El Madrid llegará a Roma con los deberes hechos y la moral alta después de ganar con claridad al intrépido y fuerte Athletic de Ernesto Valverde. Había avisado el técnico bilbaíno de que el equipo de Zidane desnivela muy pronto los partidos en casa, pero su advertencia no sirvió de antídoto: Ronaldo hizo el primero de la tarde a los dos minutos, cuando los equipos estaban todavía asentándose. La presión blanca fue agobiante desde el principio: fruto de ella, y de un balón cortado por Carvajal, llegó la jugada del zamombazo de Cristiano a la red.
El balón corría muy rápido, entre el riego y la lluvia caída sobre la ciudad, y la presión adelantada de ambos equipos configuró un partido francamente entretenido. Con Beñat y Modric luchando por el poder en la medular (el vizcaíno fue el mejor jugador en la primera parte), el Bernabéu se dio cuenta tras el gol de que este partido no era otra fácil goleada a un visitante desconcertado.
Kovacic rompía por el centro la presión vasca y daba salidas a sus compañeros, generalmente a un toque, pero el Athletic disputaba el dominio del partido, valiente y plantado arriba. En el minuto 7 Adúriz dio su primer susto adelántandose a Ramos y Varane en un centro cruzado: sería la tónica de todo el partido.
Dos minutos después llegó el fallo de coordinación entre Varane y Keylor Navas que remachó el joven Eraso en boca de gol, certificando la pujanza vizcaína. 1-1 y vuelta a empezar. Al Madrid le molestó la insubordinación, se destempló, y el Athletic encontró el balón y empezó a moverlo, obligando al equipo local a hacer lo que menos le gusta: perseguirlo. Al cuarto de hora el partido estaba definitivamente equilibrado y la pelota no era merengue: por primera vez desde que llegó Zidane, parecía que el equipo jugaba fuera de casa. Iurraspe y Beñat no dejaban pensar a Modric y el Madrid no dominaba el balón ni el encuentro.
Keylor salvó entonces, en el 18, un golazo de Aduriz, que tenía escondido en la cabeza un imán para los centros constantes bilbaínos. James, pegado a banda derecha, era todavía absolutamente intrascendente en un partido quizá no demasiado vistoso, pero tremendamente disputado. En los siguientes minutos pudo reconciliarse Danilo con la afición merced a un rechace bloqueado por Iraizoz, pero Adúriz enfadó definitivamente al público con un remate al larguero que hubiese premiado el desparpajo visitante. Se escuchaban protestas en Concha Espina.
A la media hora James se enchufó y empezó a intentarlo, aunque su equipo no lograba ser superior. De Marcos pudo volver a adelantar a su equipo a pase de Aduriz (que ganaba todos los balones) en el 33, antes de que el colombiano sacase a relucir su zurda y anestesiase al Athletic con un disparo pegado a la base del poste desde la frontal que celebró con la rabia de un hombre que lo ha pasado (o pasa) mal.
Siguió teniendo buenas ocasiones el Athletic, en un partido encrespado y a ratos roto, amaestrado por Beñat, mientras el público aprovechaba el gol de James para decir que “la final de Copa no se juega aquí”. En el último minuto antes del descanso llegó el primer gol de Kroos en la Liga, aprovechando un contraataque: el Athletic había hecho una magnífica primera parte y se llevaba tres goles al estuario. Frente a un equipo que vive de la contundencia, la valentía exige aprovechar las ocasiones; hubiese sido interesante ver jugar al lesionado Iñaki Williams un partido tan abierto en compañía del inmenso Adúriz.
La segunda parte comenzó igualada, con plantamientos similares y líneas adelantadas, mucha intensidad, omnipresencia inicial de Kovacic y desparpajo visitante. El Athletic no renunciaba a nada, jugaba igual con 0-0 que con 3-1. El esfuerzo físico de la primera parte se notó, y la partida de ajedrez del centro del campo la ganó Modric en la reanudación (Valverde intentó pararle reempalzando a un cansado Iturraspe por Elustondo, pero no funcionó). Sin embargo, los centros del Athletic seguían siendo peligrosos: Keylor volvió a negarle un gol claro a Aduriz en el 67. Al delantero se le resiste el Bernabeu (aunque seguiría ganando todos los balones por alto).
Isco salió por un aplaudido Kovacic (70), Lucas dio descanso a James y el Madrid se reacomodó a un 4-4-2 final (con Ronaldo y Benzema en punta) que desbarató enseguida la riguosa expulsión de Varane por doble amarilla en el minuto 82. Lesionados Pepe y Marcelo, tendrá que trabajar mucho Zidane para preparar la visita a Málaga del próximo domingo. Pero antes está la Roma. Y antes llegó también Cristiano para hacer su segundo personal a pase de Lucas Vázquez. Tuvo tiempo incluso para hacer el tercero. Y el Athletic para descontar por medio de Elustondo. Aduriz había merecido tanto como el portugués, pero en fútbol cuentan los goles. El Madrid de Zidane no descansará este domingo: ha llegado la hora de la verdad. La final de Milán empieza en Roma.