Un Mundial con 40 selecciones y en todo un continente. Gianni Infantino, el actual secretario general de la UEFA, se presentará el 26 de febrero en Zúrich con esta propuesta estrella para tratar de hacerse con la presidencia de la FIFA.
El número 2 de Michel Platini abogó en la presentación de su programa electoral por un nuevo modelo de Copa del Mundo, en el que se amplíen los equipos participantes y en el que más de dos países, e inclusos regiones enteras, alberguen la cita más importante del fútbol.
Un Mundial más amplio y largo
La idea del suizo es que el torneo pase de tener 32 participantes a 40. Este cambio, al que siempre se han mostrado muy reacio los miembros europeos de la FIFA, es un claro guiño de Infantino a los componentes de las confederaciones asiáticas y africanas, las que más habían pedido el aumento, debido a que sería una oportunidad de dar acceso al Mundial a selecciones no habituales, las principales beneficiadas de esta medida.
Grupos de cinco. Los cambios serían varios. Por ejemplo, se modificaría el modelo de la primera fase, vigente desde Francia 1998, pasando de los ocho grupos compuestos por cuatro equipos del formato actual a también ocho grupos, pero de cinco equipos en cada uno de ellos. Donde no habría alteración es en los equipos clasificados a la siguiente ronda: dos por grupo, haciendo los 16 que integran los octavos.
32 partidos más. El calendario del propio Mundial también sufriría cambios, debido a que se tendrían que jugar 32 partidos más, todos ellos de la primera fase (diez partidos por grupo, por los seis actuales). De las actuales tres jornadas por grupo se pasarían a cinco, descansado una selección por jornada, ya que el número de conjuntos son impares. Esto haría de este Mundial el más largo de la historia, aunque Infantino calcula que sólo se necesitarían tres días adicionales a los ya existentes.
El primer Mundial a aplicar este modelo sería el de 2026, una vez que los de Rusia 2018 y Qatar 2022 están confirmados con 32 selecciones.
Idénticas fases de clasificación. A quienes no afectaría este cambio es a los clubes. El calendario de la fase de clasificación, en cualquiera de las confederaciones, se mantendría tal y como está. Se elevaría el cupo de participantes en la fase final, como se ha hecho para la Eurocopa de este verano, pero en ningún caso aumentarían los partidos o fechas de la clasificación, salvo que aparezcan nuevas selecciones que obliguen a hacer más amplios los grupos.
Reparto de cupos. El aumento en ocho de los participantes también cambiaría el reparto actual de cupos. Para el Mundial 2018, UEFA tendrá 13 representantes (más la anfitriona Rusia), por los cinco de África, cuatro de Asia, otros cuatro de Sudamérica y tres de América del norte y central. Los dos restantes saldrán a través del playoff final, uno entre los quintos clasificados de Sudamérica y Asía y otro entre el cuarto de América del norte y central y el mejor de Oceanía.
Esas ocho plazas nuevas se repartirían entre esas seis confederaciones que integran la FIFA. Previsiblemente serían dos para UEFA y una para cada una de las restantes, más una última plaza que quedaría para la confederación que albergue el Mundial.
Un Mundial organizativamente coral
Otro de los cambios que quiere instaurar Infantino es el de un Mundial organizado por varios países o por un continente entero, siguiendo el modelo de la Eurocopa 2020, que se celebrará en 13 naciones diferentes con la fase final, semifinales y final, en Londres. De los 20 Mundiales ya disputados (más los dos previstos), sólo en una ocasión se ha organizado en más de un país, el de Corea del Sur y Japón en 2002.
La idea del suizo es que los países más pequeños puedan también albergar una Copa del Mundo, ya que por sí solos no podrían: "Más países tendrían el honor y los beneficios de organizar una Copa del Mundo", comentó. De momento, Uruguay y Argentina ya se interesaron por organizar conjuntamente la cita de 2030, fecha en la que se cumplirán 100 años del primer Mundial, que tuvo a estos dos países como finalistas.
Los beneficios también son para la FIFA, sobre todo económicos. No se escapa el gran aumento en ingresos que sacaría el organismo con este nuevo modelo. Sólo en el último Mundial de Brasil ingresó 4.400 millones de euros por el propio torneo, otros 2.200 por derechos televisivos o 480 millones por venta de entradas. Ocho países más, con sus 32 partidos extra, más la novedad de varios lugares que lo albergue, es multiplicar todos estos ingresos considerablemente.
Infantino, que quiere limitar el mandato del presidente de la FIFA a 12 años, también presentó su idea de que una misma confederación tenga que esperar dos ediciones para volver a albergar un Mundial.