No es casualidad que el titular se sostenga entre interrogaciones o que en el subtítulo aparezca la palabra especulación. En realidad, todo lo que ocurre al albor de José Mourinho lleva mucho tiempo siendo rumor y, como si Stamford Bridge fuera una comunidad de vecinos, contándose entre cuchicheos y susurros de escalera. De ahí sale la primera voz, la que sostiene el técnico portugués, esa que dice que sus jugadores son unos traidores. Pero también de ese mismo murmullo surge incluso la posibilidad de que pudiera volver al Bernabéu si lo de Rafa Benítez se acelera. Eso sí, lo anterior son elucubraciones y esto consiste en explicar los porqués de tanto ruido, aunque el portugués no lo ponga fácil.
Toca empezar por lo más reciente. Es decir, por otra nueva derrota, esta vez ante el Leicester (2-1). Pero eso ya no es novedad. De hecho, siguiendo esa teoría tan periodística que dice que sólo lo excepcional es susceptible de convertirse en noticia, está claro que la crisis del Chelsea debería haber dejado de abrir periódicos hace tiempo para ser un mero breve en páginas interiores. Sin embargo, eso no es posible con Mourinho al frente. Y no lo es, sobre todo, cuando parece que al entrenador portugués le restan días –o quizás horas– para ser destituido.
En realidad, su situación se explica sola. El equipo, campeón de la Premier League la temporada pasada, es decimosexto en la clasificación, sólo ha ganado cuatro partidos en dicha competición, ha encajado 26 goles y marcado sólo 18. A estas alturas, ni es una roca en defensa ni un cuchillo en ataque. Por ser, no es ni un equipo. ¿Por qué? Así lo explicó el portugués tras caer ante Ranieri: “Hemos tenido dos errores defensivos y los hemos pagado [contra el Leicester]. Me siento mal porque no entiendo cómo puede pasar. Durante los entrenamientos no hay nada que reprochar, pero es frustrante el nivel de los partidos. Siento que mi trabajo fue traicionado”. ¿Por quién? Por los jugadores, obviamente.
Mourinho, al que algún medio inglés ha fabricado un excusómetro –por su fama de tirar balones fuera cuando hay dificultades–, no ha dudado un mínimo en culpar a los jugadores de los malos resultados. Entre los señalados, según el diario sensacionalista británico Daily Mail, estarían tres españoles: Cesc Fábregas, Diego Costa y Pedro. Pero también Hazard, que se marchó ‘lesionado’ contra el Leicester. El mismo que a principios de temporada reconoció que prefería perder a ganar con el técnico portugués al mando.
La situación no es nueva y seguro que les suena. Mourinho tampoco se fue del Bernabéu entre los aplausos de todos los madridistas. Sus problemas con determinados jugadores aceleraron su salida. Entre ellos, según se rumoreó en su día, Iker Casillas, al que el portugués le mandó un recado tras eliminarlo de la Champions League: “Ahora podrá ganar la copa que le falta [la Europa League]”. Sin pensar que quizá él tampoco llegue a dirigir a su equipo en los octavos de final. Eso sí, antes Abramóvich tendría que desembolsar 50 millones de euros para destituirlo.
En cualquier caso, durante las próximas semanas será inevitable que se disparen las especulaciones, las elucubraciones o como las quieran llamar. Entre ellas, su posible vuelta al Bernabéu, según se recoge en algún diario británico o como señalaba el ex presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, en su cuenta de Twitter. Aunque, obviamente, eso no es seguro. Lo que sí está claro es que Chelsea necesita un cambio. ¿De técnico o de jugadores? Eso da igual. Pero Abramóvich sabe que algo tiene que hacer. Y lo más fácil, obviamente, es destituir al entrenador. Es decir, a Mourinho. ¿Cuánto tiempo le queda o dónde irá? Eso ya se verá…