"Un día, el preparador físico de la Roma, Vito Scala, me dijo que un ultra de la Roma que acababa de salir de prisión estaba ofreciendo 50.000 dólares para secuestrar al hijo de Francesco Totti". Así como comenzó todo. La amenaza llegó a oídos del capitán giallorossi, casado con la modelo Ilary Rossi y padre de Christian -10 años- y Chanel -8-, que, como habría hecho cualquier, buscó soluciones de inmediato, aunque seguramente no imaginó que tales medidas terminarían con sus huesos en el banquillo dentro del macrojuicio Mafia Capitale que comenzó el pasado jueves.
Luca Odevaine, ex jefe adjunto al alcalde de Roma, prosigue su relato ante el juez: "El tema surgió como consecuencia de los rumores que había. Totti me pidió que lo comprobara y lo hice con el Oficial Luongo de los Carabinieri, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, y el jefe de la Policía Municipal". Unas conversaciones en la que, según Odevaine, llegaron a la conclusión de que "no valía la pena notificar el asunto al Comité de Seguridad", por lo que ofrecieron al 10 romano una alternativa.
"Se encargaron varios policías municipales que estaban a punto de la jubilación fuera de sus horas de trabajo. Totti les pagaba directamente: me daba dinero cada mes y entonces yo decidía las horas que tenías que trabajar cada uno", relató Odevaine ante el juez.
La declaración de Odevaine, considerado en Italia el facilitador de una trama que implica a 46 políticos y empresarios de la capital transalpina en la que el dinero público terminaba en las arcas de diferentes 'sindicatos' criminales, puede dar con el propio Totti en el banquillo de los acusados, pues lo que subyace es la acusación sobre el jugador de haber pagado con dinero negro la protección extra para su hijo. Un vínculo, el de futboolistas y mafia, que en Italia es casi tan antiguo como la Serie A.
Fútbol y crimen organizado
El famoso caso 'Totonero' (quiniela negra), en la temporada 1979-1980, supuso la inhabilitación de por vida del entonces presidente del AC Milan Felice Colombo y del portero rossonero Enrico Albertosi y la sanción de dos años al que sería mejor jugador del Mundial'82, Paolo Rossi. Se trataba de una trama de apuestas ilegales en la que estaban impicados jugadores, entrenadores y directivos y que también se solucionó con el descenso administrativo a la Serie B del propio Milan y del Lazio.
Un caso de extrema similitud con el 'Moggigate', también conocido como 'Calciopoli'. Un escándalo de proporciones mayúsculas de amaño organizado de partidos y de fraudes arbitrales de los que se acusó como principales instigadores a Lucciano Moggi, director general de la Juventus de Turín, y a Antonio Giraudo, administrador del cuadro bianconero. Sin embargo, la propia Vecchia Signora fue condenada a perder los títulos ligueros de 2005 y 2006 y fue descendida a la segunda categoría junto a la Fiorentina. Además, AC Milan y Lazio comenzarían la temporada posterior con 30 y 15 puntos menos respectivamente.
Casos de gran corrupción que en Italia se extienden a anécdotas menores como aquella foto que Diego Armando Maradona se hizo con los jefes de la mafia napolitana sin saber quiénes eran o a las relaciones del máximo goleador de Italia'90, Totto Squilaci, con el crimen organizado que le provocaron más de un dolor de cabeza cuando, tras un partido, le espetó a un rival: "Haré que te maten". Sin embargo, el gran drama de los futbolistas ha sido siempre su secuestro o el de sus familiares queridos. Desde los conocidos raptos aquí en España de Quini y Maradona a los más recientes del padre de Carlos Tévez, el padre de los hermanos Milito o el hermano de Román Riquelme.