que llevamos mucho tiempo haciéndolo. Meterse dentro del desierto con 1.000 personas y montar cada día un campamento en medio de la nada, donde les tienes que dar de comer y montar jaimas para que duerman es complicado", cuenta Jesús García.
"Es una carrera muy democrática porque tanto Indurain como cualquiera del pelotón van a tener que hacer cola para ducharse o lavarse la ropa", dice el CEO de Titan World Series.
"Movemos un grupo de 1.000 personas, dos vuelos chárter, tenemos 40.000 metros cuadrados de campamento, 250 jaimas, un hospital que se monta diariamente, cinco médicos, dos ambulancias, un helicóptero, 98 vehículos que siguen la carrera... Llevamos 20.000 toneladas de material que portamos en camiones desde España y que embarcan en el puerto de Almería", cuenta con normalidad García pese al increíble despliegue que todo esto supone.
Las temperaturas, el enemigo
El factor que más preocupa a los competidores y a los participantes, y que a su vez más condiciona la carrera, es la temperatura. "No es lo mismo correr con 44 grados que correr con 28, porque la deshidratación puede llegar a ser salvaje. Intentamos dar agua fría durante cada etapa en cinco puntos diferentes que montamos, es un reto logístico gigante", cuenta Jesús García.
Lo que está claro es que se trata de una prueba que entraña ciertos peligros por el lugar en el que se desarrolla, y de eso todos los integrantes son conscientes: "Los peligros son enfrentarte a un medio hostil con una temperatura elevada, con humedad cero y expuesto a quemaduras solares. Son muchas horas al día encima de la bici, desde el primero que entra que hace tres o cuatro horas, hasta el último que puede hacerlo en nueve horas", comenta el CEO de Titan World Series.
"Lo peor son las temperaturas y las tormentas de arena, afortunadamente estas últimas son efímeras. Son 600 kilómetros pedaleando y si coincide con años de calor por encima de los 40 grados, eso expone la biología humana al máximo, así que nos empeñamos en que hay que hidratarse", dice Jesús.
Agua y orientación
La Skoda Titan Desert Morocco es una carrera en la que priman dos aspectos, la orientación y la hidratación. Dos factores que hay que vigilar constantemente y que harán que cada participante llegue a buen puerto al final de cada jornada.
Los ciclistas se lanzan a la aventura por el desierto sin una carretera que seguir. Tan sólo el GPS les ayuda a saber dónde está el lugar de llegada, pero son ellos los que deben decidir qué atajos o rutas coger en función de sus habilidades y de sus sensaciones en ese momento.
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"Se la denomina el Dakar de las bicicletas, y tiene mucho que ver con esa filosofía de aventura porque todos empiezan juntos pero cuando se da la salida unos tiran para la derecha, otros a la izquierda y otros por el centro", cuenta Jesús García.
Pese a contar con GPS, cada edición surgen imprevistos y los corredores están a merced del desierto, por lo que es obligatorio portar un kit con una serie de elementos imprescindibles. Una mochila, una 'camelbak' cargada con agua, líquido también en bidones, un GPS, un dispositivo geolocalizador y hasta un espejo para poder hacer señales en caso de pérdida aparecen en este paquete básico.
"Llevan un espejo de señales para poder comunicarse como lo hizo Juan Sebastián Elcano cuando dio la vuelta al mundo, porque desgraciadamente no tenemos cobertura en todos los lugares", dice el CEO de Titan World Series.
Eso sí, gracias al dispositivo de geolocalización que lleva cada participante la organización puede determinar de forma segura en qué lugar está al instante. Eso hace que, si un ciclista se pierde o tiene una avería, puedan saberlo y envíen a alguien en su ayuda.
Por otra parte, la hidratación es el otro elemento indispensable que existe. Los ciclistas no pueden tomar la salida sin una buena reserva de agua y la organización se encarga, a lo largo de cada etapa (tienen unos 100 kilómetros cada una) de poner diferentes puntos de avituallamiento.
"Cada 30 o 35 kilómetros ponemos puntos de hidratación donde las personas pueden recargar sus recipientes y beber. Hay que cumplir con los parámetros de hidratación porque puede ser salvaje", cuenta García. Esto requiere una gran previsión por parte de la organización para proporcionar líquido a los corredores.
Más allá de lo deportivo
Lo que muchos de los participantes coinciden en señalar es en la experiencia que se vive en una carrera de este tipo que requiere tanto esfuerzo en mitad del desierto. De hecho, quien lo prueba una vez repite ante una sensación indescriptible que engancha.
Allí se mezclan exciclistas profesionales como Miguel Indurain, Óscar Pereiro, Luis León Sánchez o Sylvain Chavanel, con corredores amateurs u otras personalidades que nada tienen que ver con el deporte. De hecho, este año estarán Paco Roncero, cocinero con Estrellas Michelín en su haber, o Lluc Crusellas, maestro chocolatero.
Hay diferencias entre unos y otros, porque mientras los que van a competir tardan unas tres o cuatro horas en hacer cada etapa, el resto pueden emplear incluso nueve. Sin embargo, la convivencia que se forma después en el campamento al finalizar la jornada es algo mágico.
"Después de la cena se genera un ambiente muy bueno en el campamento. Solemos hacer una hoguera, donde la gente comparte la experiencia. También hacemos un briefing cada día para explicar las cosas de la etapa del día siguiente. Por ejemplo, Indurain no tiene que demostrar nada a nadie, viene a vivir la experiencia", asevera Jesús García.
"La gente repite porque es una experiencia de vida, algo que trasciende lo deportivo. Hay gente que corre por causas sociales y benéficas, y por ejemplo este año tenemos un equipazo de gente que corre que son trasplantados", cuenta el CEO de Titan World Series.
La aventura arrancará el próximo 28 de mayo en la localidad de Boumalne Dades y se prolongará hasta el 3 de mayo con el final en Maadid. Seis etapas, 600 kilómetros, 6.000 metros de desnivel y sobre todo una experiencia inolvidable para todos aquellos que formen parte de esta Titan Desert.