Un grito desesperado. Un mensaje de auxilio, como el que antaño mandaba una botella al mar, pero adaptado a los tiempos modernos, ahora en las redes sociales. "Se necesita ayuda". Eso es lo que escribió Negasi Haylu Abreha en sus perfiles personales, un lema que a continuación acompañaba con un relato desgarrador de una situación muy delicada.
Negasi Haylu no es Tadej Pogacar, no es un ciclista que esté copando portadas cada semana ni tampoco alguien con un arsenal de recursos a su alcance. Ni siquiera forma parte de un equipo del World Tour. Su historia es más modesta que todo eso, pero al fin y al cabo es un corredor profesional más del pelotón, igual que aquellos que ganan Monumentos o grandes vueltas.
El problema de este corredor etíope de 24 años es que se ha quedado sin equipo en el peor momento posible. Su todavía actual escuadra, el Q36.5, le comunicó apenas unas semanas antes del final de la temporada que no le renovaría el contrato y que tendría que buscarse la vida a partir de ese momento. El equipo, preguntado por cómo sucedió todo esto, no ha dado respuesta a este diario.
Aquello fue un bofetón, un tortazo de realidad que el africano no se esperaba en absoluto. "Sólo me dijeron, Negasi, no puedes seguir en el equipo el año que viene. ¿Por qué? No sé la razón. Estoy sorprendido, no sé por qué y tampoco por qué me lo dijeron ahora, al final de la temporada", cuenta estupefacto en su conversación con EL ESPAÑOL.
El etíope ya preguntó a sus jefes hace tiempo sobre su situación contractual, pero desde el equipo le mandaron un mensaje de calma al respecto, así que Negasi se confió: "Le pregunté a nuestro manager hace cuatro meses sobre mi futuro, pero me dijo: 'Negasi, estoy contento con lo que he escuchado de los directores, que lo estás haciendo bien. Simplemente sigue así, hablaremos pronto'".
Una situación desesperada
Esta historia podría pasar desapercibida dentro del pelotón, una más entre las decenas de ciclistas que cada año terminan contrato y deben buscar acomodo en un nuevo equipo. Sin embargo, la situación de Negasi Haylu tiene poco de cotidiana.
El etíope, que llegó hace cuatro años a Europa para fichar por el conjunto NTT en plena pandemia, aterrizó prácticamente con lo justo. Ni siquiera cuenta con un agente que le pueda mover hábilmente en el mercado para cerrar un fichaje en cuestión de días.
"Mi situación es muy mala en este momento. Es muy difícil encontrar un equipo sin agente porque el año entero he estado trabajado para mis equipos a 'full gas', no para mí mismo. Entonces, no intenté mostrar mis piernas porque siempre estuve cumpliendo con los objetivos. Yo escucho a nuestros directores deportivos y siento un gran respeto por todos ellos", dice Negasi a EL ESPAÑOL.
Teme por su vida
Cada minuto que pasa juega en contra de Negasi. Cada día que se esfuma, el etíope está más cerca de ver cómo su sueño de seguir siendo ciclista profesional se evapora y le precipita a un panorama tan desalentador como peligroso.
"Tengo miedo de no poder seguir compitiendo, tengo miedo incluso por mi vida. No puedo hacer nada más en Europa, ni siquiera cambiar de ser ciclista a tener otro trabajo. No tengo ninguna motivación para hacer otro trabajo, así que de lo contrario, mi vida estará arruinada. Si esto continúa, no sé qué puedo hacer. No es fácil para mí ni para mi familia", dice en un relato desgarrador.
"En cuanto a mi futuro, en este momento no hay nada más porque como dije siempre me he enfocado en mi trabajo como ciclista así que no estoy preparado para otra opción. Es por esto por lo que temo por mi vida. El ciclismo salvó mi vida y a mi familia, y soy la persona más importante en mi vida. Quizás la gente no entiende mis sentimientos sobre mi próxima vida, lo que quiero y lo que siento", lamenta Negasi.
Una historia familiar desgarradora
Dos veces campeón nacional de Etiopía -de hecho es el vigente campeón en ruta-, Negasi Haylu firmó en el año 2020 por el equipo NTT. Lo hizo después de ganar el Nacional por primera vez en 2019, y aquel primer contrato profesional le abrió las puertas de un nuevo mundo con tan sólo 20 años.
Nacido en Mekele, en la región etíope de Tigray, creció en una familia de seis hermanos en la que la madre Medhane siempre fue la heroína. De pequeño compitió en pruebas locales y los entrenadores pronto detectaron el talento, así que le marcaron muy de cerca hasta conseguir el éxito de proclamarse campeón de Etiopía en ruta en 2019.
El NTT llamó entonces a su puerta para cumplir su sueño, pero aquel momento mágico pronto se tornó en pesadilla. Negasi voló hacia Italia para alistarse al profesionalismo, pero aquel año estalló una cruel guerra en Etiopía y su familia quedó atrapada en un país en el que se cometieron auténticas atrocidades.
Durante mucho tiempo Negasi no pudo viajar a Etiopía. Tuvo que soportar la incertidumbre de no recibir noticias de sus seres queridos durante unas semanas interminables, y tan sólo algunas pequeñas comunicaciones servían para darle ciertas dosis de tranquilidad. Mientras tanto, debía seguir entrenando y formando parte del complicado mundo del profesionalismo.
Aquello afectó a su rendimiento, pero aún así el equipo, ya por entonces Team Qhubeka, le renovó hasta 2022. Por suerte, el conflicto bélico desescaló mucho su tensión a finales de ese mismo año y todo pudo regresar a una cierta normalidad en su vida más íntima.
El Q36.5 llamó a las puertas de Negasi, y durante dos años ha corrido con la estructura suiza. Strade Bianche, Milán Sanremo, Il Lombardia... Carreras del primerísimo nivel han visto correr a Negasi en los últimos tiempos, así que hablamos de un ciclista con experiencia en la élite.
Ahora ve que está a las puertas de contemplar destruida su vida como ciclista profesional. "Sinceramente, quiero traer a mi familia a Europa, pero no es fácil hacerlo por el visado. Necesito que alguien me ayude a conseguir una invitación para mi familia, de lo contrario, no será sencillo. Incluso tengo problemas con mi visado, porque expirará a finales de septiembre. Tengo el visado de los Países Bajos", relata el deportista etíope.
Negasi Haylu ve con mucha preocupación el paso de los días mientras aguarda recibir una propuesta de un equipo que le saque de una situación desesperada. Cualquier llamada, cualquier interés en él, aportaría al africano una luz que ahora mismo no es capaz de ver. Su carrera de ciclista peligra, y Negasi hace todo lo posible para seguir peleando por su sueño.