Las sorpresas, a menudo, suelen ser efímeras. Ya saben, duran poco, impactan rápido y se desvanecen como esas mujeres fatales que aparecen una noche y se pierden entre el murmullo de la ciudad a la mañana siguiente. Así se presentó el Celta durante las primeras jornadas, confirmándose como la revelación de la Liga. Sin embargo, tras un espectacular arranque, ese sueño se torna cada vez más difícil de mantener en el territorio de lo plausible. Las derrotas contra Real Madrid (1-3) y Valencia (1-4) confirman que mantenerse entre los grandes es coto vedado, incluso cuando estos dos últimos no han estado del todo finos últimamente. El equipo de Berizzo es valiente, combina bien y esculpe un fútbol alegre. Así es. Pero claro, para dormir entre los colosos hace falta otra cosa. Y cuando, como este sábado, aparecen dos jugadores de la talla de Parejo (tres asistencias y dos goles) y Alcácer (una asistencia y dos tantos) es imposible.
Al otro lado, el Valencia –a pesar de la manita– todavía está por confirmar si quiere ser una sorpresa, una revelación o, simplemente, un equipo serio. Esto último lo fue el año pasado, pero esta campaña hay más dudas. En general, gana sin jugar bien, pierde sin hacerlo demasiado mal y empata en la indefinición de un estilo que está por decidir. En esas condiciones, las cosas sólo ocurren cuando aparece algún individuo de esos que son capaces de resolver un partido sin contar con el resto de sus compañeros. O, concretamente, cuando a Parejo le da por aparecer. No lo hace todos los días, pero el día que quiere tiene la virtud de cambiar las cosas.
El ex del Real Madrid, por momentos, se parece a aquel Riquelme que llegó al Villarreal. Parejo acomete sus pasos entre una aparente sangre fría que le atribuye la virtud de poner el balón donde quiere. Esa magia, razón de ser de su fútbol, decidió salir a relucir contra el Celta para salvar –una vez más– la cabeza de Nuno. El centrocampista dio el primer gol, marcó el segundo de falta, hizo el cuarto en un uno contra uno y asistió a Mustafi en el quinto tanto.
A su lado, Alcácer no cesa de buscar un hueco entre los grandes. La ausencia de Negredo –castigado por Nuno– le ha abierto las puertas para explotar definitivamente: cinco goles esta temporada (dos contra el Celta y una asistencia). Su partido, además, llega antes de ir a la selección esta misma semana, donde tendrá que pelear por un puesto junto a Morata y Diego Costa, de vuelta tras su última ausencia. Su temporada es similar a la de su equipo. El natural de Torrent, a sus 22 años, ha ido de menos a más, pero siempre sin cesar en su progresión, como delantero centro, y con un uno contra uno que recuerda al de David Villa.
Con ambas piezas, el Valencia, que ya lleva las mismas derrotas que la temporada pasada (seis), se coloca con 18 puntos y podría acabar la jornada en Europa League (depende del resultado de sus rivales directos). Pero, sobre todo, experimenta mejores sensaciones que hace un par de jornadas. Sin acabar de perfilar su estilo (a pesar de los cinco goles), pero con dos hombres (Parejo y Alcácer) que si quieren pueden devolver a su equipo a puestos Champions.