Del capitán del Real Madrid el sábado, Marcelo Vieira, se ensalza siempre su creatividad ofensiva en la banda izquierda: el imaginario colectivo le tiene como otro ejemplo de explosivo lateral izquierdo brasileño con muy buena técnica que se distrae, en ocasiones, de las penalidades defensivas. El inicio de esta Liga ofrece cifras sorprendentes. Marcelo (que este sábado desatascó al Madrid con su gol a los 27 minutos) es el único jugador de campo, junto a Cristiano Ronaldo, que ha jugado los 720 minutos disputados hasta ahora y es líder del equipo en tres estadísticas: centros al área de jugada, regates intentados y entradas realizadas. Ante el Levante sólo los brasileños (Casemiro por su solvencia, Marcelo por sus internadas) arrancaron aplausos en la nublada tarde madrileña. La novedad es que el lateral parece haber alcanzado la madurez futbolística a sus 27 años: además de todo lo anterior, y pese a su perfil marcadamente atacante, es el defensa más recuperador de balones de toda la Liga BBVA: 6,5 por partido.
El lateral carioca podría ser el mejor fichaje del Madrid en la última década: costó 6 millones de euros en 2006, proveniente del Fluminense, en una operación conducida por el director deportivo en aquella época, Pedja Mijatovic. El gol contra el Atlético en la final de la Champions League de Lisboa ya le aseguró un hueco en la memoria madridista. La comparación de su rendimiento con el de diversas contrataciones prohibitivas de esa época y otras posteriores sería sonrojante.
El entrenador blanco, Rafa Benítez, no consideró necesario fichar a un reemplazante del suplente habitual, Fabio Coentrao, este verano, a sabiendas de la polivalencia de Arbeloa, Nacho o Danilo y de la progresión del también brasileño Abner, de 19 años, prometedor lateral izquierdo del Castilla que sufrió en septiembre, sin embargo, su tercera fractura de rodilla en poco más de dos años. El trabajo de Marcelo ha postergado la decisión sobre un posible refuerzo compensatorio en el mercado de invierno. Benítez cuida al jugador y le dio descanso en el partido de Malmö. El sábado, tras la victoria del Madrid en casa, Marcelo atendió a los medios y bromeó sobre el desconocimiento que tiene la prensa del vestuario del equipo y su capacidad fabulatoria.
La única espina en su camino es la selección brasileña, inmersa en un cóctel de derrotas deportivas, procesos judiciales, corrupción y efectos retardados de la humillación contra Alemania hace 15 meses. Marcelo fue titular en el primer partido de clasificación al Mundial 2018, en Santiago de Chile, que la ‘Canarinha’ perdió con justicia contra el vigente campeón de América el viernes 9. El martes 13, contra Venezuela en casa (3-1), fue reemplazado por Filipe Luis.
Contra el Levante el brasileño hizo de todo: fue el que más pases buenos dio, el autor del primer gol, el que más centros al área mandó y el que más balones perdió. Atendió a la prensa con amabilidad, cualidad rara entre las estrellas del fútbol, y ofició de capitán en la cancha, saludando a los jugadores sustituidos. Había experimentado la “alegría inmensa” de escuchar su nombre siendo coreado. Ni siquiera su seleccionador ‘Dunga’ le baja de la nube, según respondió a Efe en la zona mixta: “Hago mi trabajo con la sonrisa en la cara, que nada me la quita. Cuando hay que ser serio lo soy, pero lo más importante es que estoy bien y el equipo también”.