Este Giro de Italia va a terminar con diferencias estratosféricas en la clasificación general. Como si de ciclismo de otra época se tratara, Tadej Pogacar consumó una exhibición extraordinaria en la decimoquinta etapa con la ascensión final a Livigno y dejó vista para sentencia la carrera. [Así vivimos la victoria de Tadej Pogacar en la etapa 14]
El esloveno atacó en la ascensión al Passo di Foscagno, cuando restaban cuatro kilómetros para llegar a la cima, y se marchó desencadenado en busca de la fuga que por entonces contaba con más de tres minutos de adelanto. En ella estaba Nairo Quintana, el último superviviente que llegó a soñar con el triunfo para reencontrarse con sus mejores sensaciones, pero el nivel de Pogacar es de otro planeta.
Voló el ciclista del UAE Team y con la nieve como testigo de excepción terminó levantando los brazos en la cima de Livigno. Una demostración de cualidades sobrenatural para un ciclista que va a sumar su primer Giro de Italia a su palmarés dentro de una semana si no hay ningún imprevisto.
Las diferencias fueron brutales. Más de tres minutos le endosó al resto de favoritos en la clasificación general. Geraint Thomas, Daniel Felipe Martínez, Ben O'Connor... ninguno de ellos pudo aguantar ni por asomo el ritmo de un Pogacar que parecía subido en una moto.
La minutada ya es irreparable en la clasificación general. Tadej Pogacar cierra la segunda semana de competición con 6 minutos y 41 segundos de ventaja sobre Geraint Thomas, mientras que la renta con respecto a Daniel Felipe Martínez, tercero, es ya de 6 minutos y 56 segundos.
La oportunidad de Nairo
Era una de las etapas reina de este Giro de Italia. 222 kilómetros, la ascensión al Mortirolo, un final de auténtico infierno... Tenía todos los ingredientes para que se viera un gran espectáculo mientras todos esperaban la forma en la que Tadej Pogacar le asestaría el golpe definitivo al Giro de Italia.
El día fue loco. Una multitud de ciclistas se marcharon por delante en la fuga del día, tantos juntos, que por un momento llegaron a formar un grupo más numeroso que el propio pelotón. Había gente de calidad, con Storer, Nairo Quintana, el ya ganador de etapa Pelayo Sánchez, Atila Valter, Alaphilippe y otros muchos más que prometían ofrecer batalla.
Sin embargo, por detrás UAE no se alteró en ningún momento y el plan siguió sin alterarse. Ya el Mortirolo empezó a seleccionar la carrera y por delante la fuga se fue desmembrando.
Una vez se descendió este coloso quedaba lo más complicado. Las ascensiones al Passo di Foscagno y a Livigno prometían emociones fuertes, y por delante las hostilidades se desataron. Steinhauser trató de sorprender, pero quien estuvo más cerca de dar la campanada fue Nairo Quintana.
El corredor de Movistar Team, al que apenas se le había visto desde su regreso al equipo español, demostró que sigue teniendo algo especial en sus piernas. Firmó una ascensión prodigiosa al Foscagno mientras mantenía más de 3 minutos de ventaja sobre el pelotón, pero ahí Pogacar se hartó cuando quedaba todavía mucho para la meta.
La maglia rosa arrancó a cuatro kilómetros para esta cima y dejó con el molde al resto de favoritos. Nadie fue capaz de seguirle, ni por asomo hubo nadie capaz de aguantarle el ritmo, así que se marchó directo a sentenciar el Giro de Italia. Fue recogiendo cadáveres en la ascensión, aunque le quedaba un último superviviente para cerrar el día perfecto con la victoria de etapa.
Quintana sobrevivió y llegó en cabeza a la ascensión final a Livigno, con rampas infernales, pero ahí Tadej le pasó como una moto y se marchó desencadenado a por el triunfo. Hay esperanzas para el ciclista de Movistar, no obstante, que demostró un sensacional nivel.
Tadej Pogacar cerró otro día para el recuerdo. Dijo que había sido uno de los mejores días de su carrera deportiva, pero seguro que le faltan muchos más.