La obsesión de Benítez por el equilibrio
El repliegue ordenado por el entrenador madridista el domingo en el Calderón ha provocado las primeras críticas al equipo y a su filosofía
5 octubre, 2015 23:42Hubo unanimidad en la prensa española tras el derbi del Calderón: los mejores del Real Madrid fueron Keylor Navas, Casemiro y Carvajal (hasta que se lesionó). La valoración refleja la disposición del equipo de Rafa Benítez, que se sintió dueño del partido tras el cabezazo de Benzema hasta que los rojiblancos le empataron en el minuto 83 y la afición blanca, despojada ya del efímero liderato, se dio cuenta de que el Madrid no había creado una sola ocasión clara de gol con el 0-1.
Benítez había reemplazado al goleador (y 'pichichi') francés, su movimiento predilecto en los segundos tiempos, y el equipo cedió definitivamente al empuje local. Al final fueron Navas y Casemiro los que salvaron el empate. Era probablemente el día para haber sustituido a un inoperante Ronaldo, pero todo líder impone servidumbres. Bale no aportó nada y Kovacic se vio obligado a correr más en defensa que en ataque. El propio Benzema dijo tras el partido: “Si estamos tan atrás es difícil marcar y necesitábamos un gol. No es un buen resultado para este equipo”.
La emergencia de Casemiro en el club blanco impone dos lecturas. La primera alude al criterio de la dirección técnica del club: no sólo prefirieron a Illarramendi, sino después a Lucas Silva, ambos lejos ya del Bernabéu. La segunda, más positiva, perfila un jugador absolutamente a gusto del entrenador madrileño: ejemplo de equilibrio, extraordinario en el juego defensivo y sencillo en el ofensivo, potente en el juego alto, el mediocampista brasileño podría terminar amenazando al alemám Kroos si éste no ultima algún día su puesta a punto física. Contra el Atlético robó 20 balones (récord absoluto en la Liga) y cometió solo dos faltas. “Estuvo soberbio”, afirmó Emilio Butragueño concluido el encuentro.
Hasta el 'triunfador' Casemiro reconocía en la zona mixta que “en la primera parte tuvimos el balón, pero en la segunda estuvimos un poco atrás”. El repliegue ordenado por Benítez perseguía teóricamente un segundo gol al contraataque, pero el Madrid no volvió a crear peligro serio. Remató 9 veces, por 19 del rival. Sólo una de ellas a puerta (el gol). Con la precaución que exige jugar en el estadio de un club que llevaba cuatro enfrentamientos de Liga (ya son cinco) sin perder y teniendo en cuenta la agresividad que impone Simeone a sus equipos, el Real Madrid eligió de cualquier manera un camino conservador, contrario al de San Mamés hace diez días, y perdió en un rato dos puntos y la condición de líder.
Pasados los 100 días de cortesía empiezan a oírse adjetivos poco amables: “amarrategui”, “miedoso”, “ultraconservador”… Hubo consenso también en la prensa internacional sobre la excesiva cautela de un equipo que aspira a ganar todo. Pero Benítez no engaña a nadie: la construcción del bloque es lo primero. A la búsqueda del equilibrio entre ataque y defensa deberá añadir el técnico otra más: encontrar un balance razonable entre los deseos de una afición hiperexigente y el suyo propio, que es llegar a marzo con un equipo invencible.