El Atlético es un buen equipo, quizá uno de los mejores de Europa, pero lleva meses adoleciendo de falta de gol. Da igual que sea Vietto, Correa o Jackson Martínez -los tres, en diferentes momentos del partido, estuvieron sobre el campo-, porque ninguno de ellos consiguió batir a Sergio Rico ni superar a la defensa del Sevilla, ni siquiera cuando se vio con 10 por la expulsión de Vitolo. La dependencia de Griezmann, patente en muchos tramos de la temporada, se pone aún más de manifiesto cuando cada encuentro es decisivo de cara a luchar por títulos. Ocurrió en Balaídos, donde el conjunto del Cholo no pudo marcar, y volvió a suceder ante el conjunto hispalense (0-0). Con lo que eso supone: los colchoneros se jugarán el pase a semifinales de Copa contra el Celta el miércoles y viajarán a Barcelona el fin de semana en el primer 'match ball' de la Liga de aquí al final.
El partido remitía a la igualdad, tanto por el estilo de los equipos como por la entidad de los contendientes. Y así fue. Sin fuegos artificiales y con poco fútbol en el arranque, el Sevilla dio la cara en el Calderón. Sin excesos, metido en su campo y firme en defensa. Incluso, con posibilidades de adelantarse en su único remate entre los tres palos en toda la primera parte, obra de Banega. Suficiente, en cualquier caso, ante un Atlético espeso en ataque y con pocas ideas al borde del área -ningún tiro a puerta-, pero que fue resucitando según avanzó el encuentro.
En concreto, en la segunda parte y gracias a que el Cholo Simeone decidió mover el banquillo. Dio entrada a Carrasco y quitó a Augusto. Y el cambio le funcionó. El belga, en la primera que tuvo, levantó al público. Y poco después, Koke se la puso a Griezmann en la cabeza para que éste la mandara al palo. Creció el Atlético y además se vio favorecido por la expulsión de Emery, que se marchó por protestar, y de Vitolo, que vio la segunda amarilla tras una entrada a Vietto.
No cesó el Atlético desde ese momento, pero tuvo que suplir la falta de ideas en ataque -sólo Carrasco era capaz de romper a su par con asiduidad- con el corazón de un equipo que ha aprendido en no cejar en su empeño a base de resolver en los últimos minutos. Y en eso confió Simeone, que a cuarto de hora del final dio entrada a Jackson Martínez y quitó a un centrocampista (Saúl), y sustituyó a Correa por Vietto. Pero ni con esas. Lo intentó Gabi con un disparo, y de nuevo Carrrasco, pero el Sevilla, que murió encerrado en su campo y con tan solo un disparo entre los tres palos en todo el partido, resistió y se llevó un punto del que a la postre no fue merecedor. Pero que complica la vida al Atlético de Madrid.