Por desenlaces como estos, el ciclismo es uno de los deportes en los que el trabajo en equipo es más importante. Wout van Aert fue quien levantó los brazos en la línea de meta de Córdaba en el final de la séptima etapa, pero lo que hizo su compañero Sepp Kuss en los kilómetros previos para facilitar este resultado fue impresionante. [Así vivimos la victoria de Van Aert en la séptima etapa]
En una jornada sin cambios significativos en la clasificación general, pero en la que sí hubo al menos movimiento para tratar de probar las fuerzas de Ben O'Connor el día después de su exhibición, Van Aert remató en la meta para conseguir su segundo triunfo de etapa. Es debutante en La Vuelta, pero tiene una calidad imparable.
Con Kaden Groves fuera de juego después de una absurda caída coronando el Alto del 14% -había llegado con poca renta perdida tras mucho sufrimiento-, Van Aert asumió el rol de favorito en el tramo final de la etapa.
Sin embargo, un gran ataque de Marc Soler tuvo al belga contra las cuerdas durante varios kilómetros. El catalán aprovechó un momento de parón para marcharse en solitario, y la falta de efectivos para trabajar por detrás le hicieron soñar con el que hubiera sido su tercer triunfo en La Vuelta.
Sin embargo, Sepp Kuss se sacrificó de manera excelente por Van Aert y se cargó a sus espaldas todo el peso de la persecución. El trabajo dio sus frutos, Soler fue neutralizado, también el último intento de Sivakov, y finalmente Wout van Aert pudo volver a volar en la meta de Córdoba.
Otro día con poca pelea
Pese a que el desenlace de la etapa fue de lo más vibrante y tuvo muchos ingredientes, durante demasiados kilómetros la jornada navegó en la más absoluta nada por la dejadez una vez más de la mayoría de los equipos.
En esta ocasión fue un único corredor el que conformó la fuga del día. Xabier Isasa se marchó en solitario por delante del pelotón sin más compañía y asumió que iba a tener un día complicado por delante. Llegó a tener incluso ocho minutos de ventaja, pero estaba claro que no iba a llegar a buen puerto teniendo en cuenta el final que había y el interés de muchos por llegar a un sprint reducido.
La fuga se terminó justo antes del Alto del 14%, la única dificultad del día, y a partir de ahí la carrera se animó. Primoz Roglic puso a trabajar a su equipo, el Red Bull - BORA, para endurecer el ritmo y probar a sus rivales, especialmente a Ben O'Connor. El esloveno lo intentó en primera persona, también Van Eetvelt, pero el líder fue firme.
Groves se cayó en la cima del puerto yendo en un grupo perseguidor, y por delante hubo indecisión y un buen movimiento de Marc Soler. El del UAE, que tiene una gran relación con La Vuelta, recordó por momentos a los días de Lekunberri o Bilbao, sus dos victorias en la ronda española, pero el trabajo de Sepp Kuss, increíble, terminó por echar por tierra su sueño.
Con Sivakov haciendo un último intento a la desesperada, el sprint fue irremediable y Van Aert remató en gran trabajo de su compañero con una victoria solvente por delante de Mathias Vacek y de un grandísimo Pau Miquel.