Hay que echar la vista varios años atrás para encontrar una convocatoria española para un Mundial de ciclismo que ilusione realmente. En los últimos tiempos, bien por falta de ciclistas que se adaptaran a los circuitos, bien por incompatibilidad con el calendario, o incluso por falta de interés, España ha acudido a la cita mundialista casi cogida con pinzas y con nulas esperanzas de hacer algo importante.
Sin embargo, la situación ha dado un giro radical para el Mundial de este año. El elenco de ciclistas que se lleva Pascual Momparler, el seleccionador, para el Campeonato del Mundo en ruta de Zürich es, cuando menos, ilusionante.
Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Mikel Landa, Enric Mas, Pello Bilbao, Alex Aranburu, Roger Adrià y Pablo Castrillo forman el ocho esperanzador de los últimos tiempos. Hombres de primer nivel, acostumbrados a competir los mejores de pelotón en las condiciones más exigentes, corredores con olfato rematador, trabajadores incansables y revelaciones. De eso se compone un equipo con miras altas.
El recorrido es exigente. Casi 274 kilómetros de una larga prueba en la que además salen cerca de 4.500 metros de desnivel positivo acumulado. Las siete vueltas al circuito final pondrán a prueba las fuerzas de los mejores, y los españoles tienen serias opciones de estar entre ellos.
Desde los tiempos en los que Valverde, Contador, Samuel Sánchez o Joaquím Rodríguez coincidían en un equipo, España no había vuelto a llevar una escuadra tan ilusionante. Aunque hay otros que parten con una mayor carga de favoritismo como Tadej Pogacar o Remco Evenepoel, España, como conjunto, poco tiene que temer de otras estructuras en esta ocasión.
Los mejores, a Zürich
La convocatoria de España para los Mundiales se había convertido, como en cualquier otro deporte, en uno de los temas principales de discusión durante los últimos años. Costaba crear un equipo reconocible con primeros espadas que tuvieran opciones reales de pelear por algo grande, y en muchas ocasiones la consiguiente actuación en la carrera dejó mucho que desear.
Los motivos eran diversos. A algunos no se les adaptaba demasiado bien el recorrido -cambiante cada año-, a otros no les motivaba especialmente el Mundial porque tenían otros objetivos, quizás alguno no llegaba en el mejor momento de forma... Siempre hay factores que condicionan una lista de este tipo.
Sin embargo, para este Mundial se han juntado los astros y parece difícil pensar en una alineación mejor que esta. Los nombres son de primerísima categoría y además todos ellos llegan en un gran momento de forma.
Los grandes cabezas de cartel son Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Mikel Landa y Enric Mas. Huelgan las presentaciones para todos ellos, ciclistas de primer nivel, acostumbrados a estar siempre con los mejores en las grandes competiciones, unos más noveles y otros más veteranos.
También estará Pello Bilbao, seguramente uno de los corredores españoles más infravalorados de los últimos tiempos que pocas veces falla. Tiene cualidades más que de sobra como para aguantar con los mejores en este Mundial, y además llega en un gran estado de forma después de lo demostrado estos últimos días en las clásicas de Canadá.
Un perfil rematador tiene Alex Aranburu. Si el todavía ciclista de Movistar Team, campeón de España en ruta, es capaz de llegar en un grupo reducido para jugarse la victoria al sprint, tiene ese olfato necesario como para meterse en la pelea.
Quienes parece que tendrán un papel más trabajador son Roger Adrià y Pablo Castrillo. El catalán ha demostrado ser capaz de hacer un gran esfuerzo para su líder, como ha hecho en La Vuelta para Roglic, mientras que Castrillo llega en un momento pletórico -y hasta podría jugar la baza de la sorpresa- después de sus dos triunfos de etapa en la ronda española.
Nada que temer
Visto el equipo, y aún con la incógnita de quién sería el líder del equipo entre tanta figura, parece que España no tiene mucho que temer o que envidiar a otras selecciones grandes que van a estar en el Mundial.
Por supuesto, los grandes focos van a estar especialmente en tres figuras. Tadej Pogacar, Remco Evenepoel y Mathieu Van der Poel son quienes cargan el peso del favoritismo en sus espaldas, pero un Mundial siempre es una carrera descontrolada en el que las sorpresas se pueden dar con más facilidad.
Los españoles parten, por lo tanto, en un segundo escalón en todas las quinielas como es lógico, pero en cuanto a estructura hacía mucho tiempo que el combinado nacional no miraba tan de frente a otros países potentes como Bélgica, Francia, Italia o Países Bajos.
Ya ha llovido desde que un español consiguió enfundarse el maillot arcoíris. Alejandro Valverde lo logró en Innsbruck en aquel Mundial imborrable de 2018, pero hay que retroceder incluso hasta 2004 para recordar el último éxito de Óscar Freire. Después de muchos años, España vuelve a ilusionar de cara a un Mundial.