Cuando el Real Madrid ganó al tran tran en Eibar (0-2) a finales de noviembre, nadie sabía la noria que acabaría siendo el club. Tampoco que esa sería la última victoria blanca fuera del Bernábeu. Más de dos meses después, y también con Zidane, los blancos siguen atascados a domicilio, donde ya han perdido 14 puntos.
Desde aquél partido en Ipurua, el Madrid se ha dejado siete puntos a domicilio: tres en Villarreal, dos ante Valencia y otros dos ante el Betis. Antes, ya había perdido otros siete (derrota ante el Sevilla y empates en el Calderón y El Molinón). En total, 14 puntos perdidos (solo cuatro victorias), por los 11 del Atlético y 10 del Barça.
Injusto sería contar estos datos sin recordar que Zidane heredó el Madrid de Benítez hace ahora exactamente un mes, y que de esos 14 puntos, solo a él le corresponden dos. La primera salida del francés fue una imitación de las de su antecesor, incapaz de cambiar la racha, imitando el gran mal blanco de esta temporada. El francés debutó fuera de casa en el Villamarín y se pegó el primer golpe.
Más que los puntos perdidos, excesivos para un equipo que lucha por la Liga, lo peor han sido las sensaciones. Excepto la goleada en Cornellà-El Prat en septiembre, no ha habido encuentro a domicilio en el que el Real Madrid haya tenido un partido tranquilo, mostrando poca fiabilidad y falta de respuesta a situaciones adversas.
Andalucía y la Champions como examen
"Sabemos que no podemos perder más puntos", comentó Zidane en la previa del partido de este domingo (20:30 horas) ante el Granada. Obligados a ganar y nuevamente cerrando jornada, sabiendo lo que habrán hecho Atlético y Barcelona, el Real Madrid vuelve a Andalucía, comunidad que en los últimos años ha dado más de un dolor de cabeza a los blancos y donde jugará sus dos próximos partidos ligueros como visitante, en Granada y Málaga.
"Estamos preparados para todo lo que venga", aseguró el francés cuando la palabra Champions sonó en sus oídos. Porque la siguiente salida es Roma y Europa no perdona pinchazos. Eso sí, la Liga, a pesar de la diferencia de cuatro puntos con el Barça (siete si gana en Gijón en su partido aplazado), no la dejarán de lado. "Vamos a por todo. Sabemos que la situación es difícil, pero aquí se intentará", comentó Zidane.
A la pérdida continua de puntos, al Madrid se le une la dificultad que tiene para remontar partidos. "Cuando metemos el primer gol, todo es más fácil", comentó el técnico utilizando la lógica. En la práctica tiene razón. Cuando los blancos han empezado perdiendo los encuentros, los puntos se dejaron por el camino. El propio Zidane lo sufrió, para mal, en Sevilla y para bien en las tres goleadas locales.
El primer examen en febrero, tras un plácido enero, lo tiene en Los Cármenes ante el equipo que más ha fichado en el mercado de invierno, fruto de la agonía del descenso. El Granada, que va a más en su estadio tras un pésimo arranque en el que llegó a encadenar cinco partidos consecutivos sin ganar, se aferró durante la semana a la victoria de 2013, donde vencieron a los blancos por 1-0.
Precisamente en Granada, el Real Madrid alcanzó el sobresaliente hace año y medio, con Carlo Ancelotti en el banquillo, en la etapa de mayor esplendor en su juego que han vivido los blancos en los últimos tiempos. A aquél Madrid se quiere parecer Zidane, con el control de la posesión como principal argumento, unido a un toque de balón más rápido y eficaz y a una presión que ahogue al rival en su propio campo.
Esas ideas, unidas a la facilidad goleadora que ha tenido el equipo en el Bernabéu, son las bazas más claras en las que se ha construido el Madrid de Zidane y que tiene como reto exportar la brillantez mostrada en casa a los campos de fuera. Para ello, se aferra a Cristiano Ronaldo, al que reconoció "admirar porque siempre quiere más", y Karim Benzema, en su mejor momento y con una "relación perfecta desde hace años".